TUXTLA GUTIÉRREZ.- En pleno auge de Los Zetas, allá por 2008, sicarios de este cártel llegaron a los Altos de Chiapas para adueñarse del trasiego de droga, de la tala de madera y del robo de combustible (huachicol), así como del tráfico de armas y de personas. Los Zetas desplegaron células o “estacas” en municipios chiapanecos estratégicos, como Comitán, San Andrés Larráinzar, Chenalhó, San Juan Chamula y San Cristóbal de las Casas.
Con el paso de los años, y bajo el control de Los Zetas, Chiapas comenzó a vivir una descomposición social que infestó la zona de los Altos —no solo en pueblos, también en organizaciones— y dejó graves problemas de adicción en las comunidades.
De acuerdo con el columnista Héctor de Mauleón, tras el declive de Los Zetas, en San Juan Chamula surgió el primer cártel indígena: el Cártel Chamula, que aprendió las técnicas de Los Zetas y decidió explotarlas.
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Tomó control de la trata de personas, de los giros negros, del tráfico de migrantes y del cobro de piso.
Reportes de inteligencia indican que la “plaza” principal del Cártel de San Juan Chamula es precisamente el pueblo mágico de San Cristóbal de las Casas, una ciudad visitada por millones de turistas cada año y que representa ganancias mensuales de millones de pesos para el grupo criminal.
En noviembre de 2021, el entonces subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, reconoció la existencia del “Cártel Chamula” y lo identificó como uno de los mayores generadores de violencia en la región. A esta escalada se habían sumado, para entonces, el Cártel Jalisco Nueva Generación, que penetró las comunidades rurales, y el Cártel de Sinaloa, que comenzó a operar en las ciudades.
En este escenario de violencia y criminalidad entran “Los Motonetos”, sicarios que se alquilan como grupo de choque y brazo armado.
Desde hace años, San Cristóbal de las Casas está bajo el dominio criminal de “Los Motonetos”. El grupo opera el cobro de piso entre los comerciantes, el asalto a cuentahabientes, el robo de vehículos, la venta de protección a taxistas, la venta de autopartes robadas, el narcomenudeo y la llamada “etnopornografía”, que se vende en los mercados locales y en la que se obliga a mujeres tzotziles y chamulas a tener relaciones frente a una cámara. “Muchas veces, las protagonistas de esas grabaciones son menores de edad”.
Según De Mualeón, “Los Motonetos” han ido a amedrentar en su propio cuartel a la policía municipal y el alcalde ha declarado que carece de recursos para hacerles frente.
La actual disputa es por el control, entre otras cosas, del Mercado Norte, en donde cerca de 300 locatarios deben pagar cuotas mensuales para que los dejen trabajar. El Mercado Norte es un centro de distribución de drogas al menudeo, y en este es posible también adquirir, además de pornografía, todo tipo de armas.
Este lunes, fue asesinado el líder de artesanos, Gerónimo Ruiz. Dos hombres a bordo de una motoneta lo acribillaron en las cercanías del templo de Santo Domingo, en San Cristóbal de las Casas. El parabrisas de su Jetta presentaba seis impactos.
Ruiz logró enviar un último mensaje: “Aquí frente a mi casa me dispararon, güey. Dos en moto”. Salió de su auto y se desplomó sin vida. Siguió una balacera en las calles, que sumergió a San Cristóbal en el pánico.