Los nuevos-viejos balances en Chiapas
Nos comparten que el gobernador chiapaneco, el morenista Eduardo Ramírez, ha logrado transmitir la percepción de que la seguridad en su estado ha ido mejorando tras la salida de su antecesor, Rutilio Escandón, y ello es cierto. Pero también lo es, nos dicen, que el Cartel Sinaloa ha recuperado espacios dominantes en un corredor que arranca en la frontera sur, se extiende hacia el norte para entrar a Tabasco y luego avanza por el sur veracruzano. Sinaloa sostuvo en la zona un embate del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), especialmente en la frontera común chiapaneca-tabasqueña, que finalmente ganó y restableció una “pax narca”. Nos dicen que las nuevas víctimas de la violencia no son contabilizadas debidamente porque son arrojadas al mar. De esa guerra nada supieron, ironizan nuestras fuentes, ni el chiapaneco Escandón ya citado, ni los tabasqueños Adán Augusto López y Carlos “El Capitán” Merino, ni el veracruzano Cuitláhuac García.
Andrea Chávez y sus caravanas de la salud
La senadora por Chihuahua, considerada pupila política de Adán Augusto López Hernández, está siendo usada, nos revelan, como una ficha de cambio para que el tabasqueño acepte hacerse a un lado -de la coordinación de Morena en el Senado, o incluso de la política nacional. Eso supondría dejar avanzar a la legisladora en sus aspiraciones para buscar la gubernatura morenista de su estado. Pero los expedientes que comienzan a ser abiertos pude hacer que resulte imposible. Entre ellos, llaman nuestra atención que los controvertidos autobuses de la salud que la senadora Chávez usó para promoverse en su estado fueron comprados realmente por una empresa fantasma por gestión de Rutilio Escandón y su esposa Rosalina López Hernández, esta última hermana de Adán Augusto y verdadero foco de poder en la pasada administración morenista en Chiapas.
Aquel grupo de amigos en el Zócalo
Ante los predicamentos en los que se hallan varios altos personajes del obradorismo, destacadamente Adán Augusto López, Andrés “Andy” López Beltrán y Ricardo Monreal, nos recuerdan que ellos fueron los actores centrales en la “foto del desaire” en marzo pasado durante un evento en el Zócalo capitalino cuando posaban para una fotografía dando la espalda a la presidenta Claudia Sheinbaum en el delicado momento de un mensaje de ella ante las presiones de Donald Trump. El eje de la historia fue el controvertido hijo del expresidente López Obrador, al que se vio de vacaciones en Japón acompañado de su cercano amigo Daniel Asaf, uno de los muy incómodos enigmas de la pasada administración.
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