El bosque de Topilejo, en la alcaldía Tlalpan, está en riesgo debido a la tala ilegal. Desde 2019 aumentó el derribo sin permiso de árboles en distintos parajes de este sitio de ocho mil hectáreas que tiene en su territorio tres volcanes inactivos.
Grupos de talamontes se adentran por caminos rurales en camionetas con sierras eléctricas para cortar ejemplares de pino y oyamel de distintos parajes y luego los venden a aserraderos ubicados en Milpa Alta o en el vecino estado de Morelos, en uno de cuyos municipios, Huitzilac, presuntamente reciben protección de las autoridades.
Durante un recorrido por el bosque, ejidatarios mostraron la base de un árbol que tardó 20 años en crecer y además formaba parte de un ecosistema que es hogar de linces, teporingos e incluso gallinitas de monte. También se trata de un depósito de agua que surte a toda la ciudad y está en riesgo por la deforestación indiscriminada e ilegal.
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Ejidatarios de San Miguel Topilejo han denunciado la situación, y según uno de ellos, que no dio su nombre por motivos de seguridad, se han presentado 200 denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
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Sin resultados, la presencia de la Guardia Nacional
Desde que en 2020 se disparó la tala clandestina de árboles en Topilejo los propios ejidatarios se han organizado en cuadrillas, vigilan con camionetas y se han enfrentado a los talamontes, pero también han huido cuando estos emplean armas de alto poder.
Ante la situación, desde el año pasado comenzaron operativos con la participación de la Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa Nacional. El más reciente fue este 23 de febrero.
Desde entonces los brigadistas se han replegado y ya no se han enfrentado a los talamontes, pero sí hacen rondines y han notado que los huecos de árboles siguen aumentando. Lo atribuyen a que como no son tomados en cuenta para hacer los operativos, la Guardia Nacional sólo hace recorridos, pero como no conoce los caminos, es muy fácil que los talamontes los detecten y se escapen.
Los propios brigadistas, que se autodenominan Teporingos, han tenido encontronazos con la Guardia Nacional. El 27 de noviembre, a las 3 de la tarde, durante un recorrido por el pasaje Desparramadero, encontraron un vehículo con madera de procedencia ilícita, informó la organización Bienes Comunales de San Miguel Topilejo.
Al percatarse del hecho, procedieron a la quema del vehículo para ahuyentar a los delincuentes. Pero después integrantes de la Guardia Nacional detuvieron en el paraje de Llanito Largo a los jefes de brigada, Diego y Sergio N, por llevar armas. Además, tomaron posesión de las camionetas y dejaron a brigadistas sin posibilidad de transportarse y comunicarse en una de las zonas de mayor riesgo.
La portación de armas fue un acuerdo de la Asamblea de Topilejo, que se rige por usos y costumbres, por lo cual era un acuerdo legal.
En julio del año pasado aumentó la pena por tumbar un árbol de manera ilegal en la Ciudad de México aumentó de seis a 20 años de prisión. También se han desmantelado distintos aserraderos y se ha decomisado madera puesta en venta en distintos locales. Pero la tala continúa, aseguran ejidatarios.
Talamontes tienen vigilados a pobladores de Topilejo
Hay un tema tabú en Topilejo: la tala ilegal de árboles. A quien llega de afuera y pregunta al respecto le responden con silencio. Solo fuera de grabadora y luego de varios cruces de fuentes y promesas de no poner nombres, algunos hablan.
La causa de su silencio o negativa inicial es el miedo a las amenazas de los talamontes, que los tienen vigilados y se van en contra de quien proporcione información sobre su modus operandi, que consiste en ir armados no solo para intimidar sino para atacar sin miramientos, aprovechar la vecindad con Morelos para escapar de la Ciudad de México y también para recibir protección.
De huachicoleros a talamontes
Una de las fuentes consultadas recuerda que en julio de 2017 se registró una fuga de gasolina entre el kilómetro 40 y 41 de la carretera México-Cuernavaca, en Topilejo. El ducto dañado está cerca del trazo carretero. Era un caso de huachicoleo pero no el único. Pero en 2019 la situación cambió.
Algunos lo atribuyen a que quienes se dedicaban al huachicoleo se enfocaron a la tala de árboles. Pero cuando el delito realmente se disparó fue hace cinco años, cuando se registró la pandemia de Covid 19. Los brigadistas que vigilaban dejaron de hacerlo por disposiciones sanitarias, pese a que ellos estaban en la disposición de seguir, recuerda la fuente.
Al aumentar la tala de árboles y una vez que pasó la emergencia por el Covid 19, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana comenzaron a apoyar en el combate del delito. Además, los brigadistas regresaron al terreno, dispuestos a defender el bosque de Topilejo.
“Hubo combates, camionetas quemadas y una persona baleada por los municipales de Huitzilac”, dice la fuente consultada, que no tiene dudas para afirmar que autoridades del municipio de Morelos protegen a los talamontes.
La tensión rebasó los linderos del bosque y el 16 de junio de 2023 comuneros de Topilejo cerraron a la altura del kilómetro 31 el paso de la transitada carretera México-Cuernavaca, para protestar por la presencia de grupos de talamontes.
Operativos van y vienen
Aunque desde agosto de 2023 la Guardia Nacional y el ejército ya están a cargo de los operativos contra la tala ilegal, ha sido peor.
La prueba es que aún se ven en la carretera negocios de venta de madera y estos son más numerosos en Huitzilac. Su teoría es que hay madereras que lavan madera, el equivalente a lavar dinero. Compran madera ilegal y luego la hacen pasar como certificada y así la venden.
La Silla Rota buscó información sobre las denuncias presentadas por tala ilegal ante la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa), pero la institución no dio respuesta. También se buscó información de la alcaldía Tlalpan, gobernada por la morenista Gabriela Osorio sin resultados. Tampoco hubo respuesta de la Sedema, ni de la Fiscalía de Investigación en Delitos Ambientales y en Materia de Protección Urbana capitalina.
La Guardia Nacional decepciona
Al lado del gigante núcleo agrario de Topilejo está Parres, que apenas mide 29 hectáreas, aunque hace años eran 32, pero los ejidatarios acordaron donar tres hectáreas para una base de la Guardia Nacional, visible desde la carretera a la altura del kilómetro 41.
Sin embargo, quienes votaron a favor de la donación, están decepcionados. Uno de ellos es don Miguel, quien dice que pese a la presencia de la Guardia hay robos y otros delitos.
“Pensábamos que iba a mejorar nuestra seguridad, pero la Guardia no nos ha dado seguridad. En el pueblo se presentan robos de coches, casa habitación y comercios, así como inseguridad en la carretera”, afirma.
Otra persona reconoce que eso es cierto, pero advierte que no se compara con lo que ocurre en Huitzilac, en el que los asaltos y secuestros exprés obligan a seguir un virtual toque de queda por las noches.