"Chocolate, vainilla, fresa, napolitano, limón, mango o coco", son solo algunos de los típicos sabores que podemos encontrar en una tradicional heladería, un espacio donde lo frío y lo dulce convergen, otorgándole a la gente un postre tan exquisito, suave y delicioso que, no importa el clima de la ciudad, se suele disfrutar, ya sea solo o en compañía de alguien más.
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Las heladerías son aquellos negocios que llegaron para quedarse en la ciudad. Hay miles de historias alrededores de estos enigmáticos lugares; algunos historiadores, cronistas y expertos de la gastronomía nacional afirman que el ingrediente principal para preparar nieves y helados era traído desde los volcanes como el Popocatépelt e Iztaccíhuatl.
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De acuerdo con Martín González de la Vara, uno de los historiadores gastronómicos más importantes del país, el primer nevero mexicano que deleitó a los capitalinos con sus preparaciones y sabores fue el criollo Leonardo Leaños, quien en 1620 cocinaba este postre con leche, miel y huevo.
Gracias al impacto cultural de las nieves y helados, es como hoy existen ferias de estos alimentos en la Ciudad de México, donde los asistentes pueden disfrutar de una gran variedad de sabores, desde los tradicionales hasta los más exóticos.
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¿Cuál es la historia detrás de la heladería más antigua de la CDMX?
Con el pasar de los años, las heladerías se volvieron el sitio perfecto para pasar una tarde familiar, entre amigos o romántica; sin embargo, poco a poco el brillo de estos locales se fue apagando, ya sea cerrando o incluso siendo sustituidos por cadenas como "La Michoacana".
Pero todo esto no impidió que algunas de estas quedarán de pie, convirtiéndose en joyas ocultas de la capital mexicana, una de ellas es La Especial de París, considerada por muchos como la heladería más antigua de la Ciudad de México.
Fundada en 1921 por Domingo Lozada Torres, sus inicios comenzaron de una manera simple y sencilla: al principio solamente era un carrito con dos sabores de helado, el de vainilla y limón. No obstante, debido al buen recibimiento por parte de los pobladores, fue como este negocio móvil que recorría la colonia San Rafael comenzó a crear su propia historia.
Para 1929 se instaló fijamente en un pequeño puesto de madera en la calle de París (de ahí su nombre), ampliando su variedad de helados a seis. Existen muchas leyendas relacionadas con este local; algunos señalan que Domingo Lozada aprendió a preparar helados con la ayuda de una pareja de italianos.
Eso sí, su popularidad y reconocimiento comenzaron después de que Salvador Novo nombrara a La Especial de París en su libro "La nueva grandeza mexicana", provocando que celebridades de diferentes ámbitos llegaran a La Especial de París a disfrutar de estos postres fríos.
Tuvieron que pasar 10 años para que La Especial de París pudiera instalarse en un local en la avenida Insurgentes, el cual al día de hoy sigue vigente y siendo el lugar favorito de jóvenes y grandes, mexicanos y extranjeros, aventureros y curiosos, quienes simplemente se sientan en un banco a disfrutar de más de los 50 sabores que actualmente ofrece esta mítica heladería.
Tras la partida de Domingo Lozada, el negocio cayó en manos de sus nietos Miguel Ángel Lozada y Vicente Lozada, quienes decidieron ampliar la gama de productos y ofrecer malteadas, crepas, fresas con crema, entre muchos más.
La Especial de París está ubicada en la avenida Insurgentes Centro número 11, esquina con Antonio Caso en la colonia San Rafael.