Probablemente, el narcotraficante más influyente de nuestra historia reciente ha sido Ismael “El Mayo” Zambada. Durante más de cuatro décadas, consolidó las líneas del narcotráfico en México y, junto con Joaquín “El Chapo” Guzmán, Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, Héctor Luis Palma Salazar “El Güero” Palma, Rafael Caro Quintero, Ignacio “Nacho” Coronel y Dámaso López Núñez “El Licenciado”, convirtió al Cártel de Sinaloa en la empresa criminal más poderosa del mundo. Se calcula una fortuna de cientos de miles de millones de dólares en ganancias y un comercio de droga llevado a niveles insospechados.
El acuerdo de culpabilidad más el pago de 15 mil millones de dólares le dará a Zambada la oportunidad de no tener la pena capital. La fiscal Pamela Bondi había incluso anunciado este acuerdo histórico, advirtiendo que Zambada pasaría el resto de sus días en prisión.
En la audiencia, ante fiscales y agentes de la DEA, Zambada fue claro: conocía el negocio y había corrompido a policías, militares y políticos en México. Su rol como gran negociador del cártel fue indiscutible. Aunque apenas cursó la primaria, supo discernir que en el mundo criminal la paz significaba dinero. Y durante varios años, efectivamente, la paz se privilegió.
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La idea de Miguel Ángel Félix Gallardo de crear una federación donde los capos coexistieran en una “pax narca” nunca se concretó, pero “El Mayo” fue quien más cerca estuvo de mantenerla viva. La fractura dentro del Cártel de Guadalajara dio origen a los de Tijuana, Sinaloa, Juárez y el Golfo, y Sinaloa fue quien se consolidó durante algún tiempo
Después vendría la ruptura. La avaricia corrompe todo y los hermanos Beltrán Leyva no fueron la excepción, una tremenda guerra que duró años derivó en la conformación de su propio cártel; más tarde, vinieron Los Zetas, y finalmente la irrupción del Cártel de Jalisco, nacido de los remanentes del Cártel del Milenio, y que paradigmáticamente ellos mismos los habían alimentado. Así, hasta hoy, en esta línea de tiempo, como señala el académico Javier Oliva, podemos hablar del final del Cártel del Pacífico.
¿Qué sigue? Una recomposición es a todas luces inevitable, necesaria, evidente, obvia y natural. El conflicto por subvención existe entre ambas facciones, existe un actor estatal que hoy tiene control de ambas partes. La estrategia es clara: su aniquilación, alimentar y mantener su conflicto hasta que se inmolen y diezmen hasta que pierdan dinero, liderazgos políticos y de todo tipo. Entonces, el ecosistema criminal alrededor de ellos se encargará de tomar sus vacíos, les pondrá fin arrinconados en su atomización en células violentísimas y nostálgicas por regresar siempre a los años dorados de aquellos “dones” que escribieron esta terrible historia criminal, pero también no se puede cantar victoria cuando la resiliencia ha sido la principal característica de esta agrupación criminal ¿un cártel del Sinaloa 2.0?
El ocaso de este Cártel de Sinaloa y con la información que comienza a salir a la luz, de haber comprado a POLICÍAS, MILITARES Y POLÍTICOS EN MÉXICO, la pregunta es a quién, pero de esa respuesta no somos dueños, entonces ello también vislumbra el final de la política multipartidista que lo acompañaba y que le dio cabida. Lo ocurrido con “El Mayo” reconfigura de manera decisiva el futuro político y criminal de México. El sistema que sostuvo al cártel y lo hizo posible tendrá que blindarse y volverse más pragmático e implacable para sobrevivir… o, de lo contrario, perecerá.
La visita del secretario de Estado Marco Rubio dará inicio a la institucionalización de mecanismos probablemente nunca vistos en nuestro país, puesto que nos enfrentamos a una nueva realidad que persistirá durante al menos la administración Trump 2.0, donde el narcoterrorismo es un paradigma que recompondrá de manera contundente nuestro sistema, donde los resultados deberán ser permanentes.
Moneda al aire: ¿ataques a México?
La especulación crece. Desde hace semanas, se habla de que las etapas de recolección y análisis de inteligencia han concluido y que, hacia finales de septiembre se podrían tener los elementos para concretar una acción militar unilateral contra objetivos, posiciones y complejos del narcotráfico en nuestro país, la fecha y los datos, como siempre, resultado de filtraciones de todos lados, sean verdades o mentiras. La presidenta ha insistido en que no lo permitirá. Trump y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, mantienen la amenaza abierta, a pesar de que, en paralelo, nuevas entregas de capos parecerían haber desescalado esta posibilidad.
El problema que mantiene en vilo la decisión, al parecer, es la profunda crisis diplomática, la obvia salida del embajador y, por supuesto, la volatilización del conflicto que, hasta ahora, parece no tener mucha resistencia por parte de los actores criminales. Además, si se aúnan otros actores, todo esto parecería estar en consideración y, por supuesto, hacerlo de manera conjunta también, sin caer en estridencias ni alarmismos. El tablero está listo: la moneda ya fue lanzada.
