“Frustrada”. “Triste”. “Defraudado”. “Contrariado”. Así describían su ánimo los trabajadores del Poder Judicial la mañana de este miércoles, horas después de la aprobación de la reforma aprobada por los senadores con 86 votos a favor y 41 en contra.
“¡Hoy nos despertamos en un nuevo México!”, decía exaltado un manifestante desde la tarima colocada desde hace nueve días frente al Senado de la República. Desde que se instaló, decenas de asistentes subieron para lanzar consignas que solicitaban a los senadores “tener rigor político”, “ponerse valientes”, “no dejarse doblegar por el régimen” y con un especial énfasis “no vender la justicia”.
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Ocho días atrás el contingente comía tacos de canasta. El menú, horas después de aprobada la reforma que modificará la manera en que trabajaban es de huevos cocidos, tortas de pollo con mole y galletas surtidas.
Los trabajadores del Poder Judicial que hicieron del plantón su casa avanzaban lento para tomar su desayuno; la alegría de otras ideas se fue.
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Los ánimos se restablecieron cuando la jueza Juana Fuentes, directora de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (JUFED), exhortó a los manifestantes a no rendirse y a mantener la lucha.
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Hoy más que nunca somos fuertes, no nos van a detener
La directora de la JUFED dejó emocionados a una decena de oradores que tomaron el micrófono cuando ella partió del plantón. Una cascada de cumplidos se arremolinó en el templete y comenzaron a agradecerse, casi como un adiós.
Frases como “queremos agradecerte por haber administrado tan sabiamente la comida” o “sin ti nada de esto hubiera sido posible” hicieron llorar a más de un trabajador.
Deyanira Martínez, secretaria de un juzgado de Morelos, con más de 24 años de carrera, fue especialmente clara al declamar: “no dejen que nuestra lucha sea opacada por un puñado de traidores, hoy más que nunca somos fuertes, no nos van a detener. Que quede claro que esto no se acaba y con que uno de ustedes no estuviera, esto no sería nada”.
Ya listas a recoger sus tiendas de campaña, dos trabajadoras de Morelos prefirieron no compartir lo que sentían: “¿entrevista? no por favor, vamos a llorar”. Poco después recogieron sus cosas y regresaron a su estado a manifestarse en contra de que su Congreso apruebe la reforma.
El espíritu de lucha de los manifestantes tardó un par de horas en volver a la normalidad. Para el mediodía las caras tristes ya habían cambiado y los rostros se veían serios pero alegres.
“Somos juristas, no sabemos los juegos sucios de la política”, dijo la secretaria Guillermina Córdoba Ruiz cuando se le preguntó si esperaba la traición de Miguel Ángel Yunes.
Hacia mediodía los manifestantes se prepararon para marchar una vez más del plantón al Ángel de la Independencia.
En minutos se formó sobre los carriles centrales de Reforma un contingente que subió los escalones del monumento y colocaron una manta sobre el león de bronce que adorna la cara sur del monumento.
“Esta protesta es por ti, por mí y por todo México”, decía la manta de unos 10 metros que se asemejaba a la bandera del país.
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VGB