MÉRIDA.- Un grupo de ejidatarios de los municipios de Holca y Sudzal, en Yucatán, se encuentran en lucha para que el paso del Tren Maya no les cierre el único acceso a sus parcelas. Los afectados se sumaron a la primera demanda de amparo interpuesta en Yucatán en contra del megaproyecto de la autodenominada 4T. Entrevistados por La Silla Rota, exigen una solución al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), antes de que se queden encerrados.
Y es que en las entradas a sus tierras se extiende el Tramo 4 del Tren Maya, que va de Izamal, Yucatán, a Cancún, Quintana Roo, mismo que les impediría salir o entrar. Miles de kilómetros de la vía ya fueron construidos, menos una extensión de poco más de 10 metros, lo que corta la continuidad de la infraestructura ferroviaria.
El Tramo 4 del Tren Maya tiene una longitud de 240 kilómetros de vía doble electrificada, comprende nueve municipios y 17 localidades. Estará integrado por tres estaciones: Chichén-Itzá, Valladolid y Cancún Aeropuerto, así como dos paraderos: Leona Vicario y Nuevo Xcan.
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A la fecha, esta obra tiene un avance del 65% y el gobierno federal la considera relevante para el desarrollo y la reactivación económica del sur-sureste de México. De hecho, presume que la construcción del Tramo 4 ha generado 13 mil empleos, en su mayoría ocupados por personas de la región.
“NADIE NOS DIJO NADA”
Néstor Aguilar es ejidatario del municipio de Hoctún y desde hace más de 10 años trabaja en sus tierras. Asegura que nadie les avisó de la construcción de la vía. “A nosotros nos cerraron y ya estuvo, se cerró y se cerró, pero no hubo nadie que nos dijera: ‘oye te vamos a cerrar, vamos a abrir, vamos a hacer esto…’, no, no”, comenta.
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Cruzar las vías del Tren Maya para ir a cuidar a sus animales y plantas que cosechan representa todo un riesgo. “Brincando, brincando rieles, brincando piedras, brincando vías y brincando todo, cosa que no debemos hacer por los accidentes”, advirtió Néstor.
Eloi May tiene más de 65 años y ahora es más difícil ir a su casa, que está construyendo con la ayuda de sus hijos, que viven y trabajan en Estados Unidos, como migrantes indocumentados.
“Mi parcela tiene mis ganaditos allá, tengo como 40 pies de ganado, tengo una casa de dos pisos, pero poco a poco lo estamos construyendo con mis hijos. Necesitamos una ayuda. Yo no tengo ayuda de gobierno”, expresa.
Gabriel Alvarado vive entre las tierras que mantienen las vías del Tren Maya sin conectarse. Desde hace dos años se mudó a ese predio para cultivar limón.
Impidió que los ingenieros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y del Tren Maya completaran la vía. En alguna ocasión, como protesta, les remolcó el escombro. Ahora vigila que no construyan la vía en su entrada.
“Hasta el momento no nos han dado una respuesta favorable, que nos den una indicación de cómo le vamos a hacer ¿Qué van a hacer para que podamos brincar, nosotros, de un lado a otro? porque el terreno que está enfrente también nos pertenece y lo que queremos es sacar. Que nos digan ellos cómo vamos a cambiar, cómo vamos a pasar de un terreno a otro”, se indigna.
EL AMPARO INCÓMODO
El caso está en el Juzgado Primero de Distrito, con sede en Mérida, quien otorgó la suspensión provisional 1085/2022, lo que permite que los ejidatarios tengan un paso libre a sus parcelas y frena, por completo, las obras del Tren Maya en ese tramo.
El amparo que concedió la suspensión provisional se interpuso en junio de 2022.
Detrás de la carretera que atraviesa el Tramo 4 del Tren Maya están las parcelas de los ejidatarios. Incluso, la vía del megaproyecto está construida sobre una tierra que nunca fue expropiada. Del tema platicó el asesor legal que promovió el amparo, Moisés Velázquez Cetina.
“Jurídicamente hablando, parte de esa carretera pasa por el predio de mi representado, entonces, realmente el Tren Maya se está construyendo dentro de la propiedad de mi representado, porque nunca hubo decreto expropiatorio, bueno, ni mucho menos se pagaron las tierras”, explica.
El 24 de febrero de 2023, Velázquez Cetina se reunió con personal del área jurídica de FONATUR, SCT y del Tren Maya, así como de la empresa ICA, encargada de la construcción del Tramo 4. No se llegó a un acuerdo, pero se solicitó la construcción de un camino para todas las parcelas, que las una desde atrás y les permita el paso a sus animales. Aunque de los detalles de la obra no se ha hablado.
“Ya sufrimos la afectación de que se nos prohíba el acceso y pues prácticamente los despojaron de la propiedad”, denuncia el abogado.
LLUVIA DE AMPAROS
El Tren Maya, una de las principales obras insignia de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha enfrentado al menos a 50 amparos durante su construcción.
Desde 2022, el Tren Maya ha estado en boca de todos, sobre todo por lo que sucede con el Tramo 5, que durante ese año registró retrasos en su construcción debido a cancelaciones, protestas de activistas, y las divisiones del tramo que se adjudicaron a Grupo México y a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En febrero pasado, el movimiento Sélvame del Tren consiguió una suspensión definitiva de la obra del Tramo 5 sur y norte, que va de Cancún a Tulum.
El amparo con el número de carpeta 2878/2022 fue interpuesto el 15 de diciembre de 2022, al considerar que la construcción federal no ha llevado el debido proceso, estudios, permisos y autorizaciones para avanzar y cumplir la ley. La organización de carácter civil indicó que el Tren Maya afectaría notablemente la flora y fauna de la región, por lo cual la suspensión definitiva del tramo 5 de Sur a Norte es motivo de celebración.
Este movimiento solicitó la suspensión de la obra debido a la afectación del patrimonio ecológico.
Sin embargo, ante estos amparos contra la obra, el presidente López Obrador mencionó, en la conferencia de prensa de este lunes 13 de febrero, que al Tren Maya no le afectan en nada. “Seguiremos trabajando”.