TUXTLA GUTIÉRREZ. - La violencia que se ha agudizado en San Cristóbal de Las Casas, Pueblo Mágico de Chiapas, desde hace al menos un lustro, alcanzó a la mujer indígena y defensora comunitaria Pascuala López López, cuyo hijo Mateo Gómez López fue asesinado el 3 de febrero de 2020, debido a que se negó a pertenecer a una de las bandas conocidas como “Motonetos”.
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Pero su lucha por justicia le “acarreó” consecuencias. No sólo le arrebataron la vida de su ser querido, sino que ha sido víctima de amenazas de muerte e incluso de agresiones físicas, como cuando la arrastraron de los cabellos y, además, en abril de este año, le incendiaron su hogar, ubicado en el ejido Cuxtitalli El Pinar.
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De acuerdo con una investigación efectuada por La Silla Rota, se sabe que, como ninguna autoridad le ha brindado las garantías para no ser “presa fácil” de la delincuencia organizada que la tiene acechada pese a que presentó las denuncias correspondientes, a Pascuala no le ha quedado de otra que continuar en el mismo domicilio, donde vive con su esposo, nietos y otros familiares.
SU CASO ESTÁ EN MANOS DE LA CIDH
Para ella, la situación de peligro es cada vez más aguda, por ello consiguió el 26 de enero de este año, con el apoyo de la Red TDT, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgara medidas cautelares (mediante la resolución 3/2023) para salvaguardar la integridad no sólo de ella, sino de sus seres queridos.
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Nataniel Hernández, coordinador de Protección a Personas Defensoras de la de la Red Nacional de Organismos Civiles Todos los Derechos para Todos y Todas (Red TDT), manifiesta que el caso de Pascuala es relevante porque ha “alado la voz” para exigir justicia por el asesinato de su hijo y por la exigencia del restablecimiento de la paz en San Cristóbal, ante los hechos de violencia presentados en los últimos tiempos.
También coincide en que el tema del crimen de su hijo está vinculado con los sicarios “motonetos” que lo querían reclutar. Como los rechazó, deja en claro, le quitan la vida y se dan las otras agresiones antes mencionadas.
Ante ello, la Red TDT lleva la representación legal de Pascuala ante la CIDH y ante el Mecanismo de Protección federal, y también con el Comité contra la Violencia.
EL RECUENTO DE LOS DAÑOS
Aunque no aprendió a leer ni escribir, Pascuala, desde niña, se dedicó a las labores del campo, pero, con el paso del tiempo, se inclinó por la elaboración de artesanías (bordados), con las cuales ha sobrevivido.
Antes de que le quemaran su propiedad, la mujer indígena tsotsil, de 43 años de edad, también poseía una pequeña tienda de abarrotes, lo que le servía para obtener más recursos; pero, en la actualidad, prácticamente empezó de cero. Mientras que su cónyuge está enfocado en el campo.
Como personas que siempre han buscado la paz, de alguna manera se involucraron en lo que acontece en su colonia, sobre todo al combate de la delincuencia, lo que la ha llevado a una criminalización.
De hecho, el desamparo que vive por parte de la justicia chiapaneca es tal, que el único presunto asesino de su hijo aún no recibe sentencia, pues sólo está vinculado, por lo que existe el riesgo de que, en cualquier momento, sea liberado.
Mateo fue asesinado cuando caminaba dentro del ejido donde vivía con su madre; él recibió un disparo a la altura del abdomen. Sin embargo, antes ya había sido víctima de agresiones por parte de los mismos “motonetos”.
La primera agresión física que sufrió fue cuando retornaba a su casa; un grupo criminal la interceptó, la golpeó y la arrastró. Asimismo, la encañonaron, y cuando el sicario intentó jalar el gatillo, éste no accionó (fue una especie de “susto”).
Pese a todo lo que ha sufrido, Pascuala, madre de tres hijos, se ha sobrepuesto de los episodios “de terror” vividos; sin embargo, la tristeza y angustia también la “carcomen”. De hecho, lo que sí ha recibido es un acompañamiento médico y psicológico.
Por desgracia, dice Nataniel Hernández, les ha costado mucho trabajo que el Estado mexicano le brinde las condiciones necesarias de salvaguarda a Pascuala y su familia.
“Tenemos un debate muy fuerte con el Mecanismo de Protección a Personas Defensoras, por un lado, y por el otro la omisión y la complicidad del gobierno de Chiapas en mantener a este grupo criminal (‘Motonetos’), vigente y activo, sin implementar ninguna acción de desarticulación; en sí, no hemos obtenido que le den medidas de protección efectivas”.
FEMINICIDIOS AL DOBLE
En un documento titulado “La muerte Impune” (difundido este 2 de noviembre), la organización civil Melel Xojobal y la Red por los Derechos de las Infancias y las Adolescencias (Redias), con sede en San Cristóbal de Las Casas, advirtieron que, en lo que va de este sexenio, han sido asesinados en Chiapas 473 niños, niñas y adolescentes.
“Si guardáramos un minuto de silencio por cada una de las muertes de niñas, niños y adolescentes, tendríamos que callar durante 7 horas con 20 minutos”, aseveran.
Entre otros datos, estimaron que de 2022 a la fecha se incrementaron al doble los feminicidios de niñas y adolescentes; los homicidios, por su parte, también presentaron un alza de 44%, aseveran.
“La violencia machista ha cobrado la vida de 26 niñas y adolescentes mujeres durante este sexenio, de los cuales 5 son feminicidios sólo en este 2023”.
En su conteo, el Observatorio Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres de Chiapas aseveró que, en lo que va de este 2023, ya registró 117 muertes violentas de mujeres (34 serían feminicidios), mientras que en 2022 sumó 40 feminicidios.
Sin embargo, la violencia no para. Según la Fiscalía General del Estado, este miércoles por la noche, dos mujeres, identificadas como Sandra y Yuliana, fueron baleadas en el municipio de Ixhuatán. En estos momentos, ambas lesionadas de gravedad están en un hospital.
Este jueves, la misma dependencia dio a conocer el feminicidio de una mujer en la colonia San Pedro Buenavista, municipio de Villacorzo; ella y su pareja fueron asesinados a balazos.