TUXTLA GUTIÉRREZ.- El 26 de mayo de 2016, Aurelio Cruz, su madre y 10 hermanos y hermanas huyeron del ejido Puebla, Chenalhó, luego de que un grupo paramilitar quemara su casa y asesinara de un balazo a su padre Guadalupe Cruz.
El joven, en ese entonces de 12 años de edad, y otras 55 familias tuvieron que buscar refugio en otro lado, sobre todo en San Cristóbal de Las Casas, pero la ayuda gubernamental que recibieron fue a “cuentagotas” y la desesperación creció.
Por ello, Aurelio, el menor de sus seis hermanos y cuatro hermanas, decidió el 4 de mayo de 2022 aventurarse a los Estados Unidos, pues anhelaba una mejor vida, ésa que ya no iba poder hacer en Chenalhó; sin embargo, murió en el desierto de Arizona, Estados Unidos.
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Este jueves, su familia y amigos le dieron el último adiós en el panteón de la cabecera municipal de Chenalhó, pues no pudo ser inhumado en el ejido Puebla, debido a que no hay garantías de seguridad porque el peligro de ser agredidos, de nueva cuenta, es latente.
Aracely Cruz, su hermana, lamenta que el gobierno chiapaneco no los haya apoyado, al menos para la cuestión de la repatriación de Aurelio, por lo que fue el Consulado Mexicano el que “entró al quite”: erogó todos los gastos de ese trámite.
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UN VIAJE QUE LE COSTÓ LA VIDA
Aurelio, ya con su mayoría de edad, se decidió por dejar el campamento el 4 de mayo de 2022, donde sus seres queridos y otras 55 familias han permanecido desde hace como seis años, para emprender el viaje, primero, a Sonora, donde pretendía laborar por un tiempo y juntar algo de dinero.
Sin embargo, a la semana de estar ahí, no lo pensó más y, junto a otros dos jóvenes de Chiapas, intentó cruzar el desierto, pero no resistió. Antes, se perdieron en la caminata. Incluso, se quedaron sin agua.
Aracely asevera que ahora no solo tendrán que sufrir el desplazamiento forzado que los mantiene lejos de su tierra, sino que le llorarán a su hermanito, quien estaba cansado de la falta de oportunidades en la entidad y solo quería ganar dólares para mandárselos a su madre.
UN TRÁMITE ENGORROSO Y CANSADO
Veintitrés días después de que Aurelio saliera de casa, su familia fue informada sobre el hallazgo de un cuerpo y otras pertenencias de un muchacho con las características físicas similares a las de él; no obstante, se negaron a aceptar esa versión desde un principio.
Por ello, solicitaron que a esos restos se le hiciera una prueba de ADN, para que estuvieran seguros de que se trataba de Aurelio, lo que se confirmó a finales de octubre pasado, con el apoyo de expertos en ciencias forenses originarios de Argentina y de las abogadas de la agrupación “Voces Mesoamericanas”.
Lo que no les queda claro, acepta Aracely, es si su hermano murió por deshidratación, pues el dictamen no es claro, “y creemos, no sé por qué tengo esa espinita, que lo mataron”. De hecho, argumenta que existe esta última posibilidad porque quienes viajaban con Aurelio se llevaron su teléfono celular.
“Mi hermanito no quería ver sufrir a mi mamá, por eso se fue, porque estaba desesperado, dejó sus estudios (apenas acabó la primaria); por eso no creemos lo que le pasó, porque según se deshidrató muy rápido, y eso lo vimos muy extraño”.
Sin embargo, Aurelio, con 19 años cumplidos, fue despedido este jueves, entre lágrimas de quienes lo querían, pues ya no logró su sueño, el de “sacar adelante” a su familia.
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