Antes, el sistema de salud daba respuesta a algunos problemas (generalmente los más graves) a una parte de la población. Siempre han existido problemas de cobertura -sectores de la población que no tienen acceso a servicios de atención en salud- y de calidad. Cuando no se contaba con el acceso o simplemente no se quería acudir a las instituciones públicas, las personas contaban también con un sector privado de atención en salud. Este sistema consistía en hospitales y clínicas de diversos tamaños y, sobre todo, pequeños consultorios particulares. Consultorios que eran microempresas, en donde el médico era el empresario. En ocasiones contaban con una farmacia y algunos empleados que dependían del médico. El profesional de la salud era el dueño del negocio y la finalidad del mismo era brindar consultas médicas. La farmacia trabajaba para el consultorio, no al revés.
Debido a la corrupción, falta de interés y de presupuesto, los servicios de salud pública, desde hace mucho, no cuentan con la capacidad para atender a la población, por lo que las grandes cadenas de farmacia comenzaron a instalar consultorios médicos en donde se brinda atención médica privada a quien lo requiriera. Actualmente, los consultorios adyacentes a la farmacia son uno de los pilares de la atención en salud en México. Esto ha presentado ventajas a la población (como es el bajo precio de la consulta y evitar las colas en el servicio público); pero, también, problemas. Poco a poco, los pequeños consultorios privados fueron cerrando y los médicos migraron a las farmacias o a las torres de consultorios de las cadenas de hospitales. Esto, desde el punto de vista del personal de salud, ha llevado a que el médico ya no sea ahora el dueño de los establecimientos, ya no sea quien fija los precios de su consulta. Ahora los dueños son las grandes cadenas de farmacias y hospitales. El médico ya no es empresario, sino que ahora es empleado o depende completamente de otros para realizar su práctica médica.
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La relación se convirtió farmacia-cliente, ya no médico-paciente. El médico es ahora empleado de la farmacia y brinda servicio a los clientes de su patrón. Recordemos que la finalidad de la farmacia es vender productos y medicamentos, no dar consultas. El consultorio es una manera de atraer clientes. El médico dejó de tener la propiedad del establecimiento, de tener empleados, de ser el jefe de la empresa. Ahora hace lo que dice la farmacia porque si no lo corren y ponen a otro. No es raro escuchar de malos tratos por parte de las farmacias a los médicos que trabajan en sus consultorios. Incluso, en algunas ocasiones, existen incentivos para recetar más medicamentos o algunas marcas en especial. El negocio es la farmacia y el consultorio es sólo un pretexto. Esto es un cambio radical en la atención en salud en México.
Posteriormente, se desmanteló el Seguro Popular porque supuestamente privatizaba la atención en materia de salud y se dio paso a una nueva transformación que pocos entienden. En esta nueva etapa se prometió la basificación del personal, mejores salarios, gratuidad y muchas cosas más. Nada de eso llegó. Fracasó el INSABI, la megafarmacia, la compra de medicamentos; y trajeron médicos cubanos que trabajan en condiciones de explotación, con la única finalidad de mantener bajos los salarios de los médicos. A estos médicos cubanos no los sometieron a exámenes o certificaciones para comprobar sus habilidades o capacidades, simplemente se les dejó entrar para apoyar al gobierno cubano. Los médicos nacionales todavía no tienen bases suficientes, continúan los contratos temporales que explotan al personal. Incluso los directores del IMSS y del ISSSTE ya no son médicos. El médico en México ha perdido su posición tradicional en la sociedad mexicana.
En estos momentos el sistema público está colapsado: sin medicamentos, sin material, los especialistas mal distribuidos, sin recursos. Eso ha llevado a que el sector privado crezca de manera desorganizada. En la actualidad estamos ante la verdadera privatización del sector salud. Los médicos ahora son empleados y la salud está en las manos de los más ricos. Milton Friedman estaría orgulloso de las medidas de salud del gobierno actual: darles a las personas el dinero de manera directa mientras se desarticulan los servicios públicos. Sin duda, en México estamos en un periodo neoliberal en salud.
