MOVILIDAD

Proyectitis de movilidad

Hacer proyectos de movilidad no es hacer política pública de movilidad, así como hacer proyectos de vivienda no es hacer política de vivienda. | Roberto Remes

Escrito en OPINIÓN el

Hacer proyectos de movilidad no es hacer política pública de movilidad, así como hacer proyectos de vivienda no es hacer política de vivienda. En ambos casos, podríamos acusar que tenemos proyectitis. Hacer política pública es dirigir una agenda en una dirección específica, generalmente hacia la máxima cobertura posible. Es decir, si hablamos de vivienda, la aspiración de la política es que no exista el rezago; si hablamos de educación o salud, es que la cobertura sea completa; si hablamos de movilidad es que todos los viajes sean de calidad y un determinado porcentaje se lleve a cabo en modos sustentables.

En el caso de la movilidad, hacer tres cablebuses, un trolebús elevado y comprar 500 vehículos eléctricos no es hacer política de movilidad. Es una buena noticia, pero insisto, no es política pública. Todo parece indicar que esta administración se concretará en dos líneas nuevas de Metrobús, nuevas rutas de trolebús, cuatro o cinco líneas nuevas de cablebús. Marcan una cierta tendencia, pero no alcanzan a ser políticas públicas en tanto no construyan una ruta a la cobertura plena de servicios de calidad.

Esa tendencia, sin embargo, puede representar una visión que se aproxime bastante a una política. Me refiero en específico a lo que se conoce como “incrementalismo”, es decir, que los ajustes graduales sean en sí la política y que paulatinamente mejoren la vida de los capitalinos.

En ese sentido diría que sí, en efecto, los proyectos aislados van contribuyendo a conformar una política pública, pero de cualquier manera llegaremos más lejos si establecemos claramente una ruta con objetivos y metas que nos lleve a ese buen puerto, y particularmente si asumimos que no todos los proyectos son para cortar el listón en 2 años.

Llama la atención que el nuevo secretario de Movilidad de la Ciudad de México, Héctor Ulises García Nieto, haya ratificado a una parte importante del equipo de la administración pasada, incluyendo funcionarios con pésimos resultados. Esto da continuidad, sí, pero a la vez da continuidad a los errores. Reitero, al no haber una política de largo plazo simplemente ayuda a que la proyectitis mantenga su dirección, es decir, la lógica de pensar que los proyectos que se desarrollan en uno o dos años no hacen la política pública.

En español, esto significa seguir ahorcando al transporte concesionado al no modificar las tarifas; que sigan ocurriendo algunas mejoras marginales en corredores de transporte por avenidas o zonas específicas de la ciudad y que el trolebús le gane terreno al transporte concesionado con nuevas rutas o recuperación de las que existieron hace dos o tres décadas. Al final de cuentas, el transporte seguirá congestionado, sin incremento significativo de su capacidad y su calidad en zonas centrales, pero tal vez buenos y vistosos proyectos, sobre todo en la periferia, que se gestionen justo antes de las elecciones de 2027 y 2030. Por supuesto, parte de la continuidad significa que nuestras autoridades sigan sin reconocer jamás un error.

Los proyectos llegarán hasta donde llegue el presupuesto, cuya prioridad son los programas sociales. Es decir, la dirección que está tomando la ciudad es minimizar las mejoras efectivas en la mayoría de las rutas ordinarias de la ciudad y cancelar la posibilidad de crecer la red del metro: los que hablan de trenes en las mañaneras apostarán por la red nacional, cuando 50 kilómetros de metro darían mayores beneficios con menos de la quinta parte de lo que costó el Tren Maya o lo que costarán los nuevos trenes.

Vienen tiempos de proyectitis, no de mejoras en la movilidad a pasos agigantados. No es malo lo que ocurrirá, pero es menos bueno de lo que debiera ocurrir. Vienen más muertes por incidentes viales, vienen más muertes causadas por el Metrobús y la indolencia de su directora, vienen más congestionamientos en la red de transporte, vienen más fallas en el metro, pero también vienen proyectos buenos, bonitos y baratos.

Tal como se titula la obra de teatro de Viviana Gómez Thorpe, “No seré feliz pero tengo marido”; aquí no tendremos el mejor transporte, pero cortaremos el listón, incluso antes que terminen las obras.

Roberto Remes

@ReyPeatonMX