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La “degentrificación” de Tuxtla, la capital chiapaneca

El centro de Tuxtla Gutiérrez, que alguna vez fue el núcleo de la vida política, social y comercial de la capital chiapaneca, hoy muestra una imagen de abandono y ruina; una “degentrificación” silenciosa. | Ricardo del Muro

Escrito en OPINIÓN el

El centro de Tuxtla Gutiérrez, que alguna vez fue el núcleo de la vida política, social y comercial de la capital chiapaneca, hoy muestra una imagen de abandono y ruina; una “degentrificación” silenciosa, utilizando un neologismo –antónimo del concepto de moda en el vocabulario oficial– para describir el proceso de destrucción de su patrimonio histórico. 

Las calles que rodean la Plaza Cívica exhiben casas antiguas en ruinas, pintarrajeadas con grafitis y edificios deshabitados en riesgo de colapso. El lugar fue remodelado durante la administración de Juan Sabines Gutiérrez (1979 – 1982), que ordenó la demolición del viejo palacio y otros edificios del Porfiriato para construir una amplia explanada y una nueva sede para los poderes estatales; un proyecto de “modernización” urbana que intentó continuar su hijo Juan Sabines Gutiérrez (2006 – 2012) y, a la postre, desembocó en una degradación física y social del centro de la ciudad. 

Uno de los pocos edificios históricos que se salvó de los bulldozer y las retroexcavadoras del sabinismo fue el Museo de la Ciudad, un inmueble de estilo neocolonial, construido entre 1941 y 1942 que originalmente albergó a la presidencia municipal, pero tuvo daños estructurales en el sismo de 2017 y aunque su restauración concluyó en 2023, el Ayuntamiento lo mantiene cerrado.  

A primera vista, podría parecer que la ciudad de Tuxtla es una de las pocas capitales que carecen de un centro histórico. El trazo original del pueblo, llamado San Marcos Tuxtla en 1560 –con la Catedral de San Marcos como punto central de referencia y delimitada por los barrios de Santo Domingo, San Jacinto, San Andrés y San Miguel, además de San Roque– ha quedado semiperdido frente al crecimiento desordenado que, a partir de 1930, ha tenido la capital chiapaneca.   

Hay once edificios públicos históricos catalogados por el Consejo Municipal de Protección del Patrimonio y el cronista José Luis Castro Aguilar (fallecido el 5 de febrero de 2021 ), mencionaba que existían por menos 20 inmuebles que merecen preservarse; otros investigadores estiman que, por lo menos, son 50 casas las que pueden considerarse patrimonio histórico. 

Ante la degradación del centro de Tuxtla y la indiferencia del gobierno municipal, presidido por Ángel Torres Culebro, los propietarios de varias de estas casas decimonónicas han optado por venderlas, rentarlas como locales comerciales o derruirlas para aprovechar los terrenos como estacionamientos para automóviles. 

El historiador Roberto Ramos Maza, en un intento casi desesperado por motivar en los tuxtlecos un sentimiento de identidad y conservación del patrimonio histórico, realiza recorridos por los viejos barrios en un proyecto que ha llamado “Sendero de la Memoria”.  

No pudo haber escogido mejor nombre. Los viejos inmuebles “desaparecen” de un día a otro. Actualmente, por ejemplo, está a la venta una vieja casona, ubicada en la segunda calle Oriente Norte y la calle Central, en el barrio de Santo Domingo. La construcción evidentemente necesita reparaciones. Sus propietarios piden 9 millones de pesos.   

Uno de los fundadores del Colegio de Arquitectos Chiapanecos, Porfirio Gómez García, fue de los primeros profesionales que alertó sobre la degradación urbana de Tuxtla y denunció la falta de voluntad política de los gobiernos municipales para cuidar la arquitectura antigua con el pretexto del desarrollo de la obra pública.  

El actual presidente municipal, Ángel Torres, fue secretario de Obras Públicas del Estado, destacándose por construir pasos a desnivel en los Libramientos Norte y Sur de Tuxtla, además de intentar levantar un paso elevado junto al Parque Caña Hueca –uno de los pulmones de la ciudad–, proyecto que se suspendió gracias a la movilización de la sociedad civil tuxtleca.  

Ahora, el gobernador Eduardo Ramírez ha presentado como obra prioritaria la construcción de un teleférico –el “Zoque Bus”– entre Copoya y Tuxtla, mientras que para el “Centro Histórico” se contempla desarrollar “espacios habitacionales verticales de interés social”, con edificios que rescaten parte de la arquitectura antigua de la capital, según informó José Antonio Villanueva Santiago, director del Instituto Ciudadano de Planeación Municipal de Tuxtla Gutiérrez.  

El proyecto, ha dicho el funcionario, busca “recuperar el suelo vacante” y agilizar un decreto para declarar el “Centro Histórico de Tuxtla Gutiérrez”, dado que “existe una valiosa arquitectura patrimonial que proteger”. 

La población de la zona metropolitana de Tuxtla Gutiérrez actualmente se estima en cerca de 928 mil habitantes y la mancha urbana abarca mil 834 kilómetros cuadrados, extendiéndose hacia los cerros (Mactumactzá y Cañón del Sumidero) y alcanzando los municipios vecinos de  Berriozábal, Chiapa de Corzo, San Fernando y Suchiapa. La intención del proyecto, de acuerdo con el planteamiento de Villanueva, es “crear las condiciones para que la vivienda sea accesible y que la gente prefiera buscar casa en el centro en lugar de las zonas periféricas”.

 

Ricardo del Muro

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