T-MEC

¿Es viable una salario mínimo en la región T-MEC? Esto responden los expertos

En las consultas realizadas por Estados Unidos, de cara a la revisión del T-MEC, varios legisladores y sindicatos han puesto sobre la mesa el tema de los bajos salarios en México, en donde hay quienes están impulsando un salario mínimo regional

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La revisión del T-MEC impondrá retos en materia laboral para México, se enfrentará a presiones para aumentar salarios, mejorar condiciones laborales y apretar tuercas en el mecanismo laboral de respuesta rápida, pero especialistas advierten que debe resistir y no ceder más. 

Óscar Ocampo, director de Desarrollo Económico del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), advirtió que México no debe ceder a mayores presiones laborales en el proceso de revisión del T-MEC, particularmente en temas como el mecanismo de respuesta rápida o la propuesta de establecer un salario mínimo regional entre México, Estados Unidos y Canadá.

“Es completamente absurda la propuesta de imponer un salario mínimo regional bajo el argumento de que las condiciones de mercado entre los tres países son totalmente distintas”, indicó Ocampo. 

En las consultas realizadas por Estados Unidos, de cara a la revisión del T-MEC, varios legisladores y sindicatos han puesto sobre la mesa el tema de los bajos salarios en México, principalmente en la manufactura, y hay un grupo de legisladores que está pidiendo que haya un salario mínimo en la región. 

“Las grandes empresas continúan utilizando la amenaza de trasladar operaciones al extranjero como herramienta contra los trabajadores que buscan dignidad laboral y una parte justa de las ganancias”, escribieron congresistas estadounidenses.

Contexto: El T-MEC entró en vigor el 1 de julio de 2020, con la estipulación de que al sexto año las partes deberán evaluar su funcionamiento y decidir si se renueva el acuerdo por otros 16 años o se ajustan ciertas disposiciones.

Motivaciones proteccionistas

Ocampo explicó, esta presión no busca elevar salarios en México, sino que responde a “una motivación proteccionista” encaminada a restarle competitividad al país y a redirigir inversiones hacia Estados Unidos, algo que considera inviable por factores como la falta de personal disponible en ese país.

Estefanía Cruz, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CIAN) de la UNAM, advirtió que las presiones seguirán aumentando desde congresistas republicanos y demócratas, así como de organizaciones sindicales estadounidenses como la AFL-CIO, por lo que México debe “resistir estas presiones” en la mesa de negociación.

Ocampo señaló que la estrategia de México debe centrarse en demostrar el éxito de las reformas laborales implementadas y del propio mecanismo de respuesta rápida.

Sector automotriz: ejemplo de límites ya alcanzados

El analista del IMCO recordó además que el sector automotriz ya opera bajo reglas particularmente estrictas desde 2018, cuando el T-MEC introdujo requisitos inéditos como el valor de contenido laboral, que obliga a que entre 40% y 45% del contenido de un vehículo se produzca con trabajadores que ganen más de 16 dólares por hora.

Subrayó que elevar ese umbral “es imposible” y que México no tiene margen para aceptar nuevas restricciones. “La regla de origen del T-MEC ya es, por distancia, la más restrictiva del mundo”, apuntó.

Ocampo concluyó que el país enfrenta un margen de maniobra acotado y que ceder en nuevas presiones laborales sería “un error estratégico”.

Pese a esto, Janneth Quiroz, directora de análisis económico de Grupo Monex, indicó que como medida complementaria a un posible endurecimiento de las reglas de origen (actualmente en 75%), EU podría solicitar requisitos adicionales de trazabilidad en sectores estratégicos o incluso exigir que México aplique aranceles espejo a productos chinos, buscando evitar ventajas competitivas desleales.