EXCMA. LIC. (¿?) Y DRA. (¡!) YASMÍN ESQUIVEL AMANUENSE MAYOR DEL SUPREMO TRIBUNAL
Con copia para:
Edgar Ulises Báez Gutiérrez, tesista inoportuno
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Celebérrima y Poderosísima Copista:
Hoy, 1 de junio de 2025, día glorioso en que el pueblo de México tendrá el privilegio universal de elegir a las personas juzgadoras, me permito comparecer vía virtual ante Su Ilustrísima para informarle que, tras un sesudo análisis de las cuatro mil 323 candidaturas a jueces, magistrados y ministros, he llegado a la luminosa certeza de que no hay, ni remotamente, una que pueda compararse con la suya.
En consecuencia, participo a Su Eminencia que tengo la férrea decisión y el inquebrantable propósito de otorgarle mi voto ciudadano, no sólo para que siga despachando con carácter inamovible el cargo de ministra por otros doce años, sino también para que encabece lo que en jerga legal se describe como el ‘máximo tribunal jurisdiccional del país’, es decir, para que sea ungida como Presidenta (con A) de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Así es: creo que Vuestra Gracia debe ocupar la silla en que alguna vez se sentó José María Iglesias, Ignacio L. Vallarta, Benito Juárez y otros grandes jurisconsultos, aunque justo es apuntar que la misma toga y el mismo birrete fueron ceñidos por personajes menos acreditados, como el fugaz Francisco Carvajal, que tan solo sirvió de tapadera a las atrocidades cometidas por el usurpador Victoriano Huerta.
No obstante, dentro de la picaresca de la Corte, salvo opinión en contra de Vuestra Dignidad, yo diría que se lleva la palma grande el ministro en retiro Arturo Zaldívar, quien se hizo el muy digno cuando le ofrecieron un periodo extra al frente del máximo tribunal, pero aquel lance no fue sino una engañifa para cubrir su militancia encubierta en la 4T, a la cual se unió (ilegalmente) tras renunciar a su cargo (ilegalmente), para empezar a cobrar (ilegalmente) en el círculo cercano a Doña Claudia. Obvio, tanto talento para el disimulo no podía ser ignorado y hoy, con la destrucción del poder judicial que él mismo maquinó, quedará también acreditado su talento para la abyección.
Habrá quien alegue, pues los resentidos y malintencionados son legión, que Vuestra Pureza no está calificada para el radiante porvenir que le anticipo, con el sobado alegato del plagio a su tesis universitaria. Los cegatones que tal despropósito sostienen no alcanzan a ver que el título de su trabajo, “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado A”, es del todo diferente al de Báez Gutiérrez, que se intitula “Inoperancia del sindicato de los trabajadores de confianza del Artículo 123 Constitucional Apartado A”. ¿O acaso es lo mismo sindicato que sindicatos? ¿O por ventura es idéntica la preposición en a la preposición ‘de’? Además, la inclusión de la palabra ‘Constitucional’ despeja la duda razonable de que se trata de dos textos distintos y distantes.
Las ideas flotan en el universo y cualquier inteligencia privilegiada, ya no digamos una de la talla de Vuestra Sapiencia, puede captarlas en forma telepática. Así, estoy convencido que el “90 por ciento de coincidencias” que señaló el dictamen, obedece a que los párrafos de Báez Gutiérrez, escritos apenas el año previo, todavía flotaban en el meta-espacio, y fue de manera aleatoria y accidental como se incorporaron a su masa neuronal, y fue de modo inocente y distraído como fueron transcritos en forma literal (eso sí, sin quitarles ni ponerles una coma).
Y asumiendo sin conceder, como dicen los letrados, aun en el supuesto de que exista un plagio, aplican en este caso varios atenuantes. Si Usía plagió, hay que señalar que no se robó un libro, horrible delito que el papa Pío V condenaba con la máxima pena terrenal y celestial, expresada de esta manera en una bula: “Hai excomunion reservada a Su Santidad contra qualesquiera personas, que quitaren, distraxeren, o de otro qualquier modo enagenaren algun libro, pergamino, o papel de esta bibliotheca, sin que puedan ser absueltas”. Si acaso, que no es lo mismo, Usía se robó ‘el contenido’ de un libro. Y ni siquiera eso: si acaso, apenas usó ‘una parte del contenido’ de un libro, pues el 90 por ciento no es lo mismo que todo, en resumen, un pequeño desliz que el propio Pío V absolvería viendo su falta como lo que es, una peccata minuta.
