VENEZUELA EN LA MIRA DE EU

¿Por qué Venezuela y no México? (2a parte)

Las miles de muertes por drogas en EU le brindan una justificación para ejercer presión sobre los gobiernos de la región, de ahí que es necesario considerar el tema político para entender por qué actúan distinto con cada país. | Alicia Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

En la entrega anterior se mencionó que el gobierno de Donald Trump está aplicando una medicina diferente a la aparente misma enfermedad que padecen Venezuela y México. Los gobiernos de ambos países han sido acusados por Washington de tener vínculos con grupos del crimen organizado, ahora considerados organizaciones terroristas, pero a diferencia de Nicolás Maduro que abiertamente reta al poder estadounidense, Claudia Sheinbaum ha optado por la colaboración. 

Es importante tener presente que mientras los cárteles venezolanos más que productores de drogas son una importante pieza del gran entramado de distribución de la cocaína originada en Colombia; los cárteles mexicanos sí producen, transportan y comercializan el fentanilo que está provocando miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos.

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A estas diferencias abismales entre Venezuela y México se suma los contrastes en las formas de producción de drogas que, a su vez, llevan a discrepancias entre las operaciones para atajar su elaboración. Las maniobras en contra de laboratorios de fentanilo suelen complicarse más que las de las drogas derivadas de la agricultura. En el caso del fentanilo, que puede producirse a diferentes escalas, a menudo suele ser en interiores y en zonas densamente pobladas. En estos casos, las operaciones de detección y ataque deben ser quirúrgicas. En cambio, atacar la producción de coca y la interdicción del transporte de cocaína (y de marihuana) requiere de operaciones rápidas. Ambos métodos, sin embargo, requieren de decisiones políticas firmes y consensuadas.

Un dato importante para considerar es que, de acuerdo con estadísticas estadounidenses, las muertes por sobredosis en Estados Unidos han disminuido casi 27 % en todo el país. En el caso de las muertes relacionadas con cocaína pasaron de 30,833 en 2023 a 22,174 en 2024, mientras que las relacionadas con opioides, entre ellos el fentanilo, redujeron de 10,511 a 8,006. 

El argumento de los cientos de miles de muertes por sobredosis parece ir perdiendo fuerza. Sin embargo, para la administración Trump estas circunstancias le brindan una justificación para ejercer presión sobre los gobiernos de la región. De ahí que es necesario considerar el tema político para entender por qué los estadounidenses actúan de forma distinta con cada país. 

En este sentido, resalta que, en México el cambio democrático de gobierno en 2024 viró hacia una colaboración antinarcóticos con los vecinos del norte pues es innegable que el antecesor de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, actuó con soberbia frente al expresidente Joe Biden y promovió su política de “abrazos y no balazos” frente al crimen organizado. 

En este mismo ámbito, las dudosas elecciones en Venezuela, también en 2024, llevaron a todos los países, incluso aquellos de ideología de izquierda, a pugnar para que Maduro demostrara que había ganado democráticamente los comicios de su país. Hasta hoy, sólo China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Siria, Nicaragua y Bolivia han reconocido la supuesta victoria de Maduro

El hecho de que los países mencionados reconocieran a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela también es un factor de peso pues evidencia que éste ha cultivado el apoyo de rivales extracontinentales de Estados Unidos. 

Al respecto podría pensarse que la presencia naval estadounidense en aguas internacionales latinoamericanas y unas cuantas deslumbrantes maniobras militares podrían disuadir al comercio ilícito de drogas, pero ¿qué hay del comercio petrolero que Pekín mantiene con Caracas? Es cierto que las sanciones estadounidenses de 2015 tuvieron un fuerte impacto en Venezuela, pero poco efecto a corto plazo ya que China, Rusia e Irán prestaron apoyo al país. En el caso específico del coloso asiático, éste supuestamente se convirtió en el principal comprador de petróleo venezolano evitando las sanciones impuestas por Estados Unidos. 

Independientemente del petróleo que el régimen de Maduro le vende a China, la acusación de narcoterrorismo es el hecho más delicado que data de la primera administración de Trump, cuando desde el Departamento de Justicia se levantaron cargos contra el presidente venezolano y sus principales colaboradores, y a los que se vinculó directamente con disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), esto, sin embargo, coincide cuando Washington presionaba para derrocar a Maduro y apoyaba a Juan Guaidó, entonces presidente interino de Venezuela

En estos momentos, pese al despliegue militar y los ataques a embarcaciones de procedencia venezolana, es poco factible que Trump esté interesado en enredarse en un conflicto bélico con Venezuela a sabiendas de contar con apoyos de gobiernos vecinos, así como de asumir la responsabilidad de una posterior recuperación; de ahí que surge también la pregunta ¿quién quedaría en lugar de Maduro en caso de buscar su derrocamiento? 

En el caso mexicano, si la cooperación con el país ha aumentado, lo más sensato para el gobierno de Trump sería mantener la colaboración con Sheinbaum y no embarcarse en una campaña militar, porque le funciona la presión que ejerce a través de la amenaza arancelaria. Hasta el momento, México ha entregado 55 capos, firmó un documento de asociación para desmantelar a los cárteles, estableció la Misión Cortafuegos y ha aumentado la colaboración entre las agencias encargadas de la seguridad en ambos lados de la frontera. Aunque la presidenta Sheinbaum ha sido cuidadosa en insistir que no se ha desviado de las políticas sociales de su antecesor, en la práctica ha enterrado la estrategia de “Abrazos y no Balazos”.

En este contexto, Sheinbaum no sólo resiente la presión estadounidense por romper el nexo entre el crimen organizado y políticos mexicanos en los tres órdenes de gobierno, sino también enfrenta la resistencia de su propio partido que se debate entre los que desean romper con el pasado por el daño que causa a la presidenta y aquellos que quieren mantener el status quo y los nuevos privilegios vergonzantes creados por la 4T.

En resumen, la muestra del poder económico y militar estadounidense en América Latina bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico parece estar reviviendo los tiempos del gran garrote cuya aplicación es selectiva y dirigida al enemigo del momento; aquí hay que tener presente que los aranceles son una herramienta que funciona para México mientras que la militar para Venezuela

 

Alicia Fuentes

@alifur1