TUXTLA GUTIÉRREZ. - Durante el primer trimestre de este año, en Chiapas desaparecieron alrededor de 152 niñas, niños y adolescentes, es decir cerca de 50 casos por mes, según datos de Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas (REDIAS).
REDIAS es una alianza de organizaciones de la sociedad civil que trabaja con el objetivo común de promover y defender los derechos de niñas, niños y adolescentes chiapanecos.
El mayor número de eventos de este tipo está registrado en tres ciudades: Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y San Cristóbal de Las Casas, en donde desaparecen cuatro de cada 10 niños o niñas.
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Sin embargo, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas sólo reporta 85 desapariciones de personas en ese mismo lapso en la entidad chiapaneca, de las cuales 24 corresponden a menores de edad.
Franklin Gómez Miranda, de 17 años de edad, salió de su casa el pasado jueves 20 de abril, ubicada en el cantón El Yaital, municipio de Huixtla, pero durante varios días nadie supo de su paradero, hasta el sábado 22, cuando fue hallado muerto.
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De acuerdo con los reportes, Alexander, su hermano, lo identificó, pues el cuerpo estaba dentro de una bolsa negra, en estado de putrefacción. Además, al parecer presentaba varios impactos de arma de fuego.
Este hecho generó tristeza y a la vez incertidumbre por la forma en cómo fue asesinado Franklin. Hasta el momento, los familiares no se han pronunciado de forma pública, pero se sabe que exigen justicia para que aprehendan a quien o quienes le quitaron la vida a ese muchacho.
NIÑAS Y SEÑORITAS, LAS MÁS ASECHADAS
Según datos de la Redias, de cada decena de desapariciones, al menos ocho corresponden a población adolescente de 12 a 17 años, y seis a mujeres de ese mismo rango de edad. Sin embargo, asevera que el 70 por ciento de las desapariciones afectan con mayor fuerza a niñas y adolescentes mujeres.
Uno de los últimos casos registrados en Chiapas es el de Liliana Gómez Hernández, una chica de 16 años que salió de su hogar en el fraccionamiento Los Poetas, el pasado 21 de abril, con rumbo al Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach), plantel número 33, en esta ciudad tuxtleca, pero nada se supo de ella.
Según los datos obtenidos, su padre acudió ese día a la escuela para recogerla al término de las clases, pero ella nunca apareció, lo que lo obligó a iniciar una búsqueda, aunque hasta el momento no hay buenos resultados.
Liliana aparece en una de las fichas del Protocolo Alba, de la Fiscalía General del Estado (FGE). Según la Redias, las desapariciones de NNA presentan un ligero aumento en este año, comparado con el 2022.
PRESENCIA DEL CRIMEN ORGANIZADO
En entrevista, Manuel Balcázar Villarreal, investigador asociado del Centro de Estudios de Inteligencia, Seguridad y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), manifestó que, al menos en Chiapas, las desapariciones han aumentado debido a que hay dos, tres o más agrupaciones del crimen organizado que se disputan el territorio.
Refirió que, en el pasado, sólo se buscaba tener el control de algunas rutas para el trasiego de drogas o armas, pero “cuando van por un control total del terreno, van por mucha gente, y pasan a traer incluso a quienes ni la deben”.
Es decir, mencionó, “las desapariciones se dan, o por esa rivalidad criminal o por confusión, donde se pensaba que algunos sujetos pertenecían a ciertas agrupaciones criminales; a esto se le suma el incremento de las fosas clandestinas en todo el país”, dijo.
En Chiapas, recordó que la rivalidad entre grupos criminales se agudizó desde hace dos años, y con ello la desaparición de gente; “se habla de gente levantada por grupos armados, y ya no se vuelve a saber nada”.
Con ello, aclaró, buscan generar una intimidación social, o con la cooptación de autoridades en materia de seguridad, o complicidad o sobornos a autoridades políticas, “o por el simple uso de la fuerza”.
Con base en datos de la FGE, de 2011 a enero de este 2023 ha contabilizado 149 casos de mujeres que aún continúan desaparecidas y no localizadas, de las cuales 94 son menores de edad, es decir de cero a 17 años.
Durante el año pasado, advierte, se presentaron 47 casos de menores desaparecidas, mientras que sólo en enero de este año se registraron seis.
Para Manuel Balcázar, las autoridades tienen mucho trabajo que hacer, como llevar a efecto tareas de mayor presencia territorial y disuasiva, además de acciones de inteligencia, para, de esa forma, recortar ese umbral de riesgo al que se expone la ciudadanía, “porque la desaparición es una práctica que, por desgracia, nos ha tocado atestiguar más seguido”.