Este martes 2 de abril, un incidente ocurrió cuando un tráiler volcó en las vías del Metro de la Línea 5, provocando la interrupción del servicio. Este suceso, inesperado pero reflejo de deficiencias en políticas de seguridad vial, destaca la importancia de las redundancias en el sistema de transporte.
Pantitlán, un nodo crucial que conecta cuatro líneas del Metro, incluye la Línea A con una funcionalidad más suburbana que alimenta a las Líneas 1, 9 y 5. Actualmente, la Línea 1 está en mantenimiento mayor, lo que ha causado cierres prolongados y obliga a los usuarios a depender más de las Líneas 5 y 9, así como del servicio temporal de autobuses para sus desplazamientos. Sin embargo, con la Línea 9 también parcialmente cerrada por mantenimiento, la Línea 5 se convierte en un eje vital para conectar el oriente de la ciudad. Este escenario demuestra cómo, a pesar de la existencia de redundancias, la suspensión de un servicio puede hacernos desear una línea adicional en puntos críticos como Pantitlán.
Al conducir por el Periférico, observamos tres niveles de redundancia: la lateral para tramos cortos, los carriles centrales para distancias más largas y la autopista urbana para quienes buscan una opción de peaje. Paralelamente, vías como el Eje 5 Poniente y Revolución ofrecen alternativas redundantes. Este principio de redundancia también se aplica al Metro y Metrobús, con las Líneas 3 y 6 de ambos sistemas corriendo paralelas en parte de sus trayectos, ofreciendo soluciones alternativas ante fallas y adaptándose a diferentes necesidades de viaje de los usuarios.
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La redundancia no sólo es crucial para atender fallas, sino que también enriquece la oferta de transporte atendiendo a necesidades específicas de los usuarios. Sin embargo, no todas las líneas disfrutan de esta ventaja, lo que destaca la importancia de considerar la redundancia como un criterio fundamental en los planes de expansión. Por ejemplo, la Línea 2 del Metro carece de redundancias directas, dependiendo parcialmente del Trolebús Línea 1 en ciertos tramos. Situaciones similares se observan con la llegada del Tren Interurbano a Observatorio, donde las futuras expansiones de las Líneas 12 y 9 buscan ofrecer las redundancias necesarias.
El cierre prolongado de la Línea 12 del Metro tras un accidente subrayó la complejidad de manejar emergencias en áreas sin redundancias adecuadas, tanto en transporte público como en vialidades, evidenciando la importancia crítica de desarrollar una red de transporte masivo amplia y con múltiples opciones redundantes. Esta estrategia no solo mejorará el confort diario de los usuarios, sino que también garantizará una respuesta más eficaz en situaciones de emergencia.
Me parece que una de las redundancias que deberíamos lograr es mejorar la oferta de transporte masivo en dirección norte sur, apoyando particularmente a la línea 2 del Metro. El posible cierre de la línea 3 del Metro, para mantenimiento mayor, también marca que hay que resolver ciertos tramos en los que el Metrobús no acompaña el servicio, particularmente de División del Norte a Universidad.
Con un plan de redundancias, al cabo de una década podríamos estar levantando el nivel de servicio de toda la red y a su vez brindando un muy buen respaldo para la operación, sobre todo cuando otras líneas sean sometidas a cierres temporales por mantenimiento. En un metro con más de cinco décadas en operación, esto será cada vez más frecuente.