Drones cruzan la frontera de norte a sur para recorrer el territorio mexicano en búsqueda de información. 26 detenidos hacen el camino inverso para llegar a las cárceles de Estados Unidos, al tiempo que las advertencias de analistas que auguran una intervención territorial de EU en México ponen a la presidenta a (mal) cantar el himno nacional.
Y mientras eso ocurre, en los hechos avanza ya una dimensión de la “invasión” estadounidense. Se trata de la intervención en el campo de la comunicación. Dos pruebas de esta semana. La primera, la revelación por parte del Departamento de Justicia de la lista de los personajes que fueron entregados a las autoridades de ese país. La información no salió de México sino que el gobierno de Trump la dio a conocer.
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La segunda, la publicación en X por parte de una cuenta del gobierno de EU, de un operativo de captura de 27 personas en Aguascalientes. Acción que se logró, según su relato, gracias a la capacitación del FBI. ¿Desde cuándo es el gobierno estadounidense es el que anuncia capturas en México? Desde que la seguridad se volvió parte de la agenda doméstica de ese país.
Ahora las noticias de lo que pasa o no en seguridad en México, también forman parte de la cobertura local. De ahí, por ejemplo, que la cadena Fox presentara las expulsiones -que no deportaciones- como resultado de la intervención del gobierno de Trump.
El tema está presente allá, como parte del relato trumpista del combate a las organizaciones narcoterroristas, y acá como parte de la relación con el gobierno de México, al que lo mismo se le agradece su amable cooperación, que se incluye a casi todo el territorio nacional como una fuente de inseguridad para sus habitantes.
Este juego es muy mala noticia para el gobierno de Claudia Sheinbaum, porque revela que la presión ya no solo vendrá desde el plano de las declaraciones formales, sino que el aparato de comunicación de EU ya está estableciendo temas de agenda y administrando el ritmo de la conversación.
Son ellos los que deciden qué se difunde y cuándo. Con la paradoja de que ha sido el gobierno de México el que ha decidido alimentar a ese juego. ¿Por qué los principales capos del narco hoy están del otro lado de la frontera?, ¿por qué es allá dónde entregan toda la información que tienen?, ¿por qué los juicios se realizan de ese lado del Río Bravo?
El gobierno mexicano ha renunciado a conducir el tema internamente. Incluso ha reconocido que no puede ni frenar la operación desde sus propios penales de alta seguridad. La administración ha entregado a los informantes para que sirvan a la agenda de EU, y será desde allá que se administren sus revelaciones, así como sus intervenciones -aéreas o terrestres, directas o indirectas- en el territorio nacional.
Es la pesadilla de un gobierno que ha perdido el control sobre la agenda. Claro, habrá pequeñas ventanas de oportunidad para colocar temas como los resultados en pobreza, y claro, siempre se podrá decir que todo lo que pasa es por nuestra soberana voluntad, pero en los hechos el material en seguridad es abundante y será administrado según sirva a la estrategia narrativa del gobierno de Donald Trump.
Sin duda, una parte de esta historia no es nueva. Desde siempre hay medios y periodistas que son vehículos del gobierno de EU para influir en la agenda mediática, pero la escala y el alcance de la nueva temporada es algo que no se había visto. Y todo indica que esto es solo el principio.