ECONOMÍA GLOBAL

Capitalismo de Estado: la reconfiguración de los imperios

El “capitalismo consciente”, apunta hacia el llamado “Capitalismo de Estado” que busca el equilibrio del desarrollo económico con el desarrollo social con miras a desarrollar un proceso sostenido y estable, regido por el Estado. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Hace apenas cinco días, se celebró la reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin en la que se tenían puestas las expectativas para detener la guerra en Ucrania. El resultado de ésta, que puede ser la primera de varias reuniones, no logró lo que muchos esperaban se tradujera en un alto al fuego entre Rusia y Ucrania

Pero la reunión entre ambos mandatarios en Alaska no sólo se trató del alto al fuego en Ucrania, las conversaciones también rondaron en temas como la venta de gas natural, la producción de petróleo, Oriente Medio, la relación de Rusia y Estados Unidos con Europa, África y por supuesto, China

El posible compromiso para retomar los tratados nucleares fue otro de los temas de la cumbre, tema que mantienen en vilo al planeta ante la ruptura de los mismos y la falta de voluntad de cualquier de las dos partes para retomar los tratados nucleares que ya vencieron o están apunto de vencer antes de que escale cualquier conflicto a una conflagración nuclear entre potencias.

Demás está caer en la insulsa discusión sobre quién ganó en la cumbre Trump o Putin, el asunto importante es justo la coordinación entre potencias para reordenar la geopolítica mundial y establecer líneas y límites de acción de una y otra parte, no sólo en materia económica, también en influencia militar y acción política y social. Por supuesto, en esa cumbre faltó China, dirán algunos, pero Rusia está haciendo parte de la tarea para la entrada del gigante asiático en una de las próximas mesas de conversación.

Y es aquí donde entra un factor que comienza a cobrar fuerza en el contexto global que indica ser uno de los motores de la reorganización mundial. Desde las principales universidades de los Estados Unidos y Europa, se comenzó hablar de un “nuevo capitalismo”, el denominado “Capitalismo Consciente”. En términos generales, este “nuevo” concepto de la ideología del libre mercado, tiene como objetivo principal, promover el desarrollo económico en equilibrio con el desarrollo social y con compromisos con el medio ambiente y con los entornos, es decir, como base de los principios de desarrollo sostenible.

Pero este concepto, no es una ideología lúdica que sólo busca el “bienestar” de las personas como desde las corporaciones empresariales y organismo sociales se pretende promover, no, el concepto “capitalismo consciente”, va más allá de lo que hoy se entiende o pretende entender por desarrollo sostenible. 

El “capitalismo consciente”, es una nueva ideología con un “manera distinta” de ver el capitalismo, de hecho, el concepto apunta hacia el llamado “Capitalismo de Estado” que en esencia, también busca el equilibrio del desarrollo económico con el desarrollo social con miras a desarrollar un proceso sostenido y estable, regido por el Estado.

¿Por el Estado? Seguro que más de uno de los trasnochados globalistas seguirán cuestionado la participación del Estado como órgano rector del desarrollo económico, pero lo que no se han dado cuenta, o no quieren reconocer, es que el pensamiento de la autorregulación de los mercados y la “libertad” comercial se está agotando y la realidad de la dinámica de la economía del día a día, está derrumbando las teorías keynesianas que prevalecieron los últimos noventa años en el pensamiento económico de las naciones.

China es un ejemplo vivo y tácito de ese Capitalismo de Estado y para quienes aún no entienden la lógica de la política económica de Trump, lo que está haciendo con la imposición de aranceles a todo el mundo, es justo un muestra de la aplicación de ese capitalismo de Estado que ha muchos asusta.

El modelo de desarrollo económico que en otro momento criticaron los fundamentalistas del libre mercado, ahora comienzan a mirarlo como una opción para garantizar un crecimiento ordenado de las economías locales sin poner en riesgo la base productiva local. ¡Pero cómo! ¡Eso es socialismo! Pues no tanto, aquí hemos señalado en varias ocasiones cómo China venció a los Estados Unidos y a Europa juntos bajo las reglas del libre mercado y la teoría del rendimiento y la producción en masa. 

La clave está en que, en China, el desarrollo de empresas no estaba encaminado única y principalmente para la obtención de rendimientos y ganancias, el Estado, como eje rector, entre otras cosas, ordenó el ritmo de crecimiento e indujo de manera estratégica, hacia qué sectores tanto empresas como gobierno, debían dirigir las inversiones y los incentivos de mercado. 

Hoy China es el líder en producción de chips que son el alma de la transición tecnológica y energética, dominan el mercado de autos eléctricos, la fabricación de paneles solares y poco a poco a través de los BRICS y de su política unilateral, se han ido convirtiendo en una opción más para los inversionistas en el mercado de valores y como fuente de financiamiento, y por si fuera poco, están considerados como la fábrica del mundo. 

Con la imposición de aranceles, Trump le está otorgando tiempo a los sectores estratégicos de manufactura de su país con el objetivo de acortar distancias con sus competidores chinos. Los recursos obtenidos de los aranceles, serán destinados a invertir en la infraestructura por ejemplo para fabricar sus propios paneles solares, retomar el control de la producción de chips, que son estratégicos para un mundo que se presume será cada vez más digital y la posibilidad de que, las otroras gigantes automotrices americanas, vuelvan a competir de tú a tú en el mercado de los automóviles con China.

La reunión Putin-Trump es apenas la punta del iceberg de lo que, algunos analistas consideran será la nueva repartición regional de influencias, y la producción de gas natural y de petróleo, donde Rusia e Irán compiten de tú a tú con Estados Unidos, será fundamental para establecer acuerdos que no pongan en riesgo los intereses de Rusia y Estados Unidos principalmente en el sector energético.

Y aunque esta reconfiguración global apenas comienza, no se descartan nuevos conflictos o el recrudecimiento de los que ya están en curso, así que, si Zelensky no da un paso a un lado para terminar el conflicto Ucrania-Rusia, es posible que el actual líder ucraniano sea desconocido no sólo por Moscú, como ya sucede, sino incluso por los Estados Unidos, pues el avance inminente del ejército ruso conquistando cada vez más territorio, le restaría capacidad a Trump para negociar los recursos naturales, tierras raras, gas y granos de Ucrania, como cobró por los servicios prestados durante la guerra. 

Así que, por lo pronto y aunque no se ha dicho de manera oficial, Trump ya ha declarado que Ucrania no puede pertenecer a la OTAN, principal carta de negociación de Rusia para alcanzar la paz en la región, pues de continuar la guerra, además de perder la posibilidad de que Estados Unidos tenga acceso a los recursos ucranianos, habrá perdido cientos de miles de millones de dólares invertidos en préstamos y equipo militar al gobierno de Zelensky.

El mundo no sólo se está reconfigurando bajo la visión de un mundo multipolar, nos encontramos ante la configuración de tres nuevos imperios que dictarán los derroteros del planeta los siguientes cien años.

 

Ismael Jiménez 

@ijm14