Este martes, Naasón Joaquín García, quien actualmente cumple una condena de 16 años de prisión en California por el abuso de tres menores de edad, se declaró no culpable ante la Corte de Nueva York respecto de las acusaciones de la Fiscalía federal por encabezar una organización criminal en la que aprovechaba su posición como líder de la Iglesia de la Luz del Mundo para violentar sexualmente a niñas, niños y adolescentes contando para ello con la participación de familiares y miembros de esa asociación religiosa, además de tráfico sexual, delitos financieros, así como producción, recepción y posesión de pornografía infantil.
De inmediato, la Luz del Mundo emitió un comunicado calificando las acusaciones contra Naasón –a quien llaman el apóstol de Jesucristo– como infundadas, mentirosas y calumniosas producto de una persecución contra esa Iglesia para prolongar su encarcelamiento y frenar su misión de predicar el evangelio y contribuir al crecimiento de su comunidad en todo el mundo. También detuvieron a su mamá y a un primo por complicidad, ya que las autoridades norteamericanas señalan que lo ayudaban a traficar personas entre México y Estados Unidos para contrabandear dinero, quienes además debían estar a su disposición para satisfacer sus deseos sexuales cuando así lo pidiera.
A pesar de que, de acuerdo a varios testimonios, los seguidores de Naasón destruyeron computadoras con videos y fotos comprometedoras y amenazaron a víctimas para firmar declaraciones falsas, la policía de ese país logró decomisar una computadora, tres tabletas electrónicas y siete teléfonos celulares cuyo contenido, al parecer, comprueba lo que sostienen más de 20 mujeres que se atrevieron a declarar.
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Hace dos años se transmitió en Netflix el documental “La oscuridad de la Luz del Mundo” que revela la manera en que operaban quienes han dirigido esa organización desde su fundación en 1926, para enriquecerse, adoctrinar a su feligresía y abusar de su fe para disponer de sus conciencias y sus cuerpos. No es casual que los tres “apóstoles” de la Luz del Mundo, Eusebio Joaquín, su hijo Samuel, y su nieto Naasón, fueran señalados por diversos delitos sexuales, aunque al único que se le ha imputado formalmente es a este último quien se ostenta como el representante de Dios en la tierra.
Las narraciones de algunas de las víctimas que comparecieron en el primer juicio en California son muy dolorosas, pero sin duda destaca la historia de Karem León quien fue esclava sexual del apóstol Samuel desde los 17 años y la primera en denunciar los abusos sufridos provocándole cuadros severos de depresión y ansiedad durante más de dos décadas por lo cual, sumado al desprecio de su familia por sacrílega, decidió suicidarse en 2022. También se ha cuestionado el origen de la fortuna de los Joaquín pues por ejemplo, una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad descubrió más de 50 propiedades en México y 35 en Estados Unidos, además de que hace un par de años la Unidad de Inteligencia Financiera les congeló 19 millones de dólares.
Sin embargo, aun cuando desde 1997 Karem presentó la primera denuncia formal en México y en 2019 lo hizo Sochil, otra de las víctimas tal y como lo han compartido en sus columnas las periodistas Peniley Ramírez y Elisa Alanís, y que sobran elementos como ha quedado demostrado en los juicios que se les siguen en el país vecino, aquí nada ha pasado probablemente por el poder económico y político con que todavía cuenta esta organización religiosa que, al igual que en el caso de los Legionarios de Cristo, busca proteger a sus líderes a costa de todo sin importar el daño causado ante la indiferencia –o quizá complacencia– de nuestro sistema de justicia.