Además, llegado a este punto, debo confesar a Vuestro Candor que yo soy partidario acérrimo del arte de plagiar. No estoy solo en ello: el gran Voltaire decía que “la originalidad es el arte de ocultar tus fuentes”. Borges fue más allá al sentenciar que uno “es dueño de lo que calla y esclavo de lo que publica” y que “todo escritor es culpable de plagiar”. El poeta Eliot se fue hasta la cocina: “Los poetas inmaduros imitan; los maduros, simplemente roban”. Y Picasso remató: “Todo artista es un ladrón”.
Así pues, hay que calificar como un atropello el dictamen del Comité de Integridad Académica de la UNAM, que concluyó que “la construcción, desarrollo, estilo, contenido, temporalidad, congruencia y manejo de la información” de ambas tesis eran muy parecidas, por no decir igualitas. Hay que repudiar por sus excesos al Comité de Ética, al calificar su trabajo como una ‘copia sustancial’ del trabajo anterior. Y hay que sepultar para el olvido la intromisión del rector Graue quien, sin examen de por medio, reprobó esa ‘conducta reprobable’, a la que describió como una “usurpación de ideas y de talentos”.
Creo acertar si aseguro que nada de eso le quita el sueño a Su Señoría, quien con gran señorío cruzó el pantano de los envidiosos y los réprobos. Tal vez un poco manchada, pero a últimas fechas la he escuchado en los medios hablar del pueblo, de la democracia, de que ahora sí tendremos justicia para todos, de que ya no habrá corrupción, de que no hizo actos anticipados de campaña y de que no ha violado ninguna veda electoral, sino tan solo está informando a la gente, que es tan bruta que a lo mejor se le ocurre no ir a votar. Esa reciedumbre de carácter me ha devuelto la fe perdida.
Así, en este panorama desolador que se llama México, una idea luminosa me ha rescatado de mi propia penumbra, un designio reconfortante al que voy a contribuir el día de hoy con mi granito de arena: ¡Yasmín para presidenta!
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Un tanto influido por la filosofía yucateca que flota en el meta-espacio de mi pueblo adoptivo, puedo asegurar a Vuestra Rectitud que la reforma judicial va a enfrentar uno de los siguientes desenlaces: o sale bien, o sale mal. Veo más probable el segundo escenario, pues la 4T tiene talento sobrado para echar a perder hasta sus más preciadas ocurrencias. Para muestra no le tengo un botón, sino la botonadura completa de un traje de charro: la refinería de Dos Bocas (que trabaja al uno por ciento de su capacidad), la mega-farmacia (que en promedio surte 2.7 recetas diarias), el Tren Maya (que después de un año opera a menos del 20 por ciento), y Mexicana de Aviación (que registra un promedio de 53 pasajeros por vuelo).
Eso para no hablar de los sonoros fracasos que se han registrado en la lucha contra la corrupción (batalla sin avances, ni siquiera milimétricos), la violencia en Sinaloa (ocho meses de balazos), el impuesto a las remesas (que costará a los migrantes unos 2 mil 700 millones de dólares), el caso Teuchitlán (mil 600 pares de zapatos que no eran de nadie), y las negociaciones con la CNTE (que traen parada de cabeza a la Ciudad de México).
Como yo lo veo, Su Probidad, me parece que la 4T es demasiado autocrítica, y trae un severo problema de mala conciencia. Piense en esto: para ser hegemónico, y no hay duda de que el obradorismo lo es, hay que actuar con absoluto descaro. Así se las gastó el PRI durante 70 años: jugaba a las elecciones para arrebatar, aprobaba las leyes para mangonear, repartía el presupuesto para medrar. O sea, igualito que la 4T, pero con la diferencia de que Vuestras Ternuritas aseguran que no son iguales. Da pena ajena ver a Doña Clau en sus mañaneras, aclarando que preside un gobierno de izquierda, para luego defender con denuedo las causas insignia del periodo neoliberal, como el T-MEC y las afores.
La solución no está en que las cosas mejoren, pues eso es imposible en México, sino en actuar con una dosis creciente de desvergüenza. Es cierto, ya militan en la 4T algunos paladines de la impudicia: el muy acomodaticio Monreal, el muy cavernoso Adán Augusto, el muy impresentable Noroña, los muy elásticos Yunes, el muy oportunista Dayán, el muy camaleónico Zaldívar, y los muy expriístas Bartlett-Américo-Menchaca-Layda-Eruviel-Quirino-Pavlovich-OmarFayad-DelMoral-Joaquín-Murat-Durazo-y-Monreal2. La lista es interminable, pero no es suficiente: se requiere aún más cinismo.
Como es fácil prever que la elección judicial será un desastre, que los nuevos jueces serán tan venales como los que se van, que las sentencias se continuarán negociando en lo oscurito, que los juicios no se resolverán con pruebas sino con billetes, y que la justicia seguirá a las órdenes del mejor postor, habrá que enfrentar ese desbarajuste con un máximo de desfachatez.
