México implementará aranceles a productos a los autos provenientes de China, gravados con un 50%, para quedar bien con Estados Unidos de cara a la revisión del T-MEC y por razones recaudatorias, coincidieron analistas en el marco del Foro Automotor AMDA 2025
“Es una concesión que no le estaba pidiendo Estados Unidos, me da la impresión que tiene dos objetivos; quedar bien con Trump de cara a la revisión del T-MEC, precisamente porque la industria automotriz es muy importante, y por otro lado, por fines recaudatorios, el gobierno de México necesita tomar dinero de donde sea y entonces pues esto parece ser como una forma relativamente fácil de obtener mayores ingresos”, aseveró Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base.
Durante su participación en el Foro Automotor AMDA 2025, la especialista indicó que el gobierno hará excepciones para ciertos insumos industriales provenientes de países asiáticos, como Corea del Sur, que son fundamentales para la industria automotriz.
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“Todos los que estamos presentes nos estamos fijando en las los aranceles impuestos a China para 2026, probablemente es una moneda de cambio para transitar el T-MEC de una manera menos dura”, indicó Gabriel Casillas, director de Estudios Económicos de Banorte.
Casillas indicó que probablemente las siguientes semanas va a haber mucha definición, vamos a ver qué es lo que pasa con los autos chinos que actualmente ya concentran el 20% del mercado nacional.
Revisión prolongada del T-MEC
Siller indicó que la revisión del T-MEC abrirá un periodo de incertidumbre prolongada para México y Estados Unidos, con riesgos en reglas de origen, costos laborales y aranceles.
En este sentido indicó que el proceso no terminará en 2026 y podría extenderse hasta 2027, debido a los intereses políticos y de seguridad fronteriza que buscará imponer la administración estadounidense.
Según Siller, aunque formalmente el T-MEC habla de una “revisión”, Estados Unidos podría tratarla como una renegociación, ampliando los temas más allá del comercio. Esto incluiría demandas estadounidenses para reducir el flujo de personas indocumentadas, frenar el tráfico de drogas y endurecer ciertas disposiciones del tratado.
La especialista considera que las reglas de origen podrían endurecerse, similar a lo que ocurrió durante la transición del TLCAN al T-MEC. Esto implicaría mayores requerimientos para que los productos califiquen como norteamericanos, especialmente en sectores estratégicos.
Además, el contenido laboral podría volver a ajustarse, presionando aún más los costos laborales en México, que ya han aumentado por las reformas recientes y los incrementos al salario mínimo. Siller señaló que este contexto incrementa la incertidumbre para las empresas, en un entorno donde los costos internos ya han subido.
Ventajas estructurales de México
Pese al panorama complejo, Siller subraya varias fortalezas que mantendrán a México como socio clave: la vecindad geográfica con Estados Unidos, que seguirá siendo un factor insustituible, la profunda integración de las cadenas de suministro, especialmente en el sector automotriz y la dificultad de reemplazar a México en la estructura productiva norteamericana.
Por ello, aunque habrá incertidumbre, la economista considera que no es fácil que Estados Unidos deshaga la integración actual, lo que amortigua algunos riesgos.
Gabriel Casillas indicó que la participación de China en el comercio con Estados Unidos podría bajar hasta 8% en los siguientes años y hay cerca de 2 puntos porcentuales que México podría aprovechar.
“Hay muchos factores para que México pueda seguir ganando un rol muy importante en las exportaciones que mandamos a Estados Unidos”, destacó el especialista.