MARIO DELGADO,
presidente de Morena, sabe que tiene ardiendo la pradera. Es normal en un partido en el poder y con poder. En horas subieron y bajaron a suspirantes al Senado y Cámara de Diputados. Alejandro Murat, ex gobernador de Oaxaca, incluso fue visto salir de las oficinas de Delgado. José Ramiro López Obrador estaba en lista… y desapareció. Y el problema es que son muchas manos las que están metidas en la selección y con alguien se quedará mal. Por supuesto, cercanos a AMLO, familiares, operadores… a ellos sí se las pusieron facilita: sin necesidad de hacer campaña.
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR,
presidente de México, exhibió en la mañanera el número de celular de la periodista del New York Times, Natalie Kitroeff, quien había solicitado una versión de Palacio Nacional antes de publicar un reportaje que embarra a sus colaboradores con presunto financiamiento del Cártel de Sinaloa. Condenable, el INAI incluso inició una indagación sobre el tema. ¿Es el primer indicio del diario neyorkino? Hasta donde se sabe, al menos hace un par de años ya indagaban a alguien más de la 4T por el mismo motivo…
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RAFAEL OJEDA,
almirante y secretario de Marina, recibió una mala noticia. Resulta que en agosto de 2013, frente a testigos y dos policías municipales, un hombre fue detenido por cuatro elementos de la Marina en la comunidad de Colombia, municipio de Anáhuac, Nuevo León. Dos meses después de la desaparición, apareció el cuerpo sin vida de la víctima a unos kilómetros de dónde se le había detenido. El hombre presentaba un disparo de arma de fuego en la cabeza. Los marinos intentaron tirar la sentencia de 9 años de prisión, pero la ministra Margarita Ríos Farjat impulsó un criterio que avaló una mayoría de la Primera Sala: el peso del testimonio de los testigos. Es un precedente importante, para no perder de vista.
FILIBERTO VELÁZQUEZ,
director del Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia Minerva Bello, confirmó la versión de un supuesto acuerdo entre los grupos criminales de Los Tlacos y La Familia Michoacana para una tregua en Guerrero, sin la intervención de la Iglesia católica. ¿Y la autoridad? Completamente al margen...