EXTORSIÓN DIGITAL

Secuestros 2.0, la evolución de un delito

Es preocupante ver cómo el crimen va un paso adelante, ya no necesita armas, ni autos, ni violencia física, solo se necesita acceso a un teléfono, una cuenta de videojuego, y la confianza de un menor. | Mauricio Bastién

Escrito en OPINIÓN el

En Ecatepec, Estado de México, ya van al menos 12 casos. Niñas y niños que reciben una llamada, un mensaje o una instrucción desde un videojuego como Roblox. Les dicen que salgan de su casa, que caminen hasta un parque, que se escondan porque su mamá está herida. Mientras tanto, alguien llama a los padres: “Tenemos a tu hija. Deposita 20 o 30 mil pesos”.

La mayoría de estas llamadas salen de cárceles. Los niños están físicamente libres, pero emocionalmente atrapados. No es un secuestro clásico, tampoco un secuestro virtual como los que conocíamos. Es otra cosa. Una forma híbrida, potenciada por lo digital y por la vulnerabilidad emocional de los menores.

En uno de estos casos, una niña de 9 años fue localizada a tiempo en un parque. Había sido manipulada por alguien a través de un juego. Le pidieron datos de sus padres. Le hicieron creer que estaba en peligro. Y mientras ella esperaba, sus papás eran extorsionados. Esto ya no solo se encuentra en las historias de ciencia ficción. Está pasando en el mundo real.

Es preocupante ver cómo el crimen va un paso adelante. No necesita armas, ni autos, ni violencia física. Solo necesita acceso a un teléfono, una cuenta de videojuego, y la confianza de un menor.

¿Dónde están los controles de las plataformas?
Están, pero no son suficientes ni llegan a tiempo. Muchas veces, los filtros fallan mientras los riesgos se multiplican. Las plataformas deben invertir más en moderación proactiva, alertas personalizadas para padres y detección temprana de conductas sospechosas.

¿Quién está educando a los niños en riesgos digitales?

Muy pocos: ni las escuelas, ni los padres, ni las propias plataformas están preparados. Los niños están aprendiendo por ensayo y error, y el costo puede ser altísimo. Necesitamos integrar la educación digital desde primaria, capacitar a padres y madres y exigir que las apps incluyan materiales educativos claros y accesibles.

¿Estamos, como sociedad, tomando esto en serio?

No lo suficiente. Nos alarmamos cuando el caso explota, pero luego seguimos igual. Mientras no haya prevención real, solo reaccionamos cuando ya es tarde.

Es hora de impulsar campañas masivas, exigir mejores políticas públicas y crear redes de apoyo comunitario para proteger a la infancia. No basta con decirle a los hijos “no hables con extraños”. Hoy, los extraños entran por la consola, por el celular, por la app.

Mauricio Bastién

@Mau_Bastien