TUXTLA GUTIERREZ. - El pez diablo es originario de Sudamérica, sin embargo, ha tenido avistamientos en México; también es conocido como “limpia vidrios”, ya que se pega a los vidrios de las peceras comunes caseras y hace la “función” de limpiar el cristal, ya que su boca tiene una especie de ventosa. A diferencia de otros peces este no tiene escamas, protege su cuerpo con cartílagos y espinas que puede usar para defenderse y puede llegar a medir hasta 70 centímetros en libertad o 30 centímetros en cautiverio.
En Chiapa de Corzo, Chiapas, ambientalistas y pescadores de la zona han mostrado su preocupación, ya que han encontrado al llamado pez diablo en el río Grijalva que tiene conexión al Cañón del Sumidero.
Un documento titulado como “El pez diablo en México: Guía para administradores y usuarios de recursos pesqueros” hecho por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco (UAM-X) en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CNANP) exponen que:
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“La presencia del pez diablo genera problemas en el ecosistema por la degradación del hábitat, esto debido a la erosión que propicia en la etapa de reproducción al construir madrigueras, aumento de la competencia interespecífica, la perdida de nutrientes del ecosistema, incremento en la turbidez del agua, introducción potencial de enfermedades y parásitos. Así mismo genera problemáticas económicas y sociales constituyéndose en un inconveniente para la pesca ribereña a causa de su morfología” dice el documento.
Ernesto Velázquez Velázquez, profesor-investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) explicó en una entrevista con Milenio que si el pez diablo llega a reproducirse de manera rápida como en otros estados puede generar pérdidas económicas importantes, ya que se disminuye la pesca de las especies nativas de la región, ya que la estructura física del pez rompe las redes de los pescadores.
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El especialista se mostró preocupado, ya que estas especies están relacionadas con el derrumbe de los taludes de los ríos, pues cuando se reproducen hacen agujeros en los márgenes del río, los agujeros debilitan esta estructura y por ello se derrumba el talud.
Además, puede provocar graves consecuencias en las aves nativas, ya que al ingerirlos puede desgarrar sus órganos internos y provocar que las aves como pelícanos o garzas desaparezcan del lugar.
La CONANP, científicos de ECOSUR, especialistas del Zoológico Miguel Álvarez del Toro, especialistas de la Unicach y pescadores de la zona; conformaron el Comité de Especies Invasoras en la cual se harán un análisis y mediciones para combatir esta especie, el primer paso será contenerlos para que no se reproduzcan tan rápido, ya que pueden llegar a poner entre 3 mil y 4 mil huevecillos.
“Una de las enormes preocupaciones con la llegada de las especies invasoras, es que una vez que se establecen, es muy difícil erradicarlos, lo que nos queda ahora es controlar sus poblaciones para que no crezcan de manera desmesurada y en ese sentido gracias a la voluntad de la Conanp y de los propios pescadores particularmente de la ribera de Chiapa de Corzo y de Osumacinta, han entendido un poco la problemática de la invasión del pez diablo” dijeron los especialistas.