Pachuca.— Noah ha logrado lo que solo el 25 por ciento de la población de la diversidad sexogenérica en México: concluir una carrera universitaria e insertarse en el mercado laboral formal, pero la permanencia en su trabajo se puso en riesgo desde noviembre del año pasado con el cambio de gobierno en Hidalgo.
Noah no percibe actos de discriminación por su expresión de género, pero sí ha identificado hostigamiento laboral en su contra; sin embargo, no está en sus planes abandonar su empleo porque eso significaría “renunciar a todo lo que históricamente se ha luchado”.
Para Elieth, otra persona trans, actualizar el nombre de su título universitario a su nueva identidad sería abandonar más de una década de experiencia profesional, por eso desde hace año y medio insiste a las autoridades educativas para lograr la modificación de su documento sin que se modifique la fecha de expedición.
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Estos son solo algunos retos a los que se enfrentan día con día las personas de la diversidad sexogénerica, que son poblaciones de atención prioritaria porque han vivido diferentes discriminaciones, como lo menciona Arlan Cruz Olvera, director general de Quórum, una organización en defensa de los derechos humanos y la búsqueda de espacios laborales que muchas veces son difíciles para las poblaciones LGBTTTIQ+.
En Hidalgo habitan 110 mil personas de 15 años o más que pertenecen a este sector; es decir, el 4.7 por ciento de la población total de la entidad.
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El trabajo de Noah
El nombre de Noah fue modificado ante la situación que le ocurre en su lugar de trabajo, al cual entró en 2022. Laboró sin dificultades durante los primeros seis meses porque en el departamento de imagen encontró el espacio ideal para ejercer su licenciatura en diseño gráfico, su especialidad en publicidad y sus aprendizajes de la maestría en mercadotecnia que actualmente estudia.
En México el 25 por ciento de la población LGBTI+ cuenta con un nivel educativo superior, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG), la cual explica que este sector poblacional ha alcanzado una mayor escolarización respecto a la no LGBTI+.
En el caso de Noah, desde su entrevista laboral le dijo al reclutador que estaba en un proceso de cambio porque asumiría una identidad y rol de género con el que se identificaba. Finalmente, ganó el puesto respecto a los demás aspirantes.
“En el aspecto profesional siempre hubo un trato digno, muy respetuoso. Se me indicó que no había ningún problema en desarrollarme como persona, siempre y cuando cubriera profesionalmente todo lo que se me solicitara”.
La ENDISEG del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indica que el 28.1 por ciento de las personas de la diversidad se han sentido relegadas, discriminadas o violentadas dentro de su espacio laboral por no tener las mismas prestaciones e incluso, por no ser agregados en actividades fuera o al interior de las oficinas.
Al respecto, el activista Arlan Cruz explica que debido a las situaciones a las que se enfrentan las poblaciones LGBTTTIQ+, la mayoría de veces ocultan y se alejan de sus compañeros y compañeras para no mostrar su orientación o expresión de género.
Algo parecido le pasó a Noah, al primer día de su actual empleo entró con una identidad distinta “por miedo al rechazo”; esto, aun cuando ya había notificado durante la etapa de entrevista que iniciaría su proceso de transición.
“Todo fue un proceso, conforme avanzaron los meses comuniqué mi decisión a mis jefes, les dije que me iba a expresar con un género con el que me identifico y ellos no tuvieron ningún problema. Incluso, no se hizo visible para que no fuera un asunto de discriminación, era algo que se sabía pero que no se publicó para que no fuera un acto de exhibición o discriminación”.
Al transcurrir unos meses Noah decidió que dejaría de ocultar su expresión, como lo hizo en un trabajo previo al actual, donde sus antiguos jefes le brindaron apoyo verbalmente, pero le solicitaron vestir de manera distinta porque atendían a “clientes muy machistas”.
Respecto a esto, Quórum ha compilado las experiencias de diferentes grupos de la diversidad sexogenérica. Por ejemplo, quienes son trans platican que son rechazadas para puestos como atención al cliente. “A las y los empleadores no les gustan que las personas tengan una apariencia no normativa”, explica Arlan.
“Cuando hablan de las personas de la diversidad sexogenérica siempre se refieren a que son excelentes personas asistentes, excelentes personas que acompañan; es decir, no les damos este rol de liderazgo, de ser líderes de proyectos, cuando existen personas muy talentosas”.
El hostigamiento laboral contra Noah
El trato respetuoso, digno, de libre acceso a la comunicación que Noah tenía en la dependencia de la administración estatal donde trabaja, cambió a partir de noviembre de 2022; es decir, dos meses después de las modificaciones de puestos de primer nivel a raíz de la transición de gobierno.
De ser una persona profesionista en ejercicio de su carrera, considera que ahora padece un hostigamiento laboral sistemático que se agudizó cuando se le separó injustificadamente de sus funciones a un área administrativa que no se relaciona con su perfil laboral. Sospecha que esto fue para que se aburra y renuncia a su empleo.
Las dificultades laborales han llevado a Noah a terapia psicológica porque no está a gusto en su espacio de trabajo, como cuando inició, pero conoce sus derechos laborales y por el momento, no planea renunciar.
“Yo participé, concursé, demostré mi calidad humana, profesional y ética para cubrir ese puesto. El ser visible, ser una persona que se reconoce e identifica diferente no ha influido en algún aspecto con ser profesional. En todo momento he cubierto lo que se me ha solicitado, así es que el renunciar a este trabajo sería renunciar a todo lo que históricamente se ha luchado”.
Los trámites de Elieth
Hace 12 años, Elieth estudió Ingeniería de Logística y Transporte en la Universidad Politécnica Metropolitana de Hidalgo (UPMH) y actualmente cursa el cuarto semestre de la Licenciatura en Derecho; al igual que Noah y el 25 por ciento de la población de la diversidad sexogénerica en el país, cuenta con estudios de nivel superior.
Elieth Morales de la Cruz es una mujer transgénero que conocimos hace casi dos años, en La Silla Rota Hidalgo la entrevistamos para saber acerca de su trabajo como auxiliar ministerial de la Fiscalía General de la República (FGR) y sobre su proceso para cambiar su género en documentación oficial.
En la anualidad 2019, el Congreso de Hidalgo avaló modificaciones a la Ley de la Familia para que a partir de los 18 años de edad las personas puedan elegir su identidad masculina o femenina, según se sientan identificados; esto, permitió el cambio del acta de nacimiento de Elieth.
Pero ese trámite solo fue el comienzo, porque se sumaron otros como: modificaciones a su RFC y acta de nacimiento, por mencionar algunos. Aunque los certificados de estudios y en especial el del título universitario, ha sido el de los más complicados en cambiar, pues Elieth lleva un año y medio en tratar de actualizarlo.
“Por fortuna en mi trabajo tuve el apoyo para presentarlo después, pero hay casos de compañeros y compañeras trans que no tienen ese apoyo, que cuando sus jefes se enteraron los despidieron o que al momento de buscar un trabajo no pueden acreditar la situación de estudios porque el título no coincide por el cambio de nombre”.
El colectivo Existimos, que brinda acompañamiento a personas transgénero, ha detectado tres casos en Hidalgo como los que menciona Elieth; es decir, que tienen estudios de nivel superior pero sin acceso a trabajo.
De las tres personas, dos ya comenzaron las modificaciones de sus certificados educativos desde primaria. El caso restante todavía no lo hace porque tiene doble nacionalidad y esto le ha complicado el procedimiento. El proyecto de la organización es tener acercamiento con la iniciativa privada de la entidad para sensibilizar respecto al tema.
Mientras que datos compilados por ADIL Diversidad e Inclusión, una organización que lucha por la igualdad laboral en México, indican que las personas de la diversidad sexogenérica sí trabajan en empleos formales, pero la segunda opción son los emprendimientos.
Arlan Cruz, de Quórum, señala que lo anterior ocurre cuando hay pocas o no hay opciones de trabajo, además de que el inicio de un proyecto también permite un espacio de plenitud profesional y personal.
“¿Qué pasa cuando no tenemos opciones de trabajo o estas van siendo más escasas? Obviamente recurrimos al emprendimiento, a los diferentes ambientes en los que podemos desarrollarnos con nuestras profesiones, pero también con lo que nos gusta, porque tenemos que ser muy conscientes de qué hay que dignificar el trabajo”.
Año y medio persiguiendo un título
Elieth demoró alrededor de seis meses para cambiar su nombre, pero el título y su cédula ha tardado el triple: un año y medio, situación que atribuye a la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
La dependencia a nivel federal le comentó que no puede hacer ninguna enmienda, más que cancelar el título y grado académico para que la Universidad Metropolitana emita uno nuevo con fecha de expedición del año 2023, lo que implicaría la cancelación de los 12 años de experiencia que tiene Elieth.
“Para los trabajos te piden experiencia, esa es mi preocupación. Cómo va a salir con una fecha reciente si yo me gradué en 2012, son 12 años los que se estarían perdiendo. Cuando llegas a las empresas te piden los años de experiencia y te dicen: okey, demuéstramelo”.
Inconforme con la respuesta de la SEP, acudió a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y tras una mesa de diálogo con la universidad de la que egresó, así como con la Dirección de Profesiones, se acordó que el título saldría con fecha de 2023, pero también se expediría una constancia que acredite los más de 10 años de experiencia.
Aquel acuerdo ocurrió en febrero del año en curso, así es que Elieth estima que faltan seis meses por esperar a que llegue el documento. Espera al fin de año ya tenerlo.
sjl