Los números ya no son suficientes para explicar una de las mayores crisis humanitarias de nuestra historia, la desaparición de personas. Ya sea de manera forzada, es decir, en manos de autoridades de cualquier instancia de gobierno, o de otra forma, provocada por alguna situación en particular con personas pertenecientes a grupos del crimen organizado o de cualquier otra índole.
Este sábado, decenas de colectivas de madres buscadores de todo el país realizarán actividades, con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, efeméride promovida a nivel internacional por la Organización de las Naciones Unidas para visibilizar la situación en todo el mundo.
En el caso particular de México, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos emitió un comunicado para “alentar a las autoridades a consolidar una política judicial centrada en las víctimas, de acuerdo con los más altos estándares internacionales, y tomando debida consideración las recomendaciones en la materia emitidas por los mecanismos internacionales de derechos humanos”.
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Este fenómeno social tan abrumador también llega irremediablemente al arte, pues quienes realizan labores creativas han retomada la temática con la finalidad de poder contribuir “en algo” a contrarrestar esta situación sin parangón en la historia del país. Por ello, a través del cine o de la novela gráfica, entre otras expresiones artísticas, se visibilizan las dificultades a las que se enfrentan miles de madres y familiares en busca de sus desaparecidas y desaparecidos.
En este contexto, irrumpe en la escena dramática mexicana, “Proyecto Aroma. Dramaturgias de la búsqueda”, un conjunto de tres obras de teatro, escritas por Teresa Díaz del Guante, actriz y dramaturga sinaloense, ganadora de diversos galardones y becas, recién publicadas en formato libro por la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Las tres, producto de las experiencias de la autora en las jornadas de búsqueda de colectivas de madres buscadoras de varias partes de la entidad sinaloense, y del diálogo con esas mujeres que un día, su vida dio un giro total al no tener noticias de sus hijas e hijos, sus hermanos, sus parejas sentimentales o personas cercanas a ellas, y todo aquello a lo que dedicaban su tiempo perdió sentido.
Esta partición no podía eludirse, pues como la autore refiere al comienzo del libro que, si bien, su plan inicial, era escribir una obra sobre la desaparición y las buscadoras, se percató que cada historia, por sí sola, merecía ser contada y retomada, debido a sus particularidades. Por lo tanto, ese ejercicio macro pretendido de hacer una pieza teatral a partir de muchas historias se transformó en una composición de microrrelatos, personales, pero de alto impacto emocional y social.
“Proyecto Aroma” es una propuesta dramatúrgica que rememora una de las funciones del teatro, ser un espejo de las realidades, para, a través de esas imágenes, generar conciencia sobre algunos temas colmados de dolor profundo como el de la desaparición de personas y todas las implicaciones de la situación en la vida de quienes compartían un espacio y un tiempo con ellas, sumado al estigma del cuestionamiento moral de la persona desaparecida y de quienes le buscan.
La primera es “Sabueso”, basada en la historia de Yosimar García Cruz, joven desaparecido en Culiacán en 2017, a manos de policías, sin explicación de por medio, retomada de la narración de su madre María Isabel Cruz Bernal, fundadora de Sabuesos Guerreras A.C., y de quien se revive un fragmento sobre la importancia de la distinción de aromas al momento de clavar una varilla en la tierra para poder identificar cuerpos y restos.
La segunda, “Aroma”, eco de siete voces de mujeres buscadoras, quienes comparten sus vivencias, sus jornadas de búsqueda en Las Higueritas, remembranzas de su interacción con quienes fueron desaparecidos, las esperanzas de verles regresar, la sororidad con quienes han enfrentado una situación similar, el estigma de ser llamadas locas, la convivencia de largas horas en parajes yermos, relatos aparentemente incomprensibles, pero con una gran cantidad de signos y símbolos de una época en la que algunos cuerpos pueden ser devorados por la violencia, la corrupción, la insensatez y la impunidad.
La tercera, “Monstruo bajo tierra”, retratos de esos largos años de búsqueda de justicia y de esclarecimiento de los hechos en las calles, ante cualquier instancia gubernamental, marchas, plantones, entrevistas carentes de sensibilidad ante los medios de comunicación, los intentos de amedrentamiento para cesar con sus labores, la complicidad de las autoridades con quienes se llevan a sus seres queridos , los grupos criminales en su contra y ese gran devorador de cuerpos llamado tierra, cuyas manchas delatan la presencia de estos en sus entrañas.
“Proyecto Aroma” es una propuesta dramatúrgica que nos recuerda el trabajo de Sara Uribe Sánchez, también dramaturga, quien escribió “Antígona González”, una obra para narrar el contexto vivido en 2012, en un período mal denominado “guerra contra el narcotráfico”, en el que la protagonista homónima comparte la desaparición de su hermano menor y la búsqueda de su cuerpo entre los muertos.
A diferencia de esa obra pionera, es polifónica debido al incremento de la gravedad de la situación en el país, pues, las cifras se han acumulado de tal forma que hoy en día hablamos de más de 125 mil personas desaparecidas en territorio nacional, más de 90 ciento de ellas, en las últimas dos décadas, y el horizonte se colma de grupos de madres buscadoras conformados en muchos rincones del país, respondientes a un contexto del que ninguna autoridad quiere saber y cumplir con sus obligaciones, y prefiere el silencio.
Más, a través de proyectos como este, ese intento de silenciar y de ocultar una realidad, cada vez, menos ocultable, no cumple su cometido y se enervan las emociones para exigir justicia y el cambio de rumbo de una ruta sinsentido y demagógica.
