Carlos Slim Helú, reconocido como el hombre más rico de México, ha construido un vasto imperio empresarial que abarca múltiples sectores de la economía nacional. A través de su conglomerado, Grupo Carso, Slim ha consolidado su presencia en áreas clave como telecomunicaciones, comercio minorista, construcción, energía y finanzas.
La incursión de Slim en el sector de las telecomunicaciones comenzó en 1990 con la adquisición de Teléfonos de México (Telmex) durante un proceso de privatización. Esta compra sentó las bases para la creación de América Móvil, que actualmente es el mayor operador de telefonía móvil en América Latina. En México, sus filiales Telcel y Telmex dominan el mercado de telefonía móvil y fija, respectivamente, ofreciendo servicios de voz y datos a millones de usuarios en todo el país.
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En el ámbito comercial, como ya se mencionó, Grupo Carso opera a través de Grupo Sanborns así como otras marcas reconocidas como Sears México, iShop-Mixup forman parte de este portafolio, atendiendo a una amplia gama de consumidores en todo el territorio nacional.
Sin embargo, no todos los negocios en los que ha participado, o al menos lo ha intentado Slim, han tenido éxito. Si quieres saber cual es el negocio que no le salió al multimillonario mexicano a continuación te compartimos todos los detalles que debes saber al respecto.
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Este fue el negocio que dejó ir Carlos Slim
La Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), una de las instituciones privadas más reconocidas en México, ha sido protagonista de una historia marcada por intentos frustrados de venta, y uno de los episodios más relevantes en esta serie de controversias fue el intento de vender la universidad al magnate Carlos Slim Helú.
Y es hace aproximadamente 15 años, los herederos de William O. Jenkins, fundador de la UDLAP, buscaron obtener beneficios económicos a partir del patrimonio de la Fundación Mary Street Jenkins (FMSJ), que administra la institución. Como parte de esta estrategia, exploraron la posibilidad de vender la universidad a inversionistas de alto perfil, entre ellos, el propio Slim.
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El empresario, reconocido por su enfoque estratégico en las inversiones, mostró un interés inicial en la adquisición. Para evaluar la viabilidad financiera de la compra, solicitó a su equipo de auditoría de Grupo Carso realizar un análisis detallado de la situación económica de la UDLAP. Sin embargo, el informe reveló que los costos operativos de la universidad eran demasiado elevados, lo que reducía significativamente su rentabilidad.
Ante estos hallazgos, Slim tomó la decisión de declinar la oferta, concluyendo que la universidad no representaba una oportunidad atractiva desde el punto de vista empresarial.
AJA
