Lucía Melgar recién publicó su libro: “En busca de una habitación propia. Miradas feministas en once escritoras latinoamericanas” que se presentó hace unos meses en la Cafebrería El Péndulo y el viernes pasado en la librería Gandhi. Leer y escuchar a Lucía es una delicia. En ella confluyen la calidad de la escritura, una increíble humildad como persona, su pasión literaria, una formación vasta y rigurosa, y un agudo sentido de la justicia que ha sido el leit motif de su activismo feminista y de su trabajo de investigación y denuncia de las violencias hacia las mujeres. Pero, también, por esa conciencia continua de lo que le duele por injusto, Lucía ha dedicado su vida a reivindicar la presencia de las mujeres escritoras en la historia de la literatura, sobre todo, en América Latina.
¿Por qué las mujeres a pesar de la indudable calidad de tantas escrituras siguen existiendo en una especie de claro-oscuro con frecuencia cercano al olvido, al “no recuerdo”? Leer los ensayos de Lucía (escuchar sus clases), es una invitación a un viaje de lealtad y gratitud: ¿Quién ha escrito? ¿Cuándo? ¿En qué país? ¿en qué condiciones? ¿Alguien recuerda a Emilia Pardo Bazán? ¿Hemos leído a Silvina Ocampo la hermana opacada de Victoria? ¿A María Luisa Bombal? ¿Ha tenido Inés Arredondo el lugar que le corresponde? ¿Por qué Elena Garro tardó tanto en publicar “Recuerdos del porvenir”? Una de las obras más extraordinarias de la literatura mexicana.
¿Cómo son los personajes femeninos de Carmen Boullosa y cómo fluye Carmen de la poesía a la novela, a la biografía novelada, a la novela histórica? A sus libros de Autora, al teatro, con esa versatilidad y ese talento luminosos. ¿Nos hemos sumergido en los universos de Clarice Lispector? La vida cotidiana transcurre como si no pasara nada y de golpe, la irrupción de un detalle minúsculo nos lleva de viaje a los más profundos estados de conciencia de su protagonista. Así van las recreaciones de Lucía: el análisis de la escritura del feminicidio. ¿Es posible escribir el horror? ¿Cuál es esa escritura que no revictimiza a las mujeres, sino que las dignifica? Nombra. Intenta denunciar y restaurar. ¿Quiénes son las escritoras que a través de las décadas, han escrito la violencia?
Te podría interesar
Lucía parte de la tradición de Virginia Woolf en “Tres guineas” y “Una habitación propia “, donde Woolf escribe: “es necesario que las mujeres escriban”. De la de Simone de Beauvoir en “El Segundo Sexo”. Retoma, por supuesto, aquella maravillosa irrupción del feminismo de la diferencia en los años setenta, cuando Helene Cixous acuñó la frase “escritura femenina” y escribió en “La risa de la Medusa”: “la mujer debe escribir(se): debe escribir sobre las mujeres y llevar a las mujeres a la escritura, de la que han sido arrebatadas tan violentamente como lo fueron de sus cuerpos, bajo la misma ley, con el mismo fin". Escribirnos. Leernos. Investigar los tan diversos contenidos de las mundas.
Después de tantísimas clases, seminarios y ensayos sobre Elena Garro, publicados en periódicos, revistas académicas y de divulgación, Lucía Melgar y Gabriela Mora (ambas fueron amigas de Elena y Helenita), convocaron a la escritura de “Elena Garro. Lectura múltiple de una personalidad compleja” uno de los libros más interesantes acerca de la autora de “La semana de colores”. Existen esfuerzos, desde Publicaciones y Fomento editorial de la UNAM por recuperar la escritura de las mujeres. La editorial “Vindictas” de la UNAM, lleva a cabo un trabajo indispensable: “revisar el canon literario del siglo XX para poner en circulación novelas escritas en español por mujeres y no editadas al menos desde hace 20 años”. La colección Relato Licenciado Vidriera, también de la UNAM, recién publicó “La amortajada” de María Luisa Bombal, una de las escritoras preferidas de Lucía.
En Lucía, El originario anhelo infantil y adolescente de espiar a la otra mujer para aprender de ella (que nos ha acompañado a tantas, desde antes de sabernos feministas), se fue deslizando hacia la selectividad, el placer estético, la teoría. Las críticas al esencialismo. El espionaje se convirtió en un modo de vida, un oficio. Hay académicas que escriben bien o muy bien, hay, como es el caso de Lucía, escritoras que, además, son brillantes académicas. La relación con las palabras en un caso y otro es muy distinta. Lucía cuando está haciendo crítica feminista está creando literatura. Las palabras -desde ella, en ella- no son solo herramientas para transmitir conocimiento, son un objetivo, una fiesta, un universo por conquistar, en sí mismas. Una mujer que lee a otra. Una escritora que narra a otra.
