PACHUCA. - Ferlaa tiene 61 años de edad, es maquillista, activista, cantante, artista y defensora de los derechos de la comunidad LGBT+, es una mujer trans que se considera sobreviviente de la discriminación contra las personas de la diversidad sexogenérica, la cual comenzó a padecer hace más de cinco décadas.
Su fecha de nacimiento data del 16 de mayo de 1962, pero el 30 de abril de 2015 logró el cambio de su identidad y así fue como nació Ferlaa Pérez Estrada. Al principio quería llamarse Irma, como su mamá, después pensó en Perla, como las joyas del mar; también le gustaba Cristal. Al ir de Pachuca a la Ciudad de México para concretar el trámite, se decidió por Ferlaa, con doble “a” en honor su papá Abelardo.
Ella forma parte del 4.7 por ciento de la población LGBT+ en Hidalgo, que equivale a 110 mil 770 personas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Te podría interesar
Ferlaa descubrió a los siete años que le gustaban los niños, se enamoró de un compañero de la primaria, en ese momento se asumió como “una persona diferente”.
Te podría interesar
“Biológicamente no soy chica, soy un ser humano”
“Desde muy chiquita me identifiqué como chava, en la escuela yo era más de estar con las amigas, peinándonos, esa era mi atracción. Empecé a ser ultra femenina, hablar como chica, los modales, caminaba muy pegadita”.
Pronto comenzaron las burlas, la violencia física y verbal desde la primaria, secundaria y se prolongó hasta la preparatoria, entonces decidió disimular, guardar las apariencias y esconderse, hasta que cumplió la mayoría de edad.
En el año de 1974, visitó el centro de la ciudad con su mamá y sus tres hermanas, caminaban cerca del Reloj Monumental de Pachuca -uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad- cuando el tráfico se detuvo y escuchó que las personas empezaron a gritar: “ahí están los jotos, ahí están los jotos”.
“Yo volteo y estaban unos chicos bailando, con pelo rizado, con blusas de colores, con pantalón acampanado. Estaban bailando en el Reloj, parando el tráfico, lo primero que pensé al verlos fue: yo soy así, soy como ellos”.
Seis años después, los volvió a encontrar afuera de una cafetería donde habitualmente se reunían para después visitar un hotel cercano a la calle Vicente Guerrero, en aquella época era 1980.
“Yo me sentía divina porque todo aquello que me había agredido, que había sido un insulto, morbo y violencia, desapareció, en ese momento ya estaba entre mis pares”.
De medicina al mundo de la belleza
Ferlaa estudió la carrera para médica cirujana, menciona que se graduó en 1987, pero decidió que se dedicaría a la cosmetología, en 1988 fundó el Instituto Internacional de Belleza (Interbell) en la calle Allende 110.
“Nunca ejercí, solo en lo que me formé estuve en los hospitales haciendo servicio, atendiendo heridas, ese mundo me apasionaba, lo que no me apasiona es el trato hacia mi persona, la discriminación, los señalamientos, el que me minimizaran, ese sistema no era para mí porque no iban a aceptar que una chica trans vaya al hospital”.
Ferlaa continúa como emprendedora en su salón de belleza y vende joyería, son sus principales actividades económicas, también es artista porque brinda espectáculos culturales, recientemente participó en la exposición “Archivo Trans - Memorias Travesti”, que consta de fotografías, videos y audios de 10 personas.
Comunidad LGBTI+
En México, hay 5 millones de personas de 15 años o más que se reconoce a sí misma con orientación sexual y/o identidad de género LGBT+; es decir, no normativa o no convencional, según la Encuesta Nacional de Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG).
Las características sociodemográficas de la ENDISEG también revelan que solo el 3.1 por ciento de la población en mención tiene 60 años y más; mientras que 1.6 por ciento están entre los 55 a 59 años.
Ferlaa es una adulta mayor y es integrante del colectivo ‘Abuelas Trans’, que en la primera semana de junio se vistieron de quinceañeras para celebrar este festejo que no lograron tener antes debido a la discriminación. Como activista, ofrece acompañamiento y contención a las nuevas generaciones.
“Soy una sobreviviente de un sistema machista, de un sistema patriarcal, opresor y que lo vivimos muchas mujeres trans, lo que pasa es que muchas volvemos al closet, incluso, rechazamos, renunciamos a esta feminidad (…) pero la vida se vive y se muere una vez”, ese quiero que sea mi epitafio”.
mai