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El Art Déco tapachulteco en peligro de extinción

Hasta la fecha Tapachula carece de un decreto de protección para su Centro Histórico, a pesar de que en sus calles hay alrededor de 50 joyas arquitectónicas de la primera mitad del siglo XX. | Ricardo del Muro

Escrito en OPINIÓN el

En el centro de Tapachula, frente al parque Miguel Hidalgo, sobreviven dos edificios emblemáticos: el antiguo Palacio Municipal, uno de los mejores ejemplos del Art Déco y el nacionalismo arquitectónico mexicano; a su lado, está la parroquia de San Agustín, una iglesia de estilo neoclásico que fue sede del obispado entre 1957 y 1963, pero son la excepción porque hay por lo menos un centenar de inmuebles históricos en esta ciudad que están en peligro de extinción. 

Hasta la fecha, la “perla del Soconusco”, como se conoce a esta ciudad fronteriza de Chiapas, carece de un decreto de protección para su Centro Histórico, a pesar de que en sus calles hay alrededor de 50 joyas arquitectónicas de la primera mitad del siglo XX, muchas de ellas del estilo Art Déco y Streamline Moderne (predominantes entre 1920 y 1940), como el Edificio Olga y La Aseguradora (antiguo Gran Hotel Internacional), donde en 1958 se estableció el primer hospital del IMSS.   

Durante décadas, Tapachula fue un punto estratégico del comercio cafetalero y puerta de entrada al Soconusco. Todavía existe el Faro del puerto de San Benito que hasta 1911 era el punto de arribo de los vapores de la Naviera del Pacífico y los alemanes de la línea Kosmos.  

El Ferrocarril Panamericano llegó a Tapachula en 1908, que para esa época era la ciudad más cosmopolita de Chiapas porque, desde finales del siglo XIX, recibió una gran inmigración alemana, estadounidense, española, china, japonesa, árabe y de otros países, además de la constante relación comercial con Guatemala y Centroamérica.  

El antiguo Palacio Municipal denota la prosperidad alcanzada por la ciudad, pues ninguna otra del estado –afirma el historiador Roberto Ramos Maza– puede jactarse de contar con un ayuntamiento tan suntuoso, que incluso supera en calidad a los anodinos edificios municipales recientemente construidos en la propia Tapachula y el de Tuxtla Gutiérrez.  

Este edificio, que hoy alberga el Museo de Tapachula, es uno de los ejemplos más notables del patrimonio arquitectónico chiapaneco del siglo XX, inaugurado en 1929 y erigido según el proyecto del ingeniero Alfonso Marín, en su balcón principal muestra dos guerreros indígenas, serpientes estilizadas, grecas y el escudo nacional junto al de Chiapas.   

A pesar de su belleza, el inmueble estuvo abandonado durante muchos años hasta que en 2018 fue restaurado con una inversión de 24 millones de pesos, aportados en buena parte por el gobierno federal, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).  

Escondido, a un costado del parque Hidalgo, estuvo un edificio en ruinas conocido como la “casa azul” que un día, a finales de 1996, fue derruido. Allí fue la sede del viceconsulado inglés y después se convirtió en el Hotel Tapachula, ubicado en la esquina de la 6º avenida Norte.    

El cascarón de lo que fue el Teatro Figueroa, otro notable ejemplo del Déco tropical, se convirtió –“para vergüenza de los tapachultecos”, dice Ramos Maza– en uno de los estacionamientos más hermosos del mundo. Ubicado entre la calle Central Poniente y la primera calle Poniente, se conserva la fachada con la inscripción en alto relieve de lo que fue el teatro más suntuoso del estado por los finos acabados en madera de sus interiores, que han desaparecido por completo. 

El Edificio Olga y La Aseguradora fueron construidos en la década de 1940 por el ingeniero Felipe Sánchez Martínez y son ejemplo del Art Déco tropicalizado. La Aseguradora destaca por su imponente marquesina sostenida por “caballeros águila” –figuras que evocan la mitología prehispánica– y rematada con un águila republicana sobre un calendario azteca. Este inmueble inició como el lujoso Hotel Internacional y en 1958 se convirtió en el primer hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chiapas.  

En el centro de Tapachula también han sobrevivido las casas simétricas, estilo neoclásico tardío, que pertenecieron a Enrique Braun Hansen, un cafetalero alemán–mexicano que entre 1920 y 1929 construyó la Casa Grande de la Finca de Santo Domingo, ubicada en Unión Juárez, donde nació una leyenda con poco fundamento de que allí había vivido Eva Braun, la esposa de Adolfo Hitler.  

Lo que se sabe es que Enrique Braun, uno de los mayores terratenientes del Soconusco, vendió sus propiedades en 1944 como resultado de la Reforma Agraria Cardenista, y la finca fue convertida en patrimonio ejidal, en tanto que la Casa Grande fue restaurada en 1990 para convertirla en un centro turístico ejidal y museo del café.   

A finales del siglo pasado surgió el proyecto de la “Ruta del café”, que buscó reconvertir a 13 fincas cafetaleras en espacios turísticos. Del proyecto inicial sólo cuatro fincas cuentan actualmente con instalaciones de hospedaje con estándares internacionales: Argovia, Hamburgo, Irlanda y San Francisco. Todas ellas ubicadas en Unión Juárez.  

El proyecto no incluyó a Tapachula, la “Perla del Soconusco” que en los últimos años se convirtió en una Babel fronteriza, donde el parque Miguel Hidalgo se transformó en un campamento permanente de migrantes y los viejos edificios han sido convertidos en vecindades, comercios o derruidos para utilizarlos como estacionamientos.

 

Ricardo del Muro

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