Ante la creciente presión de Estados Unidos para “obtener algo que favorezca a sus intereses… a cambio de no aplicar aranceles”, aprovechando la asimetría y la dependencia de nuestra economía, el gobierno de México debe cuidar que las exigencias externas no desborden la atención y la asignación de recursos para resolver las grandes demandas internas.
Los desafíos que enfrentamos al interior del país en materia de seguridad y desarrollo social, en especial en educación y salud, dependen de la orientación y aplicación de políticas públicas socialmente responsables. Las grandes demandas nacionales son de tal magnitud y urgencia que, postergarlas o dejarlas al alcance de los intereses de grupos políticos o económicos dominantes, sería exponer la estabilidad y el futuro del país.
En los Precriterios de Política Económica, que enviará la Secretaría de Hacienda al Congreso, se debe considerar el escenario de alta incertidumbre y el riesgo creciente de una recesión económica.
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Para superar la crisis es indispensable una nueva orientación del gasto público, hasta ahora destinado a fondear los proyectos improductivos heredados de la pasada administración y a sostener los elevados costos de Pemex derivados de la petroadiccion que afecta a las finanzas públicas. La reducción del gasto público durante el primer bimestre, estimada en un 17%, impactará a las entidades federativas que, por lo pronto, ya resienten la reducción de las participaciones federales en un 8%, durante el mismo periodo de este año.
Las decisiones populistas que ha asumido el gobierno ante las presiones corporativas de la CNTE, para otorgar recursos y concesiones económicas sobre deudas impagables de la burocracia y el congelamiento de la edad mínima de jubilación, son ejemplos de lo que no debe ocurrir en un momento tan delicado para las finanzas públicas. Los costos repercutirán en el incremento del déficit público y al creciente nivel de endeudamiento del país.
La lucha contra la delincuencia y el crimen organizado, es otro de los temas en los que no podemos depender de las exigencias de Estados Unidos, sin embargo, las conversaciones y viajes frecuentes de funcionarios mexicanos a Washington, para reunirse con sus contrapartes dicen otra cosa.
La secretaría de seguridad nacional de EU, Kristi Noem, aseguró haber entregado a la presidenta de México, una lista de las cosas que le gustaría ver al presidente Trump, para reconsiderar la aplicación de aranceles. El secretario de estado Marco Rubio, conversó con el canciller mexicano para revisar y agradecer las medidas para desmantelar a los cárteles y detener el flujo de drogas, migrantes y armas.
Mientras tanto se dice poco del reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado, de los centros de adiestramiento forzado, de las ejecuciones masivas, hechos que no se pueden ocultar o negar sin incurrir en responsabilidades públicas. Tampoco se habla de la corrupción en Birmex, con sobreprecios por 13 mil millones de pesos en la compra consolidadas de medicamentos.
Por el bien del país, debemos alejarnos de la tendencia a ser “candil de la calle y oscuridad de la casa”