Jiutepec, Morelos.– Rostros largos, miradas perdidas y pasos lentos dominaron la escena en la calle 5 de Mayo, de la colonia Tlahuapan. Desde temprano, cientos de trabajadores de Nissan, vestidos con el uniforme gris con detalles en azul y el emblema de la empresa, se agruparon frente a la sede sindical. A tan sólo 850 metros de la planta en Civac, el ánimo entre los obreros era sombrío: muchos apenas contenían la preocupación; otros, más jóvenes, intentaban disimular la incertidumbre con gestos firmes.
En completo hermetismo, fueron convocados por su líder sindical, Armando Campa Quezada, para una asamblea general extraordinaria. El objetivo: informarles sobre el inicio del proceso de despido y liquidación, tras el anuncio del cierre definitivo de la planta en Morelos.
Aunque nadie quiso hablar con los medios —por acuerdo interno—, La Silla Rota confirmó que sólo mil 300 de los trabajadores de la planta están sindicalizados y serán ellos a quienes el Sindicato Independiente de Trabajadores de Nissan Mexicana podrá representar en la negociación de condiciones de salida. El resto del personal será atendido conforme a sus contratos individuales.
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Según fuentes consultadas, el cierre será gradual. Las operaciones continuarán parcialmente de julio a diciembre de este año. Será a partir de enero de 2026 cuando comiencen los despidos escalonados. Los primeros en salir serán los empleados eventuales y por contrato; en marzo se despedirá a los trabajadores de planta, con lo que concluirá formalmente el año fiscal para la compañía en México.
“Aquí pensábamos jubilarnos”
A las afueras del lugar, algunos trabajadores de mayor edad no podían ocultar la preocupación. “Aquí pensábamos jubilarnos”, expresó uno de ellos en voz baja a este medio. Muchos tienen compromisos familiares, deudas, hijos en la universidad. La noticia golpea no sólo a quienes portan el uniforme, sino también a sus hogares.
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En contraste, los trabajadores más jóvenes reconocen que, si bien la noticia es dura, aún tienen margen para buscar nuevas oportunidades. Algunos compartieron que hicieron grandes esfuerzos para ingresar a Nissan, confiados en las condiciones laborales superiores a las de otras empresas. “No es fácil, pero ni modo. A seguir”, dijo uno de ellos.
El sindicato pidió a su base “estar más unida que nunca” para asegurar liquidaciones justas, sin distinción de antigüedad. Sin embargo, aún no hay un calendario oficial ni detalles precisos sobre los montos o esquemas de compensación. Por ahora, lo único claro es que el cierre avanza y el ambiente dentro y fuera de la planta es de desconcierto.
En medio del silencio impuesto, lo que resuena es una frase: “La empresa sí se va de Morelos”. Y con ella, se va también la esperanza de cientos de familias que, por décadas, confiaron su futuro a la armadora japonesa.
La planta Nissan Civac, primera expansión internacional de la firma fuera de Japón y en operación desde 1966, dejará de producir vehículos en Morelos. La estrategia de centralización llevará toda la producción al complejo de Aguascalientes, como parte del cierre programado para marzo de 2026.
Mientras tanto, en el interior de la planta de Nissan se percibe una tensa calma, acompañada de mucha incertidumbre. El personal de seguridad tiene la instrucción de no proporcionar ningún tipo de información y de restringir el acceso a toda persona ajena a la empresa. Algunos trabajadores que aún permanecen laborando —en su mayoría no sindicalizados— mostraron preocupación, ya que, a diferencia de los afiliados al sindicato, ellos sólo recibieron un mensaje general el día anterior, en el que se les agradecía haberse “puesto la camiseta” y se prometía que habría un cierre y una transición “lo más amigable posible”. Sin embargo, no se les ha dado certeza sobre cómo, cuándo ni en qué condiciones serán liquidados. Tampoco tienen claro qué harán ahora que se quedarán sin empleo.
Hasta ahora, no se les ha informado si el gobierno del estado implementará algún tipo de apoyo. Dos trabajadores consultados por La Silla Rota aseguraron que no han recibido comunicación institucional y que desconocen si habrá algún plan de acompañamiento. Mientras tanto, algunos ya han comenzado a buscar asesoría legal para garantizar que se respeten sus derechos laborales.
¿Por qué es importante el tema?
Contexto: desde el anuncio del expresidente Donald Trump sobre la imposición de aranceles del 30% a las importaciones de vehículos en Estados Unidos, la industria automotriz mexicana atraviesa su momento más crítico en décadas. Este nuevo esquema arancelario ha golpeado directamente a uno de los sectores más importantes para la economía nacional.
La incertidumbre se ha profundizado por la falta de resultados claros en las negociaciones entre el gobierno mexicano y el de Estados Unidos. Aunque el 92% de las exportaciones automotrices nacionales cumplen con las reglas de origen del T-MEC, ahora enfrentan aranceles promedio de hasta el 15%. A esto se suma el pago de hasta 25% para el 8% restante que no cumple con dichas reglas. El impacto en márgenes de ganancia ha provocado ajustes severos en la producción, retrasos logísticos, pérdida de contratos y, como en el caso de Nissan, reestructuración de operaciones que implican el cierre de plantas completas.
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