SISTEMA DE CUIDADOS

El cuidado en el centro de la agenda de igualdad

Hay que establecer una legislación sobre el derecho humano al cuidado, además de promover la corresponsabilidad social del estado y las empresas, así como las organizaciones civiles en la provisión de servicios de cuidado. | Teresa Incháustegui Romero

Escrito en OPINIÓN el

Hace exactamente un mes, se realizó en México la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer, liderada por la Agencia para la Igualdad de Género de la CEPAL. La propuesta central fue que los países de la región desarrollen en los próximos diez años mecanismos de financiamiento y desarrollo de sistemas de cuidado, mediante la institucionalización del derecho al cuidado y la creación de servicios integrales para el cuidado de personas y el bienestar social. Para ello tendrían que establecer legislación sobre el derecho humano al cuidado, además de promover la corresponsabilidad social del estado, de las empresas, así como las organizaciones civiles, sociales y comunitarias en la provisión de servicios de cuidado. Todo ello sin descuidar las acciones necesarias para el cambio de las normas sociales de género que permitan descargar a las mujeres del peso casi exclusivo del cuidado de personas dependientes y enfermos de los hogares y, se logre la redistribución más equitativa de responsabilidades del cuidado, entre los hombres y las mujeres al interior de las familias

Respecto a esta propuesta, las organizaciones de la sociedad civil han hecho una serie de análisis y observaciones importantes que conviene colocar aquí, para ponderar mejor los alcances y derivación de esta agenda. En primer término hacer notar que la agenda de cuidados se coloca en el centro de la atención de los organismos regionales e internacionales, justamente en el momento en que las derechas del mundo acometen articuladamente sobre los avances en la igualdad de las mujeres y la llamada cultura woke. En términos políticos esto significa que el ciclo internacional del neoliberalismo pluralista y multiculturalista (1990-2024) basado en el reconocimiento de derechos a las mujeres y a las minorías (aunque la mujeres somos entre 51% y 52%) se agotó. Lo que hace prever que el embate de esta “ola conservadora antifeminista” como ha sucedido ya en otros momentos de la historia, logre retrotraer los avances a favor de las mujeres en ciertos lugares y periodos. 

En este contexto, una agenda que recoloque el lugar de los cuidados familiares, en vez de centrarse directamente en las mujeres como individuos o como grupo, puede ser menos cuestionable y, en alguna medida, abrir paso a la recolocación de ciertos “feminismos conservadores” que están reviviendo temáticas y discursos del maternalismo. 

El tema de los cuidados es también un asunto que podría abrir campo a la deliberación pública en torno a fenómenos como la No Maternidad Voluntaria (NoMo) que están asumiendo como perspectiva de vida, una gran cantidad de mujeres jóvenes profesionistas y con alta formación educativa, en edades productivas y reproductivas en todo el mundo, como una respuesta ante la inequidad de la competencia laboral entre mujeres y hombres, el famoso “techo de cristal” que no abre a las mujeres el ascenso a los puestos más altos; o, el “piso pegajoso” que las mantiene en lugares bajos de las estructuras de mando de las empresas y organizaciones públicas. Ante la dureza de las reglas de parcialidad, informales, ocultas pero efectivas para preservar el privilegio masculino en los cargos educativos, estas jóvenes sacrifican su maternidad por considerarla un lastre para sus aspiraciones profesionales. 

A lo anterior se suma la insensibilidad de los gobiernos y de las propias empresas que no hacen mucho por modificar estas reglas, y hacer más equitativo el reparto de la obligaciones de tiempo y dinero que invierten las personas en las familias para sostener la crianza y formación de sus nuevos miembros. Para el caso conviene citar los cálculos del costo familiar de criar un hijo que dio a conocer la Financiera LendingTree por un lado, y el Tec de Monterrey,

De acuerdo con la firma financiera criar a un niño desde el nacimiento hasta los 18 años cuesta un promedio de 237 mil 482 dólares, y se vuelve más caro cada año. La firma financiera estimó que el costo anual promedio de la crianza de los hijos en la Ciudad de Washington D. C. fue de 21 mil 681 dólares en 2021, casi 20% más que en 2016. Estas cifras abarcan sólo cuestiones básicas como: alimentos, vivienda, cuidado infantil, vestimenta, transporte y atención médica, no incluye otras actividades como deportes, clases extraescolares y similares. 

El Tecnológico de Monterrey por su parte, estimó que considerando los gastos desde el nacimiento hasta los 18 años, aunque los gastos continúan con el pago de la universidad, maestrías, coche y otras cosas que los padres en hogares de clase media y media alta procuran a sus hijex, el costo total se ubica en casi 4 millones de pesos, sin gastos médicos imprevistos y sin viajes. Otro dato interesante citado en el artículo es el cálculo realizado por CONDUSEF, que recomienda a los padres y madres con proyecto de tener hijex, tener un colchón alrededor de 260 mil pesos, solo para sus primeros nueve meses de vida. Lo que hace inviable el proyecto para una gran mayoría de ellos, si además se suma el costo de una nueva vivienda suficiente para albergar a nuevos miembros. 

Los recursos para ser padres y madres son cuantiosos hoy día, eso explica que actualmente los hogares jóvenes elijan no tener hijos, y en su lugar pasear perrijos. En esta perspectiva el tema de los cuidados se perfila como una nueva y amplia agenda, compleja y contradictoria que  también iremos analizando en sucesivas colaboraciones. 

Teresa Incháustegui Romero

@terinro