Se atribuye al legislador inglés Edmund Burke el uso del término Cuarto Poder para referirse a la influencia de la prensa en la vida pública. Desde entonces, hace ya siglo y medio, se ha dado por sentado que lo que los medios publican resulta relevante para los gobernantes en turno. Esa creencia hoy está en entredicho.
En México, por ejemplo, tenemos el caso de Adán Augusto López, coordinador de los senadores de Morena, que ha sobrevivido -al menos hasta el momento de escribir esta columna- pese a una de las coberturas más críticas que ha recibido un actor político en tiempos recientes.
En las últimas semanas la prensa ha documentado, entre otras cosas, que el exsecretario de Seguridad que él nombró como gobernador de Tabasco, era cabeza de una red de delincuencia por la que hoy es buscado hasta por la Interpol. Que el nombramiento ocurrió incluso años después de que hubieran los primeros indicios de sus vínculos; que el caso estuvo en manos de la inteligencia militar por años, y que las redes del grupo se habían extendido incluso hasta a Chiapas -donde gobernaba el cuñado de Adán Augusto- y a otros negocios, en los que el ahora senador había fungido como notario para su constitución.
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La evidencia muestra, en el mejor de los casos, a un político que no tenía idea de con quienes trabajaba; en el peor, un esquema de complicidad que debería ser explicado y que ha sido señalado por muchas voces críticas, y hasta por plumas cercanas al oficialismo.
En otro momento, la cobertura ya habría provocado al menos la salida de la coordinación. Hoy, lo que ha recibido es el aval de su partido, el respaldo de su grupo parlamentario, y un trato cuidadoso de la presidenta Sheinbaum, que ha mostrado una prudencia que no ha tenido en casos distintos como los que involucran a políticos de otros partidos políticos.
Mientras tanto, en el plano internacional, hoy la prensa trae como nota destacada la hambruna provocada por el gobierno de Israel en la Franja de Gaza. Desde un editorial de The Guardian, hasta la portada en línea de New York Times y el Washington Post, se advierte de los efectos de una política deliberada de dejar sin alimentos a la población. Medida que provocó un extraordinario comunicado conjunto de las agencias AP, Reuters, APF y BBC News, que advierten sobre la muerte por hambre que amenaza hasta a los periodistas que -como dice el comunicado - han sido los ojos y los oídos en el terreno en Gaza.
¿Y la pregunta es por qué hoy los medios influyen tan poco? ¿Es solo por la migración de audiencias y la idea de que hoy no establecen la agenda pública? O quizá es porque hoy los gobernantes del mundo saben que su poder no proviene de la opinión pública sino de otras estructuras de control.
De ahí que en México, por ejemplo, todos los escándalos que envuelven a Morena -el caso Adán Augusto más el estilo de vida nada austero de dirigentes como Ricardo Monreal, Pedro Haces o Gerardo Fernández Noroña- coinciden con el lanzamiento de una poderosa red de organización. Porque saben que si tienen una estructura territorial -aceitada con programas sociales- no necesitan de buena imagen; porque entienden que quien controla el terreno y las instituciones del Estado, incluyendo las electorales, no tiene necesidad de cuidar su reputación.
El poder político hoy sabe que mientras tenga soporte en otros lados, el peso de la prensa y de la opinión pública será cada vez menor. Y eso, que a los gobernantes los hace dormir tranquilos, es una terrible noticia para todos los demás.
PD. En este clima continúan las agresiones a la prensa y a la libertad de expresión. Queda registro en este espacio del uso de drones para amedrentar a Héctor de Mauleón, y para el museo de la vergüenza, la nueva denuncia de la alcaldesa de Acapulco para recibir disculpas públicas de un periodista que se atrevió a pedir cuentas por las inconsistencias en sus auditorías. Tiempos sombríos.
