Desde la presidencia de la República, el régimen ha iniciado una operación integral para acabar con todo resquicio democrático en las leyes de la República, con un solo objetivo: perpetuarse en el poder. O al menos, intentar hacerlo.
Podemos rastrear cualquier cantidad de veces en las que un sistema, un partido o una camarilla en el poder en nuestro país, ha querido asentarse en él por tiempo indefinido. Todas ellas han terminado mal, y ha sido la ciudadanía mexicana la que ha tenido que pagar los platos rotos.
Por esa razón existe una justificada aversión a todo lo que huela a autoritarismo. Sin embargo al parecer no comparten este sentimiento quienes están relacionados de alguna forma con el poder.
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Cuando vemos y escuchamos a Pablo Gómez declarando que se quiere “revisar” el sistema electoral y disminuir la representación proporcional, nos viene a la mente el recuerdo: fue precisamente Gómez uno de los primeros “plurinominales”, en 1979.
En efecto, a partir de la famosa reforma de Reyes Heroles, que abrió espacios para la entonces perseguida oposición, Gómez llegó al Legislativo como diputado de la LI Legislatura por el Partido Comunista Mexicano.
Vueltas que da la vida, quien fue uno de los primeros beneficiados de esa figura de representación, hoy quiere acabar con ella. ¿Por qué? Solo podemos suponer explicaciones, cada una menos positiva que otra, pero lo cierto es que desde Morena se quiere eliminar toda voz distinta, y uno de los caminos para diferir del gobierno es precisamente el espacio plurinominal, aunque también van por disminuir el presupuesto a los partidos políticos, temas que son cuestionables en lo popular.
Precisamente de esa premisa se sujeta Morena, y de esa forma van por un sistema que se acerque más al partido único, que se borre cualquier posibilidad de cuestionar al poder. Solo así se entiende la andanada contra quienes disienten.
Claro, formalmente no existe una iniciativa aún, pero lo que se está haciendo desde la Presidencia de la República, con el concurso de figuras de Morena y los partidos que apoyan al régimen, es un traje a la medida de un partido único.
Ironías de la política, Morena quiere un modelo presidencial imperial priista.
En una especie de ingeniería política inversa, podemos deducir que la intención de Morena es destruir todos los caminos que pueda utilizar la oposición para llegar al poder. Destruir la escalera por la cual ellos mismos subieron.
Hace falta una reforma electoral, desde luego. Pero no para suprimir cualidades democráticas, sino para fortalecerlas.
Segunda vuelta electoral, voto electrónico confiable y práctico, procesos menos costosos y más prácticos, paridad real, son algunos de los temas que deberán estar presentes en una nueva legislación. Pero de ninguna manera podemos retroceder en lo que se ha logrado en materia democrática.
En cuanto a la representación proporcional, recordemos que fue una figura defendida por las izquierdas, cuando no estaban en el poder. ¿Qué fue lo que cambió?
Desde la bancada naranja en la Cámara de Diputados, estaremos pendientes de lo que vaya surgiendo respecto a esta pretendida reforma. Pero tengan en claro que nuestra premisa siempre será abonar al desarrollo democrático de nuestro país, y a la defensa de los derechos de la ciudadanía.
