TUXTLA GUTIÉRREZ. - Versaín Velasco García, indígena maya-tsotsil originario de la comunidad Nueva Palestina, municipio de Ocosingo, Chiapas; comenzó una huelga de hambre el pasado 2 de septiembre para pedir que sea cambiado del Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) número 16 al CERSS 5 que está ubicado en San Cristóbal de Las Casas, pues su vida corre grave peligro.
Un día después de iniciado el ayuno, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) lo atendió y, al parecer, en cinco días será removido. Desde el 10 de enero de 2022, el también defensor de derecho humanos fue sentenciado a 58 años y cuatro meses tras las rejas por dos delitos que no cometió: homicidio calificado y homicidio en grado de tentativa.
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De acuerdo con el antecedente, Versaín ha sufrido una serie de situaciones “oscuras” debido al activismo que empezó desde el año 2000 en su tierra natal, es decir por alzar la voz en temas “delicados” como el rechazo al crimen organizado, abusos de autoridad y otros ilícitos.
Uno de los ejemplos más mediáticos: como comisariado ejidal, fue el único que declaró que la muerte de Mariana Sánchez Dávalos, egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas, no se trató de un suicidio, sino que alguien había acabado con su vida.
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Ella hacía su servicio social en el centro de salud de Nueva Palestina cuando, en enero de 2021, la hallaron, con una soga en el cuello, dentro de un cuarto que compartía con otra compañera.
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En entrevista con La Silla Rota, Moctezuma Velasco, hijo de Versaín, explica que, en esta ocasión (como la cuarta vez que su padre se somete a un ayuno total), se demanda que lo muevan a la prisión sancristobalense, debido a que en esa ciudad está su familia.
Además, detalla que ya no correría tanto peligro como le ocurre en el CERSS de Ocosingo, donde lo agreden física y psicológicamente. Tanto así, dice, “que su salud está deteriorada”.
En estos momentos, el proceso legal de Versaín, de oficio agricultor, criador de peces y comerciante de plantas ornamentales, frutales y medicinales, está en apelación.
Para ello, el hombre de 45 años de edad cuenta con el respaldo de Front Line Defenders, organización internacional que lo reconoce como defensor de derechos humanos y, desde entonces, lo apoya.
Agredidos y desplazados
En diciembre de 2021, Versaín y al menos 33 de sus familiares, entre hijos, esposa, hermanos y sobrinos (cerca de 20 son menores de edad), fueron desplazados por la fuerza de Nueva Palestina y tuvieron que comenzar de nuevo en otro pueblo de Chiapas.
De hecho, en esa ocasión uno de sus hermanos desapareció (hay una carpeta de investigación), y todos sufrieron agresiones físicas; incluso, Moctezuma recuerda que a él un policía lo intentó decapitar, pero como metió su brazo, la libró.
“Fue un ataque armado a nuestro domicilio; dos días de agresiones (15 y 16 de diciembre de 2021), hasta que nos salimos”, afirma Moctezuma, quien recuerda que su familiar de nombre Fredy Gómez lo defendió del uniformado, y por ello lo desaparecieron.
Acoso permanente
Durante su encarcelamiento, en octubre del año pasado, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió la recomendación 157/2023, misma que visibiliza una serie de violaciones a sus derechos humanos. En el CERSS 16, la vida de él peligra en gran medida, pues hay presos de su comunidad que lo violentan cada que tienen oportunidad.
En un documento que obra en poder de La Silla Rota, sus familiares relatan que Versaín ha pasado de sufrir castigos como el que no le proporcionen alimentos, ni agua, hasta ser enviado a un centro de atención en psiquiatría, conocido como “San Agustín”, en Tuxtla Gutiérrez, donde le han suministrado medicamentos como Risperidona y Carbamazepina, con los cuales lo mantienen sedado.
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“Esperamos que ahora lo escuchen, porque él está mal en prisión”, dice su hijo, quien refiere que él ha sido víctima de esta persecución sólo por no quedarse callado ante las injusticias de las que se opuso.
Como hasta ahora no han recibido el respaldo de las autoridades para que, como víctimas de desplazamiento forzado, los reubiquen a una zona más segura, lo único que auguran es que a Versaín lo cambien de prisión y, por qué no, lo dejen en libertad. Moctezuma confiesa las complicaciones para que puedan retornar a Nueva Palestina, debido a que prácticamente ahí serían asesinados o asediados “día y noche”.