Quién podría haberle dicho al buen John Lennon en 1969 que, mientras él pedía en su composición “Give Peace a Chance”, 56 años después los “líderes” mundiales, se estaría preparando para la guerra.
La decisión de la OTAN o imposición de Trump para que los países de dicho bloque inviertan en los próximos cinco años el 5% anual de su PIB en armamento, representa un crecimiento descomunal en algunos de los casos y significa dejar de invertir en salud y educación en países como España por citar sólo a uno de ellos.
El monto que Europa destinará para comprar armas durante el siguiente lustro será descomunal y quizás sea el mayor gasto que se haya registrado en la historia. Tan sólo el 5% del PIB de Alemania, la mayor economía de la zona, representa poco más de 230 millones de dólares anuales, “inversiones” que irán directo a las arcas de las empresas armamentistas y al fisco estadounidense que serán las beneficiarías del programa de defensa de la OTAN que busca protegerse de la terrorífica Rusia.
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Sin duda, es lamentable porque como mencionamos en la entrega anterior, el aparente alto de la guerra en Oriente Medio, sólo puede ser una pausa para que los bloques se reacomoden y preparen para algo más caótico en el corto plazo. Un ejemplo de esto es que, Israel no ha dejado de atacar Gaza, es decir, la guerra no terminó, sólo cambió el escenario y la limpieza étnica en la región continúa.
Mientras tanto, y ante la amenaza de la OTAN, Rusia decidió, lo que era previsible, recrudecer los ataques a Kiev y en toda Ucrania, no se puede dar el lujo de iniciar un nuevo conflicto sin tener control de su patio trasero.
Por cierto, hablando de patios traseros, la política antiinmigrante de Trump, escaló a términos no vistos que evocan el gueto de Varsovia y que pone al gobierno de Washington en el nivel totalitario que decía combatir. Lo que es lamentable es ver mexicanos festejar dicha política sólo por el hecho de criticar a un gobierno con el que no comulgan olvidando y obviando los derechos humanos.
La agenda desde Washington está clara y definida desde antes de Trump, así que el estridente presidente de los Estados Unidos únicamente sigue un guion ya establecido desde antes de su regreso a la Casa Blanca.
Una muestra de esto es la entrevista realizada por Tucker Carlson al senador republicano Ted Cruz, quien abiertamente habló de los planes de Washington para hacer la guerra tanto en Ucrania como en Irán, el apoyo tácito, que no es novedad, de su país en los planes de Israel para la expulsión total de los palestinos de Gaza, así como la participación de su país en distintas intervenciones a gobiernos que han derrocado para sus fines e intereses económicos.
Pero volviendo a Oriente Medio, el Este de Europa y Asia, el escenario de tensiones guarda hoy una tensa calma ante el inicio de una conflagración de alcances más grandes en la que la Paz y estabilidad mundial pierdan el último hilo que las sostiene.
Atacar Irán, no sólo significaba detener sus planes nucleares independientemente de que busque o no una bomba atómica, que es posible que el gobierno iraní, ahora sí, se enfile a conseguirla pues el país persa tiene el apoyo científico de Rusia y China en su programa nuclear y el bombardeo estadounidense de hace dos semanas es una alerta de lo que puede venir en el futuro. Y aunque Putin y Xi Jinping han declarado que su apoyo no es para conseguir una arma nuclear, que Israel posea el mayor arsenal nuclear de la zona les resta ventajas estratégicas ante un escenario de conflagración.
El conflicto en la zona tiene mucho que ver con lo que, aquí ya habíamos mencionado sobre el bloque de los BRICS pues justo China, Irán y Rusia, habían impulsado el hasta ahora, fallido programa de la nueva ruta de la seda que conecta a estas tres naciones comercialmente con Europa y le otorga un control de los recursos gasíferos mediante los ductos que se pretende tender en la zona y la reciente ruta ferroviaria revelada a occidente que va desde China a los puertos de Palestina.
Dicha ruta, no sólo les daría entrada a Europa, también los conectaría con el norte y centro de África, les otorgaría el control total de los estrechos de Ormuz y de Bab el Mandeb. Ambas rutas, son la entrada y salida del intercambio más grande de energéticos y comerciales del planeta. Por ahí pasarán, no sólo los barcos cargados de hidrocarburos, también los que transportan tierras raras provenientes del Sahel africano. Quien controle la distribución y comercio de dichas materias primas en el contexto de la llamada transición energética, controlará la economía global.
Las cartas están sobre la mesa y Europa y Estados Unidos, comienzan a armarse como medida “preventiva”, dicen, ante cualquier “agresión” de los gobiernos del mal asentados en el Este de Europa, Oriente Medio y Asia, y como decía Ted Cruz en su entrevista con Tucker Carlson, Israel es el pueblo elegido de Dios que reclama sus tierras, y los Estados Unidos, son el pueblo de Dios y él y el gobierno de su país, como buenos republicanos, creen en la Biblia al igual que el pueblo judío.
