El asunto de quien fuera secretario de seguridad y protección ciudadana de Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López Hernández, Hernán Bermúdez Requena “Comandante H” tiene varias aristas que son la comidilla de los mentideros políticos y al mismo tiempo una dura lección para el régimen de Morena y aliados.
Lo central del tema es la relación que al parecer mantuvo durante largo tiempo con el crimen organizado el encargado de ¡la seguridad pública! en la cuna del obradorismo durante la administración estatal del “hermano” del fundador de Morena.
Y aquí la primera arista: si en su momento el oficialismo se rasgó las vestiduras señalando al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa casi como co-autor de la relación con el narcotráfico de quien fuera llamado “policía de carrera” Genaro García Luna, con el argumento de que al ser su subordinado del más alto nivel, necesariamente tuvo que enterarse.
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Ese mismo argumento debiera aplicar para la dupla Adán Augusto-Hernán Bermúdez. “Adán sabía”, podrían decir los morenistas, tal como en su momento dijeron que “Calderón sabía”. ¿O aquí se aplica aquello de “dos pesas y dos medidas”?
Ante tal escándalo de corte internacional, en plena era de procesos contra el narco y la mirada de Estados Unidos puesta en el desempeño del partido oficialista mexicano, también llamó mucho la atención que después de varios días de mantenerse alejado de los reflectores mediáticos, el jefe del oficialismo en el Senado atinó a esbozar una respuesta para decir: “Yo lo que tenía que decir, ya lo informé, espero que las autoridades hagan su trabajo, sus investigaciones. Hay mucha politiquería en todo esto”.
Curioso intento de salida, pero fue alguien de los suyos, nada más y nada menos que Manuel Espino, ex dirigente y ex gobernador panista, quien sentenció: “Lo dije y lo reitero: si Felipe Calderón no sabía que su secretario de seguridad era narco, era por pen (…) o por cómplice. Lo mismo digo respecto del senador Adán Augusto. Yo no voy a solapar a nadie, así sea de mi partido Morena. Alguien dijo: nadie por encima de la ley. De acuerdo, que explique”.
Pero por lo visto, lo que menos quiere el dirigente morenista en el Senado es explicar. Y sus correligionarios, menos. De hecho en su plenaria muchos morenistas le expresaron “no estás solo”, como si se tratara de algún ataque infundado al pobrecito…
¡Desde luego que Adán no estaba solo! Si pasó de poderoso gobernador a todopoderoso secretario de Gobernación, y de ahí a aspirante presidencial y senador dirigente del oficialismo en la Cámara Alta. En el juego de poder, no ha estado solo…hasta ahora.
Por lo pronto, se sabe que, por si las moscas, el investigado Bermúdez Requena reservó su información patrimonial así que no es fácil acceder a ella, salvo los investigadores de la justicia, que en teoría deberán escudriñar esos bienes que, ahora se sabe, pasan incluso por negocios con el tren maya, que al parecer eran parte de su entramado del narcotráfico.
El caso del “Comandante H” impacta la retórica oficialista del “no somos iguales” y por lo pronto amenaza con descuadrar el equilibrio de fuerzas al interior de la Cámara Alta, y al menos cuestiona el liderazgo y proyectos políticos auspiciados por Adán Augusto, de los cuales pronto sabremos si tienen o no futuro.
Mientras tanto, se espera una investigación pronta no solo por parte de la justicia mexicana, porque es sabido que nuestros vecinos del Norte traen entre ceja y ceja el desempeño del gobierno mexicano y de las autoridades emanadas de Morena, así que bien pronto veremos en qué desemboca este episodio.
