ACAPULCO

"No hay ni insulina", derechohabientes del IMSS en Acapulco

Al preguntar en la entrada del IMSS al personal de vigilancia, conformado por policías locales y elementos de la Guardia Nacional, ni ellos pueden dar razón acerca de los servicios médicos disponibles en el hospital

'No hay ni insulina', derechohabientes del IMSS en Acapulco
"No hay ni insulina", derechohabientes del IMSS en AcapulcoCréditos: Fabian Evaristo | La Silla Rota
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Las cifras de la devastación que el huracán Otis produjo en Acapulco son variadas: 50 muertos, varios desaparecidos, miles de damnificados y millones en daños materiales. Pero ¿Cuánta gente padece los estragos de Otis en los servicios médicos?

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Luego de viajar por hora y media desde el poblado Platanillo, los dos hermanos de la tercera edad, Bernabé y Guadalupe regresaron a Acapulco para saber si los servicios de diálisis para el campesino han vuelto.

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Los hermanos se detuvieron unos minutos bajo la sombra de un árbol afuera del Hospital General Regional "Vicente Guerrero" para descansar, la condición de salud del señor Bernabé lo obliga a caminar despacio y con bastón, la ayuda de su hermana es esencial.

Fabian Evaristo | La Silla Rota

La naturaleza del piso donde se encuentra el hospital tampoco es la óptima. Las pendientes del pequeño cerro hacen pesado su ingreso.

Al preguntar en la entrada al personal de vigilancia, conformado por policías locales y elementos de la Guardia Nacional, no pueden dar razón a los hermanos acerca de los servicios de diálisis.

Una cita fechada para el 28 de octubre garantizaba medicamentos para la anemia para el campesino Bernabé Alejandro Silverio. La emergencia del huracán la hizo imposible.

Casi 140 pesos de pasajes por persona, tres transportes y hora y media de camino, aumentan la preocupación por conseguir o no, servicio médico para este otro damnificado de Guerrero.

Fabian Evaristo | La Silla Rota

"Ahorita viene por su diálisis, ya le toca, pero voy a ver si le dan otra vez su cita que perdió para que le den medicamento, el que necesita, pero para la anemia", dice la señora Guadalupe.

La familia de Platanillo perdió su cosecha de maíz con el huracán, pero aseguran haber aguantado por la ayuda de emergencia otorgada por el Gobierno.

A la entrada del pasillo de los elevadores, la expectativa es mucha cuando los hermanos presionan el número 3 de los botones para subir.

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"Vengo por un cambio de línea"

La señora Matilde es derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social, quién ante la urgencia, en días pasados buscó en una clínica diferente, los medicamentos para sus enfermedades.

La mujer usualmente recibiría en el Hospital General Regional medicamentos para la diabetes, la anemia y para su tratamiento de diálisis, pero por la emergencia de Otis no los consiguió en el IMSS.

"No hay ni insulina tampoco", dice la señora Matilde, al recordar que acudió al Hospital de las Cruces para conseguir medicina.

Fabian Evaristo | La Silla Rota

A más de un mes del huracán, doña Matilde y su esposo regresaron al Hospital General Regional del IMSS para un cambio de línea para dializar. También esperan conseguir la preciada insulina y la eritropoyetina.

La pareja acudió al hospital esperando obtener el cambio de línea, como otros más, sin saber qué servicios han vuelto.

"Ya si no lo hay a seguir con la misma línea, mientras no esté infectada", dice la mujer tomada del brazo de su esposo.

A la entrada del hospital aún hay trabajadores reparando lo que Otis arruinó.

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El regreso de operaciones del hospital no sólo ha traído beneficios para los derechohabientes, trabajadores de comercios afuera han vuelto a ofrecer alimentos y otros servicios.

Taxistas de una de las bases que trasladan al Hospital "Vicente Guerrero" llevan aproximadamente dos semanas operando.

"Está bajo aún, estamos ganando menos de la mitad de lo que ganábamos antes, todavía hay poca gente", reconoce Sonia, una mujer que trabajaba como checadora en unas bases de taxis.

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Los trece pesos por persona que cobran para llevar de boulevard Cuauhtémoc a la clínica no son suficientes para los trabajadores de esa ruta, pero es mejor que vivir de las despensas, aseguran.

"Ya queríamos regresar, fueron muchos días de incertidumbre, de andar cazando las despensas, la ayuda, ya queríamos trabajar, sigue flojo, pero ahí va", dice Sonia, con una discreta muestra de alegría.

VGB