ARANCELES

A golpe de aranceles

Nuestro país ha andado a golpe de aranceles, lo que confirma la necesidad de una estrategia mucho más activa y diversificada. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

A estas alturas, nadie duda que la política económica de Donald Trump está rompiendo todos los esquemas preestablecidos por los arquitectos de la globalización. Los cambios en curso anuncian un nuevo orden geopolítico y comercial y anticipan el advenimiento de una nueva época, en la que habrá de definirse la supremacía mundial entre China y Estados Unidos.

En el nuevo escenario, caracterizado por la conformación de nuevos bloques comerciales regionales y el predominio del nacionalismo sobre los acuerdos multilaterales, la política exterior de cada país deberá enfrentar, unilateralmente o con sus nuevos aliados, enormes desafíos para la paz, el desarrollo sustentable y la equidad social. Por ahora, predominan la híper concentración de la riqueza, la devastación climática y la amenaza de la guerra en diversas regiones del mundo.  

México, al igual que otras naciones, ha estado sometido a las presiones arancelarias, matizadas por  la vecindad y el encadenamiento de nuestra economía. Luego de algunas concesiones derivadas del tratado comercial, nuestro país ha andado a golpe de aranceles, lo que confirma la necesidad de una estrategia mucho más activa y diversificada; y la eventual revisión anticipada, integral y compleja del TMEC, en medio de una duda razonable sobre la continuidad del libre comercio

Las idas y vueltas de los funcionarios mexicanos a Washington, deja clara la asimetría de condiciones en la que estamos negociando con el vecino del norte. Las concesiones iniciales sobre aranceles recíprocos diferenciados, no nos liberó  de las negociaciones específicas para el acero y el aluminio, aún por definir.  

La industria automotriz, con mucho la más representativa de la integración comercial, está sometida a una negociación por piezas y por marca, lo que refleja la presión sobre este y otros sectores, así como los efectos que estas medidas tendrán en el abastecimiento, los empleos y la comercialización de los vehículos, con cargo al consumidor final,  a uno y otro lado de la frontera. 

Por si algo faltara, existe la amenaza coyuntural de nuevos aranceles si México no cumple con el tratado de aguas de 1944, establecido como acuerdo de cooperación por la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA). La interpretación ventajosa del convenio, ocurre en medio de la sequía y la probabilidad de que los niveles de la presas desciendan a niveles críticos, en perjuicio de los estados fronterizos y de la subsistencia de actividades agropecuarias y de las familias que dependen del vital líquido. 

De última hora, con el argumento de precios injustos, considerando que el argumento es lo de menos, se anuncia la imposición de aranceles al jitomate, uno de los productos con mayor valor de exportación, estimado en más de 3 mil millones de dólares en el último año. 

Como se puede ver,  no hay elementos para afirmar que todo está bajo control en la relación bilateral con Estados Unidos. Frente a esta crisis, es apremiante garantizar la unidad nacional en favor de los intereses de México, el fortalecimiento de nuestra democracia, del estado de derecho y la reactivación del mercado interno, condiciones básicas para generar confianza y fortaleza en las negociaciones con el exterior.

 Marco Adame

@MarcoAdame