TRANSPORTE PÚBLICO

Los autobuses deben ser verdes

Hace falta una visión que considere el transporte de superficie como un sistema integral, en lugar de servicios fragmentados. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

Proponer la cromática de los autobuses desde un artículo de opinión podría parecer excesivo, pero quiero dejar algo claro: las diferencias entre un servicio de autobús y otro no deberían basarse en quién es el operador, sino en las características específicas de las rutas.

En la Ciudad de México, contamos con tres operadores principales: la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), el Servicio de Transportes Eléctricos y los concesionarios de transporte público colectivo. Cada uno de estos operadores utiliza su propia cromática, y la falta de planeación ha resultado en un caos de diseño visual y funcional acumulado a lo largo de 35 años.

En la RTP, encontramos autobuses verdes, modernos y cómodos, pero también otros que, aunque verdes, no son tan bonitos ni cómodos. Además, hay una variedad de vehículos en diferentes condiciones: algunos de color rosa, verde con naranja, verde despintado; unos viejos y poco atractivos, otros simplemente incómodos. Por su parte, los trolebuses de Transportes Eléctricos, aquellos de los años 80 y 90, han sido reemplazados por modelos azules y más modernos, con un nivel de confort intermedio.

El transporte concesionado, sin embargo, incluye desde microbuses de 1989 hasta autobuses adquiridos tras la quiebra de Ruta 100, además de vehículos amarillos y verdes de la administración Ebrard. En los últimos años, se han sumado unidades moradas, aunque muchas no ofrecen ergonomía adecuada y la mayoría funcionan con diésel, algunos con gasolina, y prácticamente no hay unidades eléctricas.

En este análisis no incluyo al Metrobús, que opera bajo un modelo diferente y, aunque en ocasiones comparte vialidades con el resto, utiliza carriles y estaciones propias, lo que lo convierte en un servicio distinto.

A pesar de la diversidad de operadores, el sistema debería unificarse bajo el concepto de "autobús es autobús". Todos los servicios de autobús en la ciudad deberían converger, utilizando colores solo para señalar diferencias funcionales, como rutas exprés, avenidas principales, vialidades secundarias o incluso la capacidad de circular en carriles exclusivos de Metrobús, como sucede en otras ciudades del mundo.

El pasado domingo 10 de noviembre, un autobús de la Ruta 1, color morado, sufrió un accidente en Miguel Ángel de Quevedo, dejando varios heridos. Este incidente refleja cómo el simple cambio de microbuses a autobuses morados no ha mejorado la gestión de las rutas.

Los mejores servicios de la ciudad están operados por el gobierno, en particular los trolebuses y algunas rutas de RTP que mantienen una buena frecuencia. Todo lo demás deja mucho que desear. El nuevo secretario de Movilidad, Héctor Ulises García Nieto, tiene el desafío de superar la ineficacia y la indiferencia de sus predecesores, una tarea que en teoría parecería fácil. Sin embargo, sin visión ni recursos, corre el riesgo de repetir fracasos pasados.

Una oportunidad clave ha sido planteada por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, al proponer eliminar los microbuses. Todos los gobiernos anteriores han fallado en esta misión, y resulta absurdo que una ciudad como la nuestra continúe con vehículos del siglo XX en su transporte público. Más allá de subsidios para la chatarrización, se necesita una mayor inversión para establecer una gestión de calidad.

Desde mi perspectiva, la electrificación del transporte concesionado debe empezar por las rutas renovadas. Los microbuses restantes operan principalmente en vialidades secundarias, lo que permitiría implementar un modelo adecuado de vehículos eléctricos de capacidad media (40-60 pasajeros) con bases de recarga bien distribuidas en toda la ciudad.

Reemplazar los antiguos microbuses por autobuses morados a diésel y sin accesibilidad para sillas de ruedas sería simplemente prolongar el fracaso de las políticas de movilidad o, mejor dicho, de la ausencia de ellas. La gran oportunidad para García Nieto y para la Jefa de Gobierno radica en apostar por la electrificación y un nuevo modelo de gestión que incluya una estrategia adecuada de recarga para autobuses de menor tamaño en rutas secundarias.

Insisto, más allá del color verde, hace falta una visión que considere el transporte de superficie como un sistema integral, en lugar de servicios fragmentados.

Roberto Remes

@ReyPeatonMX