La onda expansiva por la explosión en aquel edificio de viviendas y comercios en el centro de Tijuana dejó a 24 personas lesionadas; dos de ellas fueron rescatadas de entre los escombros después de más de una hora de labores con un par de binomios caninos de bomberos. Uno de los más perjudicados en el siniestro fue Francisco Castro Curiel, quien fue trasladado al Hospital General con diversas fracturas y quemaduras en el 60% de su cuerpo.
Moisés Alemán, su primo, cuenta que los primeros días fueron de poca información sobre su estado de salud, comprometido, primero, solo a consecuencia de la explosión, después por una serie de infecciones nosocomiales.
“La respuesta de ellos era hacer recomendaciones. ¿Qué recomendaciones estaban haciendo? Que la situación que llevaba Francisco, hasta el momento, es crítica. Lo que recomendaban es que la familia, sus hermanos o su mamá, tomaran la decisión de a lo mejor desconectarlo”, menciona.
Cuando la familia de Francisco denunció públicamente esa “recomendación”, el Hospital General de Tijuana (HGT) respondió con un comunicado de prensa confirmando el delicado estado de salud del paciente, de 45 años de edad.
“Está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del HGT y bajo ninguna circunstancia será desconectado sin consentimiento de su familia, pues cabe señalar que eso sería ilegal”, informó la institución, el único hospital general de la ciudad.
Moisés dice que fue entonces cuando los propios médicos le dijeron a la familia que en Baja California no hay equipo ni condiciones para atender lesiones de segundo y tercer grado como las de Francisco, y que a causa de eso comenzó a desarrollar distintas infecciones nosocomiales, un problema común en la entidad.
Datos de la Secretaría de la Salud de Baja California, obtenidos vía una solicitud de información, muestran que cada año entre 2 mil y 3 mil pacientes de Issstecali y del sector público que acuden a recibir atención médica resultan con alguna infección intrahospitalaria.
La Secretaría de Salud bajacaliforniana reconoce la alta prevalencia de infecciones adquiridas dentro de los hospitales, pero tiene otros datos sobre su letalidad.
“No tenía esa cifra, ni sabía que estuviésemos en ese deshonroso primer lugar”, respondió el secretario José Adrián Medina Amarillas mientras observaba los datos de la RHOVE al cierre de 2022. De acuerdo con ese mismo informe, el promedio nacional de letalidad por Infecciones Asociadas a la Atención de la Salud (IAAS), fue de 5.17%, mientras en Baja California fue del 10.01%. La Secretaría de Salud bajacaliforniana, en cambio, respondió a la solicitud de información reportando un 4.9% de letalidad en el mismo año.
Infecciones nosocomiales
Entre 2012 y 2022, las infecciones intrahospitalarias en Baja California estuvieron relacionadas principalmente con la colocación de catéteres y sondas, la ventilación mecánica y en menor medida a causa de hospitalización prolongada. Moisés dice que su primo Francisco desarrolló infecciones en la piel por no estar en un espacio adecuado para atender sus quemaduras y también por estar conectado a la ventilación mecánica que lo ayudaba a respirar.
“Han sido de infecciones menores, infecciones altas y las controlan pero controlan una y sale otra”, contó mientras Francisco luchaba por su vida desde la cama del nosocomio de Tijuana.
Imagen creada con Inteligencia Artificial.
En aquel momento la familia pidió al HGT que lo trasladaran a una clínica especializada con sede en Guadalajara, pero el hospital no estaba dispuesto a correr ese riesgo. “Dado el estado crítico del paciente, en este momento el trasladarlo a otra unidad compromete su vida”, informó el nosocomio.
Rosendo Rojas es maestro en Salud Pública y dice que aunque las infecciones intrahospitalarias difícilmente pueden ser eliminadas, el riesgo de adquirir una puede ser disminuido y en Baja California hay mucho por hacer.
“Es algo complicado, porque aquí ya se ha registrado, por parte sobre todo de los Estados Unidos, que tenemos bacterias que son multidrogoresistentes y que no tenemos mucha forma de tratarles por uso indiscriminado de antibióticos”, comenta.
Las denuncias ante la CEDH
El año pasado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California (CEDHBC), abrió un expediente por infección intrahospitalaria. El hombre que interpuso la queja fue víctima de un asalto, el ladrón lo lesionó con arma blanca y recibió atención en el Hospital General de Tijuana, pero después tuvo problemas en la herida, por lo que le recetaron antibióticos.
“Sin embargo, al no mostrar mejoría, acudió a un centro de salud donde le informó la doctora que probablemente los instrumentos con que lo suturaron no estaban en óptimas condiciones”, dice parte de la relatoría del informe ante CEDH al que tuvo acceso La Silla Rota.
El expediente sigue abierto, pero el paciente no regresó al organismo de derechos humanos para dar seguimiento. El Hospital General de Tijuana lo citó para inicios de este año, por lo que personal de la CEDH cercano a la investigación cree que pudo haber algún acuerdo entre las partes, algo que en la práctica resulta sumamente habitual, contaron. Y de haberse confirmado que en ese caso hubo una infección y que fue adquirida en el HGT, éste debió notificarlo a la RHOVE.
Sin embargo, las cifras oficiales no dan plena certeza cuando el número de infecciones reportadas en esa red y las proporcionadas por la Secretaría de Salud en respuesta a la solicitud de información hecha por La Silla Rota, son distintas. En la primera, Baja California notificó 1,409 casos de IAAS en 2022, mientras que en la segunda las autoridades sanitarias respondieron que hubo 2,648. Además, según la Secretaría de Salud estatal, ese mismo año tuvieron 130 muertes producto de las infecciones nosocomiales, por lo que sus cifras dan un 4.9% de letalidad, no el 10.01% reflejado a nivel nacional.
Ante esa diferencia, el secretario Adrián Medina Amarillas dice que los números más altos reportados por la dependencia a su cargo son reflejo de una mayor vigilancia, reforzada luego de las muertes de mujeres que se sometieron a cirugías estéticas en hospitales privados de Tijuana y Mexicali. Esas revisiones incluyen corroborar que las clínicas cuentan con un comité de vigilancia epidemiológico.
“No es que estemos en más riesgo, traduce que llevamos un mejor control de las infecciones nosocomiales”, afirma el secretario de Salud en Baja California.
Rosendo Rojas asegura que aunque los datos del RHOVE no son 100% fieles, sí muestran una buena parte de la realidad en los nosocomios que reportan puntualmente las infecciones intrahospitalarias.
La Secretaría de Salud en Baja California, además, reconoce que con frecuencia, y como sucedió al inicio de la atención a Francisco Castro Curiel, los familiares no saben que sus pacientes contrajeron una infección dentro del nosocomio.
“Esa es la realidad, porque en el certificado de defunción pones que falleció por diabetes, por una herida de arma de fuego o por un evento vascular cerebral, etcétera (...) eso obviamente no nos exenta de la responsabilidad que debemos tener para tomar cartas en el asunto”, mencionó Medina Amarillas.