CABLEBÚS

El Cablebús y el Aleph

El Cablebús Línea 3, que conecta Constituyentes con Vasco de Quiroga, y tiene un atractivo exponencialmente inesperado: la curiosidad de quienes buscan un punto Aleph: verlo todo al mismo tiempo. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

En Hong Kong, a las 8 en punto de la noche, las luces de todos los edificios se sincronizan para crear un espectáculo de luz y sonido que combina música y videomapping. Este despliegue moderno ilustra el perfil urbano de la ciudad y puede admirarse desde puntos públicos emblemáticos como Tsim Sha Tsui, en la parte continental de esta ex colonia británica.

En contraste, la Ciudad de México se comprende desde el nivel de calle. No es sencillo encontrar un punto que funcione como un "Aleph", ese concepto descrito por Jorge Luis Borges como “uno de los puntos del espacio que contienen todos los puntos”. Según el narrador del relato, al asomarse al Aleph en un sótano pudo verlo todo al mismo tiempo: “Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es.”

En esta vasta metrópoli, la primera impresión depende de por dónde se llega: una de las cinco principales autopistas, el Aeropuerto maloliente de la Ciudad de México, el flamante pero distante AIFA, o, próximamente, el Tren Interurbano y la estación Buenavista.

Como habitante oriundo, mi mundo comenzó en una colonia tradicional: cuadras rectangulares, templos modernistas, parques ocasionales, ejes viales y un par de estaciones del Metro. Poco a poco, fui explorando más rincones de la ciudad, hasta poder considerarme un auténtico "chilangólogo".

He tenido el privilegio de visitar varios miradores privados de la ciudad: la Torre Latinoamericana, el restaurante giratorio del World Trade Center, el helipuerto de Pemex, el Piso 51 de la Torre Mayor y el Monumento a la Revolución. Sin embargo, fue en la oficina del arquitecto Benjamín Romano, en la Torre Reforma, donde encontré un verdadero punto Aleph: desde allí se puede abarcar con la vista el Centro Histórico, el Castillo de Chapultepec, el Corredor Reforma, las montañas del sur y los rascacielos más emblemáticos de la ciudad.

Recientemente, el Cablebús Línea 3, que conecta Constituyentes con Vasco de Quiroga, ha comenzado operaciones. Su diseño no parecía orientado a atender una gran demanda de pasajeros con un origen y un destino definidos. Esto se evidencia en la falta de cabinas suficientes, pero la línea ha encontrado un atractivo exponencialmente inesperado: la curiosidad de quienes buscan un punto Aleph. Por momentos, las filas superan una hora de espera, no tanto por su utilidad como medio de transporte, sino por la experiencia visual que ofrece: con una sola mirada se ve el sur, el norte, el centro, el bosque, los edificios más altos, y en el extremo opuesto, la ciudad de negocios que se creó a fines del siglo XX: Santa Fe.

Respecto a las líneas 1 y 2 del Cablebús tengo muchos asegunes: la separación de las estaciones, la reducción de espacios públicos para poner las estaciones, el acoso a vecinos para lograr la liberación de los terrenos durante la obra, los recorridos en plano sin franquear barreras urbanas, e incluso el hecho de que la de Iztapalapa cuente con el récord de la línea de teleférico urbano más larga del mundo, pues demuestra que se apostó por una tecnología buena, pero que lo que más hacía falta era crecer la Línea 8 del metro y desde la expansión conectar las montañas con teleféricos más cortos.

A pesar de sus limitaciones, el Cablebús tiene un encanto peculiar. Si el vértigo no es un problema, su uso puede resultar adictivo. Personalmente, disfruto de los paseos ocasionales. En 40 minutos puedo ir y volver, mirar la ciudad, mirar los avances en la interminable obra del Tren Interurbano. 

Clara Brugada ha prometido construir nuevas rutas de Cablebús hacia las alcaldías montañosas, esto será provechoso, sin duda, cada una de las nuevas rutas brindará una nueva mirada hacia la ciudad. Lo que hay que reconocer de la tecnología es que si articulamos la expansión del Metro hasta los límites de la zona baja de la ciudad, la integración con el Cablebús hará que las alcaldías de más difícil acceso queden conectadas de mejor manera y la ciudad pueda aspirar a una cobertura completa de transporte en los próximos 20 años.

No hay plan, no por ahora, pero esa es una oportunidad que Clara Brugada debería aprovechar.

Roberto Remes

@ReyPeatonMX