TECNOLOGÍA Y GOBIERNOS

El poder de la insuficiencia

La complejidad y el dinamismo del cambio de época, nos obliga a considerar nuevos enfoques y nuevas respuestas ante los desafíos del crecimiento y desarrollo económico, social y político de esta primera mitad del siglo XXI. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

La complejidad y el dinamismo del cambio de época, nos obliga a considerar nuevos enfoques y nuevas respuestas ante los desafíos del crecimiento y desarrollo económico, social y político de esta primera mitad del siglo XXI.

A esto obedece la necesidad de incorporar modelos de planeación estratégica dinámica y el uso adecuado y natural de las nuevas tecnologías, en especial de la inteligencia artificial. 

Loading…

Es urgente asumir, tan pronto como podamos, las exigencias del cambio tecnológico y reconocer que “cuando el entorno es imprevisible, la estrategia no puede seguir viejas reglas, el peor error es creer que lo que una vez funcionó es suficiente” así lo sostuvo en diferentes colaboraciones y ponencias Hector Uriel Rodríguez Sánchez, un profesional de esta materia, a quien hoy recuerdo con cariño (qepd).

Hoy los gobiernos y las instituciones están sometidas a una gran presión. En la práctica, es evidente que los mecanismos de respuesta que se han venido empleando para satisfacer las demandas de sus usuarios están totalmente rebasadas. Por ello insistimos, como afirmaba Héctor Uriel, que “la verdadera estrategia es atreverse a cambiar lo que una vez funcionó, antes de que se vuelva una situación límite y quedemos al alcance del poder de la insuficiencia”.

Muchos gobiernos, independientemente de su origen partidista, se enfrentan a los dilemas que plantea Moisés Naím en El Fin del Poder. Gobiernos y cooperaciones de distinta índole viven en medio de crisis recurrentes y se muestran impotentes, tras reconocer que “el poder ya no es lo que era”.

Ante esa realidad, las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial son habilitadores de gobiernos y entidades para construir nuevas respuestas. Así lo plantea Juan Pablo Adame, en su libro Ciudadanía Digital: ¿oportunidad o amenaza? Al analizar la evolución del ejercicio democrático en la sociedad, Juan Pablo concluye que es necesario incorporar las nuevas tecnologías para mejorar la interacción, la capacidad de satisfacción y el nivel de respuesta  entre gobernantes y gobernados.

El deterioro del sistema democrático, el debilitamiento de las instituciones por incapacidad manifiesta, malas prácticas, burocracias muy complejas y desviaciones éticas por corrupción, ha generado crisis de gobernabilidad y gobernanza. 

Para hacer frente, hoy se ensayan nuevas propuestas y se incorpora la inteligencia artificial, incluso, Japón y Alemania son países que ya cuentan con instancias gubernamentales operadas completamente por la Inteligencia artificial, con amplias funciones de “traductores tecnológicos” que, a manera de funcionarios virtuales, conducen el flujo de información y la relación entre ciudadanos y autoridades. 

Solo que hay que considerar que la IA, si bien es un medio poderoso, no es neutral, su impacto depende de cómo se diseñe, cómo se integra a la estructura gubernamental y cómo se ordene. 

Una aplicación deficiente o equivocada, incluye riesgos como los sesgos algorítmicos, la dependencia tecnológica y la insuficiencia estratégica.

 

Marco Adame

@MarcoAdame