VENEZUELA

Este virus dictatorial latinoamericano

Nicolás Maduro ha aplicado con éxito el manual del dictador. | Leonardo Martínez

Escrito en OPINIÓN el

La situación por la que está pasando Venezuela es altamente preocupante por muchas razones. Por supuesto que en primer lugar está la falta de libertades y la violación sistemática de los derechos humanos que han padecido los venezolanos a lo largo de las dictaduras de Chávez y Maduro, así como el grave desplome de la calidad de vida para la mayoría de la población. Pero también preocupa la desesperanzadora geopolítica latinoamericana, atrapada en una parálisis regional por la falta de consensos para señalar y censurar enérgicamente el fraude electoral de hace unas semanas.

El apoyo de países como Rusia, China y Cuba, entre otros, ha sido crucial para la supervivencia del gobierno de Maduro y los flujos de millones de emigrantes han funcionado como válvulas de escape para aliviar algunas presiones internas sobre la maltrecha economía venezolana.

Maduro ha aplicado con éxito el manual del dictador, asegurando la lealtad de las fuerzas armadas mediante promociones, privilegios económicos y participación en actividades lucrativas, incluyendo el control de varios sectores de la economía; ha cooptado todos los poderes del Estado; ha creado milicias civiles armadas, conocidas como "colectivos", que actúan como fuerza paramilitar de apoyo al régimen; ha multiplicado las detenciones arbitrarias de opositores políticos y líderes estudiantiles; ha tomado el control de los medios de comunicación, ha cerrado canales de televisión y periódicos críticos; y ha hecho uso de la violencia para sofocar mítines y protestas.

Qué lastimoso resulta recordar un poco de la historia latinoamericana, manchada de un legado persistente de pequeños hombres autócratas con acendrados delirios de grandeza. De izquierda o de derecha, las dictaduras han oprimido por igual a todos aquellos que piensan diferente. La lista es larga, pues hay que recordar por ejemplo la que vivió Paraguay bajo el yugo de Alfredo Stroessner durante 35 años (1954-1989); la de Brasil, en donde la dictadura militar duró 21 años (1964-1985), período en el que se alternaron varios presidentes militares; la de Uruguay, que se extendió por 12 años (1973-1985); la de Chile, en la que Augusto Pinochet gobernó durante 17 años (1973-1990); las de Argentina, que han sido varias aunque la que mejor se recuerda es la de 1976 a 1983; y por supuesto las vigentes, representadas por la de Cuba (la más longeva de todas) y la de Nicaragua.

El panorama latinoamericano no se ve bien, al menos desde el punto de vista de la democracia y el respeto a los derechos humanos. El aparente impasse de estos días en Venezuela una vez que los órganos electorales controlados por Maduro lo han declarado vencedor del proceso electoral, y que éste se ha beneficiado del apoyo de varios países y de la parálisis de la diplomacia latinoamericana, nos deja una sensación de coraje y frustración.

Lo que queda claro es que el pueblo venezolano está harto de la dictadura, a juzgar por los aplastantes resultados electorales y las protestas multitudinarias contra Maduro a pesar de las acciones represivas, ambas cosas consideradas como éxitos sorprendentes y que se deben, en buena medida, a los oficios que durante años ha realizado la admirable opositora María Corina Machado.

Hagamos votos para que estos esfuerzos fructifiquen más pronto que tarde, pero la lucha contra el virus dictatorial en toda nuestra región es permanente, no podemos cejar en la defensa de la democracia y en la lucha por las libertades. No, no podemos darnos ese lujo.

 

Leonardo Martínez

@lmf_Aequum