Luego de tres décadas, la inversión extranjera directa (IED) es aún vigente como modelo de desarrollo, lo cual se puede apreciar con el anuncio del Plan México a principios del 2025, el cual es una estrategia para impulsar el nearshoring. Este Plan cuenta con sectores estratégicos entre los cuales se encuentran las vacunas, por lo que contempla el impulso de distintos eslabones en su cadena de valor (por ejemplo, los ensayos clínicos, la instalación de manufactura especializada en ARN mensajero), así como distintas herramientas como las asociaciones público-privadas para alcanzar el objetivo final. El Plan ha sido promovido bajo una administración de izquierda a cargo de la presidenta Claudia Sheinbaum. A pesar de una fuerte retórica contra el neoliberalismo durante sus campañas presidenciales, tanto la administración del presidente AMLO (2018-2024) como la de Claudia Sheinbaum (2024-2030) han permanecido con el modelo de desarrollo basado en la IED.
La selección de las vacunas, como sector estratégico, responde a la intención de alcanzar la autosuficiencia en el rubro, con el fin de proveerlas al Programa de Vacunación Universal (PVU). Así, se ha planteado la producción del 90% de las vacunas que son provistas por el PVU, relacionadas con sarampión, rubéola, parotiditis y varicela, así como las de rotavirus e influenza. Éstas forman parte del esquema nacional de vacunación que está conformado por 16 inmunógenos. Se debe recordar que, hasta la década de los noventa, México era autosuficiente en la producción de aquéllas destinadas al esquema básico nacional. No obstante, a partir de esta década, comenzó la dependencia en la importación derivado de la ampliación del esquema básico, los cambios tecnológicos en las plataformas de vacunas (por ejemplo, las del vector viral y el ARN mensajero), aunado a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). A pesar de la fuerte dependencia en la importación, México también ha aumentado las exportaciones de vacunas en las últimas tres décadas, derivado principalmente de las asociaciones para la manufactura de vacunas, principalmente la de influenza y las del SARS-CoV 2.
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Para alcanzar el objetivo del Plan México, la actual administración ha puesto en marcha tres políticas principales: las compras gubernamentales, el requisito de la planta industrial, así como la protección al sector en términos de regulación sanitaria. En primer lugar, la presente administración organizó la compra consolidada más grande de la historia a finales del 2024, la cual incluyó a 26 instituciones sanitarias para que fueran suministradas alrededor de 5 mil millones de insumos médicos bajo un contrato bianual. Ésta ha sido coordinada por BIRMEX. Dichas compras representan alrededor de 15 mil millones de dólares, por lo que las empresas seleccionadas cuentan con un amplio mercado en el sector público. A la par, la presente administración anunció que, a partir del 2026 se solicitará que las empresas cuenten con una planta industrial en México, con el fin de que sean seleccionadas como proveedores en las compras públicas. Esta medida intenta que las compras gubernamentales funcionen como una palanca para que las empresas inviertan en México, por medio de la creación de parques industriales con bioincubadoras, como un elemento central del Plan México.
El tercer elemento es que la presente administración excluyó al sector de vacunas de los acuerdos de equivalencia terapéutica que estén destinados a las compras gubernamentales. Debe recordarse que, desde el 2010, se han celebrado de manera unilateral estos acuerdos, los cuales significan el reconocimiento por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) de las decisiones de sus contrapartes regulatorias, tal como de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). Estos acuerdos son equivalentes a un área de libre comercio. En los últimos 15 años, estos acuerdos se han profundizado respecto al número de entidades reguladoras reconocidas, así como en su alcance. A pesar de que estos acuerdos han continuado como una política vigente en la presente administración, se han excluido a las vacunas que están destinadas a las compras gubernamentales, con el fin de estimular la producción de este sector estratégico en el ámbito nacional. Estos tres elementos han sido el conjunto de políticas que pretenden incentivar la producción nacional.
Cabría preguntarse dos cuestiones. La primera es que el Plan México ha planteado la creación de vínculos con las empresas locales; no obstante, no ha aclarado cómo se alcanzará dicho objetivo. La segunda es en términos del actual régimen de derechos de propiedad intelectual, el cual está estrechamente relacionado con la producción y distribución de tecnologías médicas. El actual régimen fue instrumentado por medio de la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial en 2020, el cual ha incluido patentes a los biológicos, entre los que se incluye una amplia gama de productos, tales como las vacunas, las proteínas, entre otros. Este régimen ofrece más protección a los propietarios del conocimiento —las industrias transnacionales— que el de Estados Unidos. Si no se plantea una reforma a este régimen que esté aparejada a los elementos mencionados, la industria transnacional será el principal actor de producción, mientras que los actores locales serán relegados para atrapar la difusión de la tercera revolución farmacéutica.
Talia Rebeca Haro Barón*
Actualmente realiza una estancia posdoctoral en la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Es Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por parte de la misma Facultad. Ha realizado estancias de investigación en la Fondation Brocher (Ginebra, Suiza), el Instituto Watson de la Universidad de Brown, la Universidad Autónoma de Barcelona, Public Citizen (Washington, D.C) y la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales (Guatemala).
