LENGUAJE ADOLESCENTE DIGITAL

Del emoji al crimen: decodificando el lenguaje adolescente digital

Tal vez ya es momento de que las policías y fiscalías en México tengan su propio diccionario emoji; porque mientras nosotros escribimos con palabras, otros ya están planeando la violencia con íconos. | Mauricio Bastién

Escrito en OPINIÓN el

En una columna anterior exploré cómo los emojis se han convertido en una jerga cifrada para el mercado de drogas entre adolescentes: la hoja como mariguana, el cristal como metanfetamina, el copo de nieve como cocaína. Pero eso era apenas el inicio. Hoy, los emojis no solo comunican consumo: también están codificando violencia.

La serie “Adolescencia”, una de las más nuevas y provocadoras de Netflix, lo retrata con crudeza. Cada episodio —filmado en una sola toma, sin cortes ni ediciones— nos sumerge en los dilemas, los códigos y los miedos de una generación hiperconectada. Y en ese universo, los emojis no son solo adornos: son armas semánticas. Una dinamita puede significar “estallido ideológico”, y los corazones según su color, pueden significar interés romántico o deseo sexual. Todo sin necesidad de decirlo con palabras.

Este nuevo lenguaje adolescente ocurre en tiempo real y sin testigos. Se escribe en chats efímeros de Instagram, Snapchat o WhatsApp. Y quienes no lo dominan —padres, docentes, policías— quedan completamente fuera. Según datos de la compañía de seguridad digital Kaspersky, el 15% de los padres desconoce lo que sus hijos publican en redes sociales. La brecha generacional no es solo tecnológica, es semántica.

Para la seguridad pública, esto representa un desafío urgente. El International Crisis Group identificó el uso de emojis como parte de amenazas entre grupos juveniles en redes sociales y entre grupos del crimen organizado. A esto se suma un contexto preocupante de violencia digital. Según la ENDIREH 2021, una de cada cuatro adolescentes mexicanas ha sufrido violencia en redes, muchas veces camuflada con emojis o memes. Asimismo, este tipo de violencia de género facilitada por la tecnología se hace presente en el ámbito político en México, como evidencia un estudio elaborado por PIT Policy Lab. De igual forma, existen grupos cerrados donde circulan retos violentos, autolesiones y amenazas cifradas con íconos que escapan al radar adulto.

No se trata de satanizar el lenguaje visual, sino de comprenderlo. Así como en el pasado aprendimos a leer los grafitis de las pandillas o las señas de mano, hoy toca decodificar emojis. Algunos países ya han dado el primer paso. La DEA en Estados Unidos, por ejemplo, publicó una guía con combinaciones de emojis utilizadas para vender drogas.

La solución no es la censura, sino la inteligencia. Crear equipos especializados en lenguaje digital, capacitar a fiscales y policías, diseñar campañas con adolescentes como aliados, y sobre todo, escuchar. Porque si no hablamos su idioma, nunca vamos a saber qué nos están tratando de decir.

Tal vez ya es momento de que las policías y fiscalías en México tengan su propio diccionario emoji. Porque mientras nosotros escribimos con palabras, otros ya están planeando la violencia con íconos.

Mauricio Bastién

@Mau_Bastien