CHIHUAHUA. - Después de haberse dado la noticia del hallazgo del presunto cuerpo de José Noriel Portillo Gil alias “El Chueco”, señalado como culpable del asesinato de dos religiosos jesuitas, en junio pasado, la Compañía de Jesús ha fijado su postura al respecto y ha dicho que: “de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara”.
A través de un comunicado los jesuitas dijeron que de confirmarse la muerte de “El Chueco”, solo demostraría “la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios” de las dos personas pertenecientes a su congregación.
Este hecho también “implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”.
También mencionaron que este hecho no es lo que esperaba la Compañía de Jesús e hicieron un llamado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para construir condiciones de seguridad en la región.
“Los jesuitas nunca hemos callado ni callaremos ante la violencia y la deshumanización. Seguiremos en la Tarahumara y en otras regiones de México, trabajando para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social” culminó.
Esta fue la respuesta de la Compañía de Jesús ante el hallazgo de un cuerpo sin vida, que fue encontrado el pasado sábado 18 de marzo, en un paraje del municipio sinaloense de Choix y quien se presume es el Chueco, aún no se ha confirmado nada, se está esperando los resultados de los estudios forenses, se espera a que estos resultados tarden entre 12 y 72 horas.
¿Cómo fueron asesinados los dos Jesuitas en Chihuahua?
Javier Campos Morales y Joaquín César Mora trataban de ayudar a un hombre que buscaba refugio en un centro religioso ubicado en el municipio de Urique, Chihuahua, cuando de pronto, al interior de un templo de la comunidad de Cerocahui fueron un hombre los privó de la vida.
El agresor, “El Chueco” lo venía persiguiendo y se metió hasta el interior de la iglesia, donde abrió fuego contra los dos sacerdotes y también contra el tercer hombre involucrado, por lo tanto, de este ataque murieron tres personas.
Ambos padres brindaban dedicaban sus servicios en la Sierra Tarahumara durante décadas. Ante este atentado la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús demando al Estado Mexicano la adopción de medidas para resguardar a los jesuitas, religiosos, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.