TUXTLA GUTIÉRREZ.- En busca de mejores oportunidades, Aurelio Cruz López y dos menores de edad, indígenas tsotsiles, dejaron a principios de mayo el campamento que les proporcionó el gobierno de Chiapas en San Cristóbal de Las Casas, tras ser desplazados de forma violenta del ejido Puebla, Chenalhó, en 2016.
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Sin embargo, Aurelio Cruz López, de 19 años de edad, quedó tirado en el desierto de Arizona, Estados Unidos, el 5 de mayo y, desde entonces, nadie sabe nada de él.
De hecho, solo hay una fotografía donde aparece desmayado, con una playera y una especie de mochila o pechera tipo militar que, se supone, le tomó una persona que lo acompañaba en ese momento.
Según cuenta Aracely Cruz, su hermano y sus sobrinos, identificados como Onésimo y Maximiliano, ambos de 17 años, viajaron a tierras sonorenses porque ahí buscarían empleo debido a que en la entidad chiapaneca la autoridad no les garantizó estudio, ni educación ni salud, ni un área para vivir de manera definitiva, pese a su condición de desplazados. El jueves pasado se enteró que habían emprendido el “sueño americano”.
INCUMPLIMIENTO OFICIAL LOS ORILLÓ A ABANDONAR SU TIERRA
Si los jóvenes decidieron salir de Chiapas, asegura, es porque el gobierno de Chiapas no quiere garantizar la reubicación a las más de 50 familias desplazadas, sino solo a 14, las más directas a Guadalupe Cruz Hernández, quien fue asesinado el 26 de mayo de 2016, el día que los desplazaron del ejido Puebla.
Aracely, quien está parada en la entrada del Palacio de Gobierno chiapaneco mientras sus manos sostienen la foto de Aurelio en estado inconsciente en el desierto estadounidense, advierte que esta tragedia no hubiera ocurrido si la autoridad hubiera hecho valer la recomendación de la CNDH o la medida cautelar que emitió la misma CIDH.
“Ya llevamos seis años de desplazados fuera de Chenalhó; aquí estamos esposas, hijas, hijos, hermanos, hermanas, madres, abuelas, niños, niñas, las 40 personas que hemos insistido en ser atendidas, en busca de una reubicación digna”, externa.
ONG DE ARIZONA APOYAN LA BÚSQUEDA
Julio, activista y defensor de derechos humanos, informó que, por fortuna, los otros dos jóvenes menores de edad están detenidos en una estación migratoria de EU, y sus padres ya viajaron hacia la franja fronteriza para esperarlos y regresarlos a Chiapas.
Tras dejar en claro que desconocen si los muchachos pagaron el servicio de algún “coyote” o si llegaron de forma normal, especifica que quienes los han ayudado son grupos solidarios de Arizona, mismos que se enfocan en buscar personas desaparecidas.
Entre otras cuestiones, lamenta que el coordinador de asesores de la Secretaría General de Gobierno, Leonel Inocencia Reyes, evadiera la responsabilidad, “al decirme que ‘él no fue quien le dio los boletos a los chavos para que se fueran’, y de esa manera se lava las manos”.
Lo peor de todo, añade, es que ninguna instancia gubernamental aceptó las recomendaciones emitidas desde 2018 por la CNDH y la CIDH, lo que ha generado más incertidumbre entre los afectados.
De nueva cuenta y tras advertir que ha sufrido amenaza y acoso, Aracely Cruz insiste en que no están por gusto en un campamento provisional, hacinados y sin las condiciones mínimas de salud y seguridad, “por eso, insisto, mi hermano y mis otros familiares se fueron para el norte, porque estaban desesperados”.
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