Es imposible hablar de la gastronomía mexicana sin mencionar al chocolate, alimento que tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones mesoamericanas, especialmente entre los mayas y los aztecas. Dichos pueblos cultivaban el cacao, usándolo tanto como bebida como moneda; para esto empleaban ingredientes como agua, chile, vainilla y especias para su preparación como bebida espesa y amarga.
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Cuando los conquistadores españoles llegaron a América, llevaron el cacao a Europa, donde se adaptó al gusto europeo al agregarle azúcar. La bebida se transformó en una deliciosa opción en la corte española, pero fue hasta el siglo XIX que comenzó a comercializarse en forma sólida, dando paso al chocolate moderno.
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En México, el chocolate continúa siendo una parte esencial de la gastronomía. Tradicionalmente, se usa en bebidas como el "atole" y el "champurrado" y en postres típicos. Además, la producción artesanal de chocolate, usando métodos tradicionales, sigue siendo un símbolo de la rica herencia cultural y el amor por el cacao en el país.
Ahora, te contaremos la historia detrás de una empresa mexicana que ha logrado tener éxito y reconocimiento a nivel internacional, esto, gracias a su gran cantidad de productos, entre los que destacan el chocolate Abuelita y Carlos V.
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¿Cuál es la historia de la segunda chocolatería mexicana más vieja?
Se trata de la fábrica de chocolates La Azteca, la cual es la segunda chocolatería más antigua en México. Su origen data de 1917 en el municipio de Orizaba, Veracruz, gracias a Antonio Zgaip y Alfonso Arana, quienes se encargaban de fabricar productos a base de cacao.
Sin embargo, el reconocimiento y su leyenda comenzaron dos años después, en 1919, cuando la fábrica fue adquirida por los hermanos Francisco y Raymundo González Barragán, quienes decidieron nombrar a la empresa como se conoció por bastantes años: La Azteca, creando así un antes y un después en la historia de la gastronomía nacional.
Tras tener un considerable éxito local, La Azteca cambió de ubicación y para 1929 decidieron mudarse a la Ciudad de México, donde se convirtió en un referente chocolatero en el país, además de hacerse notar a nivel internacional, ofreciendo una gran cantidad de productos dulces que al día de hoy se encuentran descontinuados.
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Para la década de los 70, La Azteca dio un giro de 360 grados, ya que pasó a formar parte de Grupo Quaker Oats Company, uno de los negocios más importantes en el ámbito culinario; posteriormente, en 1988, la compañía adquirió "Larín", la segunda chocolatera más grande de México.
En 1995, Nestlé adquirió la fábrica de chocolates La Azteca por $160 millones de dólares, aprovechando su posición dominante en el mercado mexicano tras la apertura comercial por el Tratado de Libre Comercio. La mayoría de sus marcas pasaron a manos de Nestlé, aunque Avena 3 minutos quedó con Quaker.
Algunos de sus productos estrellas fueron Chocolate Tres Coronas, Chocolate Express Pulverizado, El Popo, Chocolate Morelia Presidencial, Azteca Conasupo, Chocolate Presidente, Carlos V (uno de los pocos chocolates que se siguen haciendo) y el chocolate Abuelita, que en sus inicios era una mujer de ojos verdes y que posteriormente fue cambiado por el rostro de Sara García, una de las actrices más importantes de la época del cine de oro mexicano.
La fábrica de chocolates La Azteca fue un verdadero legado en el mundo del chocolate. Más allá de su calidad, representaba la historia de un país que ha sabido conservar sus tradiciones a través del cacao.