Y quién mejor que Yasmín Esquivel, que se atrevió a darle tremendo varapalo nada menos que a la UNAM, a colocarle una mordaza que le impide hablar y un amparo que le prohíbe investigar el plagio. ¡Esa es la actitud! Y no con un abuso de autoridad ni con tráfico de influencias, como podría pasar en un país retrógrada, sin con la ley en la mano, con una sentencia emitida por magistrados intachables, de esos que no aceptan consignas ni admiten cochupos (y que, para nuestra fortuna, no son candidatos: seguirán en sus estrados, impartiendo ju$ti$ia con ab$oluta impar$ialidad)
Si Vuestra Integridad estuviera al frente del máximo tribunal, los jueces podrían ser honestos por decreto, inmaculados por oficio, inatacables por consigna y absueltos por sistema. Es más, con las influencias que Su Probidad tiene en el movimiento, habría que promover una reforma constitucional que consagre que todo lo que hace Morena es legal, o viceversa, que nada de lo que haga la 4T es ilegal, sin importar la cantidad de leyes incómodas y de tratados internacionales que se planchen.
¡Esa es la actitud!
Así que yo me sostengo y me mantengo: ¡Yasmín para presidenta!
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Si los astros se alinean, Su Iletrada, si los incautos acuden en masa a las casillas de votación, si ninguna cámara indiscreta filma a los siervos de la Nación repartiendo acordeones, si nadie cuestiona los conteos en lo oscurito, si los periodistas paleros hacen su chamba y, sobre todo, si los ministros entran en razón y la eligen presidente de la Corte, cabe también la remotísima posibilidad de que se cumpla la primera premisa de la ecuación yucateca, o sea, que las cosas salgan bien.
En esa azarosa utopía, a partir del 1 de septiembre tendremos una manzana medio podrida, pues hay que recordar que solo se va a cambiar la mitad del poder judicial. Asumo, entonces, que llegarán a los tribunales una mitad de juzgadores probos y justicieros, un poco amlovers, un poco pejezombis, adalides del humanismo mexicano y de la revolución de las conciencias, a quien en conjunto yo llamaría la mitad rosa de la manzana. Mas ese grupo sin mancha va a tener que convivir dos años con la otra mitad de la manzana, la podrida, la agusanada, la que trató de oponerse a que los corrieran y los humillaran, a quienes en conjunto yo llamaría la mitad manchada de la manzana (pues los gusanos también son rosas).
¡No manche, Su Beatitud! Si la mitad de la manzana está descompuesta, corremos el riesgo de que la otra mitad se descomponga, pues las leyes de la putrefacción indican que es más fácil que los gusanos se pasen al otro lado, y no que suceda el milagro de que los tejidos infectados y hediondos recuperen su frescura.
¿Cuál es la solución para enfrentar esa calamidad? Mi respuesta es categórica: ¡Yasmín Esquivel! No encuentro a nadie que tenga la fuerza y la maña para controlar esa catástrofe anunciada, y eso sin contar los 800 mil juicios que se encuentran rezagados, ni los 90 mil mexicanos que están presos sin sentencia en firme, ni las pavorosas estadísticas que sostienen que de cada cien delitos se denuncian diez, y de cada diez denuncias se castiga una.
Hay que asumir las consecuencias de la hegemonía. Aunque no se sepa bien a bien quién manda en el país, merced al evidente jaloneo entre Doña Clau, la pandilla del Congreso, las entrañas de Morena y el tránsfuga de Palenque, es claro y evidente que se requiere una Corte mandona y tenebrosa, que ponga en práctica la sentencia de aquel glorioso líder revolucionario que se llamaba Gonzalo N. Santos (en algún momento presidente del Senado, como Noroña), quien en su praxis política descubrió que ‘tranquilidad’ deriva de la palabra ‘tranca’.
Si Vuestra Infamia coincide con esa receta, cuente con todo mi apoyo para ministra y con mi decidido respaldo para presidenta. Eso sí, debo advertirle que no iré a la casilla. Usía me comprenderá: atareado como anda uno persiguiendo la chuleta, estoy hecho bolas con los 600 perfiles que aparecerán en mi boleta, y no quiero jugar al tin marín do pingüe en un asunto de tal relevancia para la República. Claro está, aun siendo domingo de futbol y de carnitas, la cosa cambiaría si me hace llegar vía redes un acordeón con los numeritos que le convienen a la Patria, en cuyo caso acudiré puntual a cumplir la cita ciudadana. Mientras tanto, Mi Candidata, cuente con el impúdico y convenenciero voto